La XXX Feria Internacional del Libro de La Habana abrió sus puertas desde el pasado 20 y hasta el 30 de abril en una jornada que reúne a visitantes de 32 países, después de dos años de suspensiones a consecuencia de la pandemia del COVID-19.
«Es muy simbólico que sea una feria del libro la que nos sacuda y nos saque a la calle con una convocatoria cultural, porque el ser humano necesita el contacto físico, que no puede ser sustituido por el vínculo virtual, y la feria posibilita ese intercambio humano, más allá de la virtualidad», comentó el poeta, narrador y ensayista cubano Antonio Rodríguez Salvador.
En la fiesta literaria habanera están 96 expositores, distribuidores y casas editoriales de Argentina, Bolivia, Ecuador, México, Perú, y Venezuela, entre otras naciones, y tiene como país invitado de honor a México, nación que está representada por más de 20 autores en poesía, ensayo, y narrativa, informó Sputnik.
Durante los 10 días en que funcionará este evento cultural, el público asistente disfrutará de más de 900 novedades editoriales y más de cuatro millones de ejemplares de libros.
Rodríguez Salvador explicó que se ofrecerán espacios alternativos, lo que significa que habrá una animación colateral, además de la propuesta de presentar cerca de cuatro millones de libros en diferentes géneros.
Además de su sede habitual en la fortaleza de San Carlos de la Cabaña, un castillo construido en el siglo XVIII en la rivera este de la bahía de La Habana, y que es sede habitual de la feria desde el año 2000, las actividades se extenderán de la ciudad, entre ellos el Pabellón Cuba, los Antiguos Almacenes de Depósito de San José, el Palacio del Segundo Cabo y el Colegio San Gerónimo, los tres últimos en el casco histórico de La Habana Vieja.
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