“El fascismo se cura leyendo y el racismo se cura viajando” (Miguel de Unamuno).-
Está en la retina el “Bus de la Libertad”, recorriendo calles de varias ciudades con frases como “Los niños tienen pene. Las niñas tienen vulva. Que no te engañen”, en contra de la “ideología de género”, rechazando el aborto y las leyes a favor de la identidad de género y derechos LGTBI; los grupos golpeadores con esvásticas nazis y “la araña” de los paramilitares de Patria y Libertad que actuaron en las marchas del “Rechazo”; las arengas ultraconservadoras de los dirigentes del Partido Republicano y el grupo Fuerza Nacional, que tienen vocerías en el Parlamento; las manifestaciones de evangélicos ultraconservadores en poblaciones e iglesias; los actos violentos en contra de mapuche en La Araucanía; las reivindicaciones de la dictadura cívico-militar y la imposición del negacionismo en materia de derechos humanos.
El fascismo ha tomado fuerza en los sectores más reaccionarios de la derecha clasista y racista. Este ha mutado durante años oculto en una democracia no evolutiva como la chilena para renacer con distintas máscaras. Aprovechó la tolerancia de los gobiernos de la Concertación, los cuales permitieron que su semilla comenzara a germinar tras el discurso de los odiosos herederos de Pinochet. No debe tolerarse a los intolerantes nos mencionaba Karl Popper en lo que se ha llamado la paradoja de la tolerancia. Ahora podemos ver a esa oligarquía tóxica llena de miedo por perder sus privilegios otorgados por la ilegítima Constitución fraudulenta de la dictadura y revolcarse en expresiones de mayor odio hacia aquellos que consideran inferiores social y racialmente.
Hay ciertas características que permiten identificar al fascismo y su accionar en la actual coyuntura social.
1- Exaltación del patriotismo: donde la visión de nación se manipula para manejar a las masas, conectándolas a un sentido de pertenencia basada en la desconfianza hacia todo lo que es extranjero. Maneja toda la xenofobia contra los inmigrantes, viéndolos como causa del problema de la crisis sistémica actual. Se ha convertido al extranjero como el culpable de la pérdida de empleos.
2- Desdén hacia la defensa de los Derechos Humanos: percibe a los DD.HH como un enemigo que debe ser erradicado. Por eso defienden posturas como leyes antiinmigrantes, discriminación hacia los homosexuales, racismo y apoyo a acciones de exterminio realizada por dictadores.
3- En cuanto a la religión: la utilizan como un arma de dominación y control de los grupos sociales menos educados. Esta forma de maniobra del fascismo, extremadamente peligrosa, se escuda en la libertad de expresión y religión para sembrar los gérmenes de la intolerancia hacia otras realidades diversas. Las posiciones contra homosexuales, musulmanes y judíos vienen marcadas con grandes argumentos de intolerancia e interpretación de los textos bíblicos a su antojo y conveniencia. En Chile se puede ver en la alianza de grupos religiosos evangélicos con la dictadura de Pinochet y los sectores de Opus Dei con las castas sociales de extrema derecha.
4- Los intelectuales y la cultura son enemigos del Estado: son sectores, que en el aspecto político, se activan como una reacción de sociedades cansadas del sistema, y su apoyo social son los remanentes menos interesados en el conocimiento y la educación. Para ellos, la cultura es un enemigo.
5- Eliminación de las prestaciones sociales y desconfianza en las organizaciones sindicales: elimina los beneficios hacia las mayorías más desprotegidas. La capacidad deshumanizada de esta ideología va en contra de la dignidad humana y la solidaridad. Definen a la gente con menos recursos como fallas del sistema, mediocres, fracasados, faltos de competitividad e inferiores, ya que no pueden funcionar en un sistema basado en el lucro excesivo.
6- El clasismo: siempre se defienden imponiendo el miedo y son totalmente clasistas hacia lo que consideran inferior a su conciencia de clase. Segmentan a las personas por su color o ingresos, y sus líderes lo saben y usan a la masa ignorante que les sirve de seguidores, como reproductores de este odio. En Chile es claro el clasismo por el apellido y por zona en que se vive. Eso termina marcando el futuro de millones de personas que por nacer en un barrio de “rotos” o “lumpen” son vistos como inferiores. Se debe recordar el escándalo público realizado por grupos de extrema derecha cuando se habló de habilitar viviendas sociales en la zona de la rotonda Atenas por Joaquín Lavín. Eso es ejemplo claro del problema del clasismo en Chile, algo que no se quiere tocar en las discusiones por un cambio de visión de país.
7- El militarismo: el fascismo se conecta directamente a una sociedad como si fuera una organización militar. Para ellos, las FF.AA. son su soporte armado para poder mantener las estructuras de control. Ocupan la inteligencia militar y el espionaje sobre los ciudadanos para dominarlos por el miedo.
¿Qué más ha significado el fascismo para Chile y sus pueblos?
Fascismo en Chile fue la toma del poder por medio de la violencia de las armas. El bombardeo y asalto de La Moneda, estando allí el Presidente de la República democráticamente elegido.
Fascismo en Chile fue cinismo. Pinochet el 11 de septiembre de 1973 aseguró: “Este no es un golpe de Estado, sino un movimiento militar que pretende recuperar el país por la senda de la legalidad y de la constitucionalidad, manteniendo a la gente con sus derechos y libertades. Hoy nace un Chile nuevo, en que no hay vencedores ni vencidos”.
Fascismo en Chile fue un genocidio en nuestra patria, la brutal violación de los derechos humanos. Cinco instancias oficiales estudiaron los atropellos a los Derechos Humanos bajo la dictadura: la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación o Comisión Rettig, la Comisión Rettig II, la Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación (1992), la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura o Comisión Valech (2004) y la Comisión Valech II (2010). Las cinco, luego de recibir miles de testimonios, evacuaron un informe. De la suma de todos estos informes, las cifras oficiales entregan un total final de 3.227 víctimas: 2.125 asesinados y 1.102 detenidos desaparecidos.
Además, los agentes de la dictadura detuvieron y torturaron a 31.831 personas. Más de 200 mil personas fueron lanzados al exilio, repartidas en 50 países.
Fascismo en Chile fue la violencia contra mujeres disidentes apresadas y torturadas durante la dictadura. Ésta se orientó a una violencia de género, que iba desde la violencia psicológica -con respecto a su condición de mujer-, hasta el uso de la violencia sexual, como método de tortura inicial o reiterado que sumaban una consideración más a la violencia política. Destaca por esto, el castigo de carácter sexual y de género en sus sesiones de interrogatorio y tortura, que operó con un tipo de ideario sociocultural fundamentado en las desigualdades relacionales entre géneros, y que condujeron a pautas determinadas de castigo marcadas por su condición de mujeres. A lo menos, diez de las mujeres detenidas desaparecidas estaban embarazadas.
Fascismo en Chile dañó física y psicológicamente a niños y jóvenes. La Comisión Valech dio a conocer las formas por las cuales los niños fueron detenidos, entregando así tres situaciones:
“-Detenidos por sí mismos: menores de 18 años detenidos por actividades de militancia política y/o participación social. Estos son 978, lo que representa 90,5% del universo de menores acreditados como víctimas por esta Comisión.
-Detención y prisión junto a la madre y/o ambos padres: del universo de 91 menores que calificó, 87 fueron detenidos junto a uno o a ambos padres apresados en similares condiciones, permaneciendo en los recintos donde sus padres estaban detenidos y eran torturados. Los otros 4 niños estaban en gestación cuando sus madres fueron detenidas y torturadas.
-Nacidos en prisión: la madre fue detenida encontrándose embarazada y el parto se produjo mientras ella se encontraba en prisión. La mayoría de las veces el hijo permaneció junto a ella durante el tiempo de reclusión. De los casos calificados, 11 personas vivieron esta situación.”
Fascismo en Chile fue barrer con todo elemento democrático: quemar los Registros Electorales, prohibir y perseguir los partidos políticos y las organizaciones sindicales, disolver el Congreso Nacional, para ser reemplazado por un nuevo poder legislativo… los comandantes en jefe de las tres ramas de las FF.AA. y el General Director de Carabineros.
Esta ideología se declaró enemiga de los trabajadores.
El Decreto-Ley N° 12, del 17 de septiembre de 1973, ilegalizó la CUT; el D.L. 198, prohibió las elecciones sindicales, colocando a los sindicatos bajo control militar y eliminó el fuero sindical; el D.L. 43 suspendió la negociación colectiva y el derecho a huelga.
Por otra parte, los sueldos sufrieron una gran reducción. Se calcula que en el período entre 1974 y 1980 los sueldos reales equivalían apenas a tres cuartos de los de 1970. En cuanto al desempleo, este aumentó de manera muy considerable. La bajada de aranceles y otros factores llevaron a que la cesantía llegara a un 30% entre 1982 y 1983.
En 1978 el Plan Laboral, redactado por José Piñera, entonces ministro del Trabajo, contra los trabajadores chilenos, contenía dos decretos leyes que incluían cuatro ejes fundamentales:
a) Negociación colectiva reducida a cada empresa, sin posibilidad de coordinación entre sindicatos de distintas compañías.
b) Huelgas en las que no se paralizaban las faenas y consideraban el reemplazo de los trabajadores.
c) Libertad sindical que entregaba la posibilidad de formar varios sindicatos con pocos miembros para despojarlos de su carácter único.
d) Despolitización sindical al obligar a los sindicatos a tener como preocupación solo su lugar del trabajo, evitando así que se constituyan como agentes de cambio social.
Hubo, asimismo, constante disminución del gasto en salud. En 1975 el gasto público en salud era un 4% y en 1976 un 14% inferior a aquel de 1969. El gasto en salud por habitante, por su parte, es en los mismos años un 14 y un 24% inferior. A pesar de haber una recuperación, en 1979 el gasto en salud por habitante sigue estando por debajo del nivel de 1969-1970. Ya entonces se gestaba el desmantelamiento de la salud pública fugando recursos económicos y profesionales al incipiente sector privado de salud. Todo esto al alero de las nuevas normativas y que culminarían con la Constitución Política de 1980.
Uno de los principales cambios fue la creación de las Isapres, personas jurídicas que sustituyeron el rol del Fondo Nacional de Salud (Fonasa) en la administración de fondos, y el de los Servicios de Salud en el otorgamiento de prestaciones médicas y que fueron consecuencia de la disolución de las formas previsionales antiguas (Seguro Obrero, Cajas de Previsión, Servicio de Seguro Social) y su separación de la salud.
Se impuso también un profundo proceso de contrarreforma agraria, que revocó los acuerdos y logros alcanzados hasta ese momento y desató el terrorismo de Estado contra los campesinos.
El Ejército se adueñó de miles de hectáreas que la Reforma Agraria de los gobiernos de Frei y Allende entregó a familias del agro. Algunos campesinos debieron trabajar para los militares y pagarles para alimentar a sus animales, como los de la Hacienda Río Colorado (San José de Maipo). Parte de ese enorme terreno se vendió en 1996 a precio irrisorio a Cementos Biobío, propiedad del entonces presidente de la Fundación Pinochet, Hernán Briones. La dictadura devolvió el 28% del sector reformado a los antiguos propietarios y entre un 20% a 30% fue rematado a precios muy bajos, específicamente los predios en conflicto judicial o en posesión de campesinos perseguidos por el terrorismo estatal.
Aproximadamente la mitad de las solicitudes de parcelas hechas por los campesinos fueron rechazadas por la dictadura, lo que correspondía a 33.000 familias rurales excluidas del derecho a tierra por no alcanzar suficiente puntaje.
Como resultado de la contrarreforma agraria, en las comunas de Lautaro, Ercilla, Collipulli, Lumaco, Lonquimay, Carahue y Nueva Imperial fueron devueltos a los antiguos propietarios 98 predios, con un total de 100.392,3 hectáreas, de las 155.113,8 hectáreas que correspondían a los 164 predios expropiados entre 1972 y 1973. Además se remataron tres predios ocupados por mapuches, con una superficie de 1.478,2 hectáreas y se parcelaron 63 predios, con un total de 53.204,88 hectáreas.
El proceso de contrarreforma agraria estuvo acompañado por una fuerte represión, especialmente violenta en aquellos predios donde la Reforma Agraria había beneficiado a mapuches. Se fusiló y se hizo desaparecer a dirigentes y asentados mapuches, se encarceló y torturó, a la vez que se revocaban la mayoría de los predios donde los mapuche habían recuperado tierras. El Informe Rettig de la Comisión de Verdad y Reconciliación, constata la existencia de 136 mapuches muertos o desaparecidos durante la dictadura.
En cuanto a la ofensiva contra la educación pública, en 1973 el Ministerio de Educación y las instituciones escolares quedaron bajo el mando de la Armada y el Ministerio del Interior, quienes comienzan una profunda revisión del Currículum Escolar Nacional incorporando, en él, una lógica focalizada en principios nacionalistas, dando así inicio a un fuerte proceso ideologizante de todo el sistema educativo. Estos cambios estructurales fueron acompañados de una notable disminución del presupuesto fiscal para el área en cuestión.
Se decretó la municipalización de la educación. Además, a pocas horas de terminar su dictadura, el 10 de marzo de 1990, Pinochet dictó la Ley Orgánica Constitucional de la Enseñanza (LOCE), que instauró un descontrolado comercio con la educación. En nombre de la llamada libertad de enseñanza, se entregó esta, que debiera ser directa responsabilidad del Estado, a empresarios preocupados de obtener solo el máximo de ganancias económicas.
Se ejercieron acciones contra los docentes y todos los trabajadores de la educación. A lo menos 115 de ellos fueron asesinados o figuran en la lista de detenidos desaparecidos. Cerca de 10 mil fueron exonerados. Cientos de ellos sufrieron la pérdida de parte de sus remuneraciones. Esta última es la llamada deuda histórica que, surgió por el desconocimiento por parte de la dictadura del reajuste salarial, que desde 1981 debían haber recibido los profesores por concepto del Decreto Ley 3.551, que estableció un alza de hasta un 90% del sueldo base para todos los funcionarios públicos.
Luego del traspaso de las escuelas y liceos públicos a los municipios, el reajuste acordado fue desconocido por los nuevos sostenedores y los docentes no recibieron este beneficio dañando sus ingresos mensuales y más tarde sus pensiones.
En cuanto a la imposición de la Constitución de 1980, fue concebida como una camisa de fuerza para la democracia, con una serie de cerrojos para restringir la intervención política sobre el legado de la dictadura.
Jaime Guzmán, su principal ideólogo, señaló que la Constitución debía asegurar:
«Que si llegan a gobernar los adversarios, se vean constreñidos a seguir una acción no tan distinta a la que uno mismo anhelaría, porque el margen de alternativa que la cancha imponga de hecho a quienes juegan en ella, sea lo suficientemente reducido para hacer extremadamente difícil lo contrario”.
Por otra parte, se privatizaron 725 empresas y activos pertenecientes a la CORFO. De ellas, 343 fueron devueltas a sus dueños por estar requisadas o intervenidas. 35 fueron privatizadas dos veces. Las llamaron el área rara, porque fueron privatizadas, quebraron, por lo que la dictadura las estatizó, les dio solvencia, y las volvió a privatizar. En su mayoría fueron bancos afectados por la crisis de 1982 y los créditos no pagos y las recién constituidas AFP.
Se redujeron los impuestos sobre la renta y sufrieron un alza los de valor agregado, para cubrir las necesidades presupuestarias. Esto benefició a las rentas altas y a las empresas frente a los trabajadores.
Hubo un sistemático ataque contra la cultura. La dictadura retiró el derecho de publicación a gran parte de la prensa, excluyendo solamente a los diarios El Mercurio y La Tercera de la Hora, los cuales estaban bajo el mando de los golpistas, para así poder controlar el manejo de la información.
Libros y otras publicaciones asociadas con la Unidad Popular o la ideología comunista fueron quemados de manera simbólica y en público, eventos que de vez en cuando incluso se transmitían por los canales de televisión.
Sin embargo, estos hechos hicieron notar la ignorancia de los militares, ya que también se quemaron libros por equivocación, como fue el caso por ejemplo de los libros sobre el cubismo, que en algunas ocasiones fueron quemados porque los encargados pensaban que se trataba de libros sobre Cuba.
El ejército también ametralló instituciones culturales importantes del país como el Museo de Bellas Artes y la Escuela de Bellas Artes. Se cerraron galerías y se repintaron los murales políticos que habían florecido bajo el gobierno de Allende, con el fin de borrar la Unidad Popular de la memoria histórica chilena.
En síntesis, los pseudo patriotas son una masa no pensante, pedestre y violenta que validan ilegítimos e ilegales métodos de acción callejera y gubernamental para hacer sucumbir a la gran mayoría del pueblo… Pueblo que durante casi toda la historia de Chile ha sido continuamente dejado de lado por las cofradías más privilegiadas… Eso es lo que, finalmente, defienden los “patriotas”.
Por Jorge Molina Araneda