La ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF) publicó este martes su ranking anual de la libertad de prensa en mundo, en el que ubicó a Chile en el puesto 82, lo que refleja un descenso de 28 lugares respecto de la medición del año pasado, la cual es liderada nuevamente por Noruega.
En su Clasificación Mundial de Libertad de Prensa 2022, la organización, con sede en París, evalúa el ejercicio del periodismo en 180 países. un proceso en el que ha registrado los efectos desastrosos del caos informativo, con la multiplicidad de información falsa y propaganda difundida en internet.
En el caso de Chile, la agrupación, que lleva 25 años haciendo su ranking, afirma que aunque la libertad de prensa está garantizada en la Constitución y en el ordenamiento jurídico, «no siempre se respeta en la práctica», por lo que destaca que «el periodismo de investigación pierde terreno y las agresiones a periodistas se multiplican».
En esa línea, RSF destaca que «el recrudecimiento de las manifestaciones y protestas, y el cuestionamiento del modelo político actual han dejado al descubierto las violencias perpetradas contra los periodistas por la policía y los organismos de inteligencia militar. Las leyes existentes son poco eficaces para proteger a los profesionales de la información y, a pesar de algunos avances, los ataques contra los periodistas y los medios siguen quedando mayoritariamente impunes».
La ONG, asimismo, remarca que la población chilena «demanda cada vez más un mayor pluralismo informativo, lo que impulsa el desarrollo de medios alternativos, que aún carecen de profesionalidad y de fuentes de financiación estables«.
Por estas razones, Chile bajó 28 lugares respecto del ranking de 2021, donde se ubicaba en el puesto 54. Esto lo posiciona también en el grupo de países cuya situación ante la libertad de prensa es considerada «problemática».
El fuerte descenso se da en ocasión de los 25 años de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa de RSF y justo cuando se adoptó una nueva metodología, con nuevos indicadores (contexto político, contexto legislativo, contexto económico, contexto sociocultural y seguridad de los periodistas).
Entorno deteriorado y tóxico en América
En su análisis para América, la ONG plantea que en casi todo el continente, los periodistas desarrollan
su labor informativa en un entorno cada vez más deteriorado y tóxico. Como ya sucediera en 2020, la
crisis del coronavirus ha supuesto un acelerador de la censura, ha generado graves dificultades económicas a la prensa y ha planteado serios obstáculos para acceder a la información sobre la gestión de la pandemia por parte de los gobiernos de Latinoamérica.
La desconfianza hacia la prensa ha seguido ganando terreno, alimentada por una retórica contra los medios y una generalización de los discursos estigmatizantes por parte de la clase política, especialmente en Brasil (puesto 110º de la Clasificación), Cuba (173º), Venezuela (159º), Nicaragua (160º) y El Salvador
(112º).
Asimismo, señala qe cada vez más visibles y virulentos, estos ataques públicos fragilizan a la profesión y alientan procedimientos judiciales abusivos, campañas de difamación e intimidaciones -especialmente contra las mujeres- y acoso en Internet contra los periodistas críticos.
Según RSF, Nicaragua (160º) protagoniza el mayor descalabro (pierde 39 posiciones) y entra en la zona roja de la Clasificación.
Adicionalmente, la situación en El Salvador (112º), que registra por segundo año consecutivo una de las caídas más pronunciadas de América Latina (-30), es también extremadamente preocupante. Desde su llegada al poder en 2019, el presidente Nayib Bukele juega al peligroso juego de multiplicar los ataques y amenazas contra los periodistas críticos con su administración, creando así la imagen de una prensa enemiga del pueblo.
«Esta deriva autoritaria se acompaña de cambios en el marco jurídico (como la “Ley de Agentes
Extranjeros” u otras modificaciones del código penal) que hacen que el trabajo de la prensa sea aún más
complejo», indican en el comunicado.
Con al menos siete periodistas asesinados en 2021, México (127º) se mantiene como el país más mortífero del mundo para la prensa y se sitúa en la posición 179 sobre 180 del indicador de seguridad para los periodistas.
En contraste, Costa Rica sigue siendo la excepción, al ubicarse en el puesto 8º en la Clasificación.
Según la ONG, Estados Unidos ha recuperado algunas posiciones en la Clasificación de 2022 (42º, +2 puestos) gracias a las mejoras que se han producido con la Administración de Joe Biden, como por ejemplo, la restauración de las conferencias de prensa en la Casa Blanca y en la agencia federal de la salud.
Sin embargo, advierte que la mayoría de los problemas recurrentes que afectan a los periodistas
siguen sin resolverse. Entre ellos, la desaparición de los periódicos locales, una polarización sistemática de los medios y una erosión del periodismo por el efecto de las plataformas digitales, todo ello en un clima de animadversión y agresividad hacia los periodistas.
En el caso de Canadá RSF plantea que aunque esta nación renueva con fuerza su compromiso
con la protección y la práctica efectiva de la libertad de prensa internacional, los periodistas canadienses han sido, en 2022, objeto de hostilidades, prohibiciones de acceso, amenazas de muerte y agresiones físicas, mientras cubrían el llamado “Convoy de la Libertad”, una manifestación contra la política sanitaria del gobierno.
Otro dato preocupante: las autoridades canadienses detuvieron a periodistas que cubrían una manifestación local contra un oleoducto, en la Columbia Británica. Estos dos hechos explican que Canadá jaya perdido cinco posiciones y se sitúe en el puesto decimonoveno de la Clasificación (19º).
Por su parte, la zona del Caribe, Trinidad y Tobago (25º) ha progresado significativamente. El país debe su
remontada en la tabla a una decisión de la Corte Suprema a favor de la protección de las fuentes periodísticas, que puede tener importantes repercusiones en los medios de toda la región.
Guyana (34º) también ha ganado varias posiciones en la Clasificación de 2022 gracias a un panorama mediático sólido y al hecho de que los periodistas trabajan, en general, en un entorno seguro, sin temor a actos violentos o agresiones físicas