El uso de instituciones públicas para buscar información contra las urnas electrónicas en Brasil, constantemente criticadas por el presidente Jair Bolsonaro, ocurre desde 2019 y envuelve a altos cargos del Gobierno y a la Agencia Brasileña de Inteligencia (Abin), según una investigación de la Policía Federal, de la que se hace eco Folha de Sao Paulo.
Según la Polícia, las investigaciones apuntan que estarían involucrados el general Luiz Eduardo Ramos, jefe de la Secretaria General de la Presidencia, y Augusto Heleno, jefe de Gabinete de Seguridad Institucional.
La investigación fue un pedido de Alexandre de Moraes, juez de la Corte Suprema tras una retransmisión de Bolsonaro en las redes en 2021 donde, sin presentar prueba alguna, dijo que el sistema de votación electrónica era «fraudulento».
El mandatario dijo también que había sospechas de fraude en las elecciones de 2014, cuando resultó electa Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT). El mandatario utilizó como prueba una hoja de cálculo elaborada Marcelo Abrileri, un técnico en electrónica.
Cuestionado por la Policía, Abrileri comentó que tuvo en el Palacio de Planalto una reunión -en las que participó Bolsonaro- cuyo tema fue «los indicios de fraudes en las urnas», y donde expuso sus descubrimiento sobre los posibles fraudes de las elecciones de 2014.
Al ser preguntado por la Policía sobre el contenido de aquellas informaciones, Abrieli se limitó a decir que «no recordaba».
Por otro lado, el perito criminal Ivo Peixinho, especialista en crímenes cibernéticos, aseguró que, entre 2019 y 2020, el Gobierno federal, a través de Abin, buscó información sobre la seguridad del sistema electoral brasileño.
La comisaría Denisse Ribeiro consideró que la búsqueda de información para desacreditar el sistema electoral es un hecho más relacionado con la organización criminal investigada en un caso de milicias digitales, y que usan las redes para socavar la imagen de la democracia.
Ribeiro matizó que las declaraciones de Bolsonaro en las redes en 2021 se realizaron con el «claro propósito de desinformar y llevar a error a sectores de la población sobre la equidad del sistema de votación«.
Bolsonaro, un excapitán del Ejército, lleva años con una campaña de desprestigio al sistema electoral brasileño, uno de los más informatizados del mundo. En 2018, dijo que habría ganado la elección en el primer turno si no hubiera habido fraude.
Sin prueba alguna, el presidente repite que el sistema de voto electrónico utilizado desde 1996 en Brasil se presta al fraude, pues considera que las urnas pueden ser pirateadas fácilmente.
La oposición y representantes del resto de poderes han visto en estas declaraciones una amenaza a la normalidad democrática por parte de un mandatario, que nunca ha ocultado su admiración por la dictadura militar que vivió Brasil (1964-1985).
Fuente: RT.