BijaRi y sus intervenciones en Sao Paulo

Invitado por el Centro Cultural de España, estuvo hace unos días en Chile el arquitecto y artista del colectivo brasileño BijaRi, Rodrigo Araujo. En el marco del Seminario ‘Arte, estética y política urbana: Pensamiento y prácticas artísticas y sociales en el espacio público en América Latina’, organizado por dicho instituto.

El colectivo BijaRi relaciona en sus obras el arte, la política y la ciudad. También apuestan por establecer una relación entre las disciplinas artísticas e intervenciones urbanas y la educación radica ligada a movimientos sociales. Fue formado en 1997 y es integrado por artistas y arquitectos, quienes diseñan videos y proyectos de arte en diversos soportes y tecnologías.

Uno de sus ejes de trabajo han sido las intervenciones urbanas, cuya trascendencia los ha llevado a presentar su trabajo en exposiciones como las Bienales de La Habana el 2003 y 2006; y en el Kollective Kreativitat en Alemania el 2005.

Una de las acciones más destacadas fue su intervención en un edificio ocupado en el centro de Sao Paulo, la que por extensión terminó siendo un pabellón de la Bienal de La Habana el 2006. Rodrigo Araujo contó a El Ciudadano algo de dichas experiencias.

¿Cómo es que partieron en un edificio ocupado que terminó siendo un pabellón de la Bienal de La Habana?

– Fue porque diversos colectivos artísticos trabajaron durante 13 años en un edificio okupa del centro de Sao Paulo. Tres mil personas viviendo en un edificio en medio de la ciudad es algo muy loco para un artista, por lo que había ánimo y ganas de trabajar con esa gente. Pero un proceso del municipio para sacarlos de allí nos llevó a reflexinar más nuestro vínculo con ellos y los colectivos empezaron a hacer acciones de visibilidad, para que o ocurra con muchas otras tomas que hay desalojo y nadie se entera.

Mientras los invitaban a la bienal en Cuba.

– Sí, nos habían invitado para la versión de La Habana 2006 para hacer una acción especial sobre los colectivos y empezamos a ver que enviábamos al encuentro. Pero pensando más la situación, decidimos hacer una exposición e inaugurarla dentro del edificio en toma. Sería así una extensión de la Bienal, pero en Sao Paulo. Esto salió en los periódicos, creo una resistencia cultural y fue una ayuda para cambiar la discusión pública de lo del desalojo.

¿Qué sacaron con ello?

– Que el arte puede servir a los movimientos sociales al momento de crear o cambiar la percepción sobre sus movimientos dadas por los medios. Otros colectivos de teatro fueron a trabajar allí y lo que hicimos ayudó a que cambiara la situación de una lucha desigual. Es una estrategia de visibilización con herramientas artísticas.

Ustedes usan el concepto de ‘ocupación subjetiva’ ¿de qué se trata?

– Es pensar quien gana la guerra de las informaciones. Por ejemplo, en Chiapas los zapatistas consiguieron a través de una estrategia de medios lograron mostrar su revolución, que no era la manera habitual de representación.  Así, cuando iniciamos una obra artística pensamos en qué acción representa de mejor forma lo que queremos decir. A partir de una situación real, se identifica el conflicto, se hace la investigación y se elaboran estrategias de visibilización y acción que terminarán interviniendo sobre lo real. La ocupación subjetiva busca transformar la situación real.

Otro colectivo brasileño, Contrafilé, también ha trabajado en espacios urbanos ¿qué acción rescatas de ellos?

Una acción en la que instalaron una catraca como un monumento en un parque de estatuas. La acción de investigación artística fue para la descatracalización de la propia vida. Una estatua así se convirtió en un símbolo muy fuerte de resistencia al tener que pagar por todo. Luego de la acción, los estudiantes que pedían rebaja del pasaje escolar usaban la catraca como símbolo. Fue como ir del no pago al contra control.

MÁS INFO:
http://www.bijari.com.br/

El Ciudadano