-Su reciente visita a Argelia y Omán despertó un gran interés. ¿Cómo calificaría sus resultados? ¿Por qué ha escogido precisamente estos Estados?
-Estamos en contacto con todos los países interesados. En cuanto a este viaje, fue planeado hace tiempo, con la agenda y plazos de las visitas acordados.
En Argelia hemos mantenido unas negociaciones fructíferas y extensas con el Presidente del país, Abdelmadjid Tebboune, y con el ministro de Asuntos Exteriores del país, Raptan Lamarra. Hemos subrayado que nuestras relaciones se basaron durante largos años en la Declaración sobre cooperación estratégica firmada por los presidentes de ambos países en 2001. Desde entonces los vínculos bilaterales se fueron desarrollando en una serie de esferas de una manera intensa, exitosa y estratégica. Me estoy refiriendo al diálogo político que mantenemos con regularidad, al comercio, cuyos indicadores ofrecieron en 2021, a pesar de la época postpandemia, un cierto crecimiento, superando la cifra de 3.000 millones de dólares, la economía, las inversiones conjuntas, la cooperación en el marco del formato OPEC+, Foro de Países Exportadores de Gas (FPEG), además de estrechas relaciones técnico-militares e intercambios de carácter cultural y humanitario.
Hemos llegado a la conclusión de que nuestras relaciones están cobrando una nueva dimensión. Esta idea fue formulada por la parte argelina y debería plasmarse en el pertinente documento que ha empezado ya a redactarse. Contamos con que durante la visita del Presidente de Argelia Abdelmadjid Tebboune a la Federación de Rusia que habrá de efectuarse por invitación del Presidente de Rusia, Vladímir Putin, firmemos tal documento.
Apreciamos el hecho de que los países del mundo árabe se nieguen a seguirle la corriente a los países occidentales y tengan una visión objetiva de lo que está ocurriendo en Ucrania, dándose cuenta de los motivos de la actual situación. Estos últimos consisten en que nuestros interlocutores occidentales se niegan en rotundo a acordar medidas que garanticen una seguridad paritaria e indivisible en nuestra región común. Es plausible que no se sumen a las sanciones antirrusas.
En cuanto a Omán, fue la primera visita desde que subió al trono el nuevo Sultán, Haitham bin Tariq Al Said, que me dispensó una cálida acogida y me dedicó mucho tiempo. Aprecié sobre todo el gesto de Su Majestad, puesto que el protocolo de Omán no contempla este tipo de contactos con visitantes con rango de ministro. Nuestras detalladas negociaciones pusieron de manifiesto que contamos con unas extensas potencialidades en el desarrollo de los vínculos económicos y comerciales. Nos gustaría que alcanzaran el nivel del diálogo político que transcurre en un ambiente de confianza. Se vislumbran no pocas perspectivas en las esferas de la energía y de las tecnologías de la información y comunicación. En la esfera de la cultura también hay proyectos prometedores. En pasado mes de marzo concluyó la exposición albergada por el Museo Nacional de Omán y dedicada al arte islámico en Rusia. Desde 2015 están cooperando el Museo Estatal Hermitage y el Museo Nacional de Omán. Ambas entidades organizaron exposiciones en sendos espacios.
-¿Cuáles son los detalles de su próxima visita?
-Mi próxima visita se celebrará en breve: el 31 de mayo y el 1 de junio, correspondiendo a las invitaciones que me fueron formuladas, tengo previsto visitar Baréin. El día 1 de junio en Ryad se celebrará la reunión de turno del Foro de Ministros de Asuntos Exteriores en formato Rusia – CCEAG (Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo). Este Foro lleva bastante tiempo existiendo, pero, debido a la pandemia, se produjo una pausa en nuestras reuniones. Ahora nuestros amigos propusieron reanudarlas. Habrá además reuniones bilaterales con casi todos los participantes de dicho organismo.
UN MUNDO MULTIPOLAR EN GESTACIÓN
-¿Qué opina de la postura de los países árabes con respecto a la crisis ucraniana?
-Acabo de comentar, contestando a la pregunta anterior, que todos los países árabes asumen una postura responsable. Ello prueba que se guían exclusivamente por sus intereses nacionales y no están dispuestos a sacrificarlos por ninguna aventura geopolítica. Basamos nuestras relaciones en el respeto mutuo, nos mostramos comprensivos con respecto a los intereses de los países árabes en relación con las amenazas a su seguridad. A su vez entienden las amenazas a la seguridad de la Federación de Rusia que los países occidentales llevan creando más de una década a lo largo de nuestras fronteras, buscando usar a Ucrania para disuadir a Rusia y causarnos graves daños.
-¿Cree que los países árabes podrán continuar con esta línea política a pesar de la presión que es ejercida en ellos por los países occidentales -la alianza anglosajona, sobre todo?
-El descaro de la alianza anglosajona es infinito, podemos cerciorarnos de ello todos los días. En vez de cumplir con sus compromisos, de acuerdo con la Carta de la ONU y respetar, tal y como allí se indica, la igualdad soberana de los Estados, renunciando a la injerencia en sus asuntos internos, Occidente a diario envía, a través de sus embajadores y emisarios, a cada capital y no solo del mundo árabe, ultumátums, chantajeándolas abiertamente con diferentes factores. Amenaza a sus interlocutores con que se van a arrepentir de no unirse a las sanciones contra Rusia. Es una manifiesta falta de respeto hacia Estados soberanos. Las reacciones que presentan los países árabes y casi todos los Estados de Asia, África y América Latina, demuestra que estos países no quieren perder su dignidad como naciones, corriendo detrás, como si de criados se tratara, de sus “compañeros mayores” y cumpliendo dócilmente sus indicaciones.
La situación actual es muestra de la mundividencia colonial, las costumbres de nuestros interlocutores occidentales allí siguen. EEUU y Europa, fieles a su estilo histórico, siguen operando con categorías coloniales de la época cuando mandaban sobre el resto de los países. Eso está mal y es muy triste, pues va en contra del curso de la Historia, que consiste objetivamente en que estamos presenciando la formación de un mundo multipolar con varios centros de crecimiento económico, poderío financiero e influencia política. Todos tienen ya claro que China y la India son dos economías de vertiginoso desarrollo y gran influencia, al igual que lo son Brasil y otros países de América Latina. En África las potencialidades de sus grandísimas reservas naturales se vieron refrenadas por los colonialistas y así continúan en la época de neocolonialismo que no ha acabado todavía. Es por ello porque África está levantando ahora su voz. No cabe la menor duda de que el Oriente árabe es uno de los pilares o de los centros del mundo multipolar que se encuentra en proceso de formación.
-Hablamos de las buenas relaciones que tienen Rusia, China y la India. ¿Podrían formar una alianza que haga de contrapeso a la hegemonía estadounidense?
-Nunca formamos alianzas contra nadie, nunca somos amigos “contra” otros países. Tenemos una extensa red de organizaciones que desde hace años formamos junto con nuestros socios. Mencionaré las estructuras que se crearon tras la integración de la Unión Soviética, la CEI, la OTSC, la UEEA. Si hablamos en términos geográficos más abarcadores, serían la OCS que ha establecido y está fomentando unos vínculos estrechos con la UEEA, la homologación de los proyectos de la integración euroasiática con las iniciativas chinas, el Cinturón y la Ruta de la Seda. Se ha firmado un acuerdo entre la UEEA y la RPC [República Popular China]. La homologación se aplica en unos territorios cada vez más extensos, así, además de la cooperación entre la UEEA y la OCS, dichos organismos tienen firmados memorándums de interacción con la ASEAN. El proyecto Gran Eurasia, o la Gran Asociación Euroasiática, debe abarcar todo el continente euroasiático. Lo dijo hace seis años el Presidente de Rusia, Vladímir Putin, durante la Cumbre Rusia-ASEAN. Este Foro se orienta a la situación “sobre el terreno” y tiene dimensión euroasiática.
Muchos países del mundo árabe se muestran interesados por establecer relaciones de socios con la OCS, donde están representando el resto de las subregiones de nuestro enorme continente común. Estos procesos de creación de alianzas constructivas y positivas, lejanas del antagonismo y de la orientación contra alguien van adquiriendo carácter global, lo que se manifiesta en el desarrollo de los BRICS que ahora son cinco países: Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica. Nuestros amigos sauditas y Argentina muestran interés por este organismo. El ministro de Relaciones Exteriores argentino, Santiago Cafiero, expresó el deseo de su país de convertirse en miembro de pleno derecho de BRICS.
Se está preparando una nueva Cumbre de la organización en cuestión. En el marco de la misma será creado un formato especial que acogerá a más de diez países en vías del desarrollo. Estos procesos siguen. Sabemos que nuestros interlocutores occidentales tienen numerosas fobias y complejos, de superioridad, de infalibilidad y demás. Son presas también de la paranoia que les hace temer ánimos rebeldes por todas partes y ver amenazado su dominio. Ya es hora de que se deshagan de ese comportamiento y hábitos.
ARMAS BIOLÓGICAS
-El tema del desarrollo por EEUU en Ucrania de armas biológicas, a pesar de las pruebas aducidas por Rusia, no parece haber provocado preocupación alguna en los países occidentales. ¿Qué habría que hacer para que el mundo se dé cuenta de lo peligroso que es? Veo en la prensa árabe que aquí la gente considera que el momento de enseñar a Rusia cómo estaban funcionando los laboratorios, es histórico.
-Estamos ante una violación directa de la Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, la Producción y el Almacenamiento de Armas Bacteriológicas y Toxínicas y sobre su destrucción. Rusia lleva muchos años pronunciándose en el marco de dicho documento y con el apoyo de todos los países a excepción de EEUU, por la elaboración de un mecanismo de verificación transparente y universal que permita a todos los Estados cerciorarse de que ningún país firmante viola los compromisos asumidos. Dicha iniciativa es bloqueada con determinación desde 2001, es decir, durante más de 20 años, por Washington.
Ahora se entiende, por qué: durante todos estos años los estadounidenses fueron creando por el mundo laboratorios biológicos de uso militar. Se dedica a esta tarea un Departamento del Pentágono, la Agencia de Reducción de Amenazas de la Defensa. Durante el desarrollo de esta red de laboratorios la entidad en cuestión presta atención especial al espacio post soviético y a Eurasia. Si consulta los datos disponibles sobre la localización de este tipo de laboratorios o su creación verá que están situados a lo largo de las fronteras de la Federación de Rusia y bastante cerca de la RPC. Desde el principio hemos sospechado que los experimentos que se llevan a cabo en estos laboratorios no eran nada inocuos.
En Mariupol, liberada durante la operación especial de las Fuerzas Armadas rusas en cooperación con las milicias de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, fueron descubiertos laboratorios abandonados por los estadounidenses que se habían dado a la fuga. Habían intentado destruir los documentos y las muestras, pero no lograron deshacerse de todo aquello. Las muestras de patógenos y los documentos encontrados indicaban de manera inequívoca el carácter militar de los experimentos que allí se habían llevado a cabo. De los documentos disponibles se desprende que en el territorio ucraniano hay varias decenas de laboratorios.
Seguiremos luchando porque toda esta información presentada por Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU, primero, sea tomada en serio que es como la toman la mayoría de los países en vías del desarrollo, y segundo, que dé lugar a medidas concretas que deberían adoptarse en función de la Convención sobre Armas Biológicas. El documento contempla explicaciones de las actividades desplegadas allí por parte de EEUU. Celebramos en el Consejo de Seguridad de la ONU cinco ruedas informativas especiales, la última ha tenido lugar recientemente. Seguiremos esforzándonos para lograr que en base a los compromisos que se desprenden de la Convención en cuestión, Washington tome medidas concretas. Continuaremos trabajando con datos nuevos que permitan aportar mayor claridad al asunto. Supuestamente otros países, en concreto, el Reino Unido y Alemania, estuvieron involucrados en estos experimentos llevados a cabo en laboratorios biológicos de uso militar en Ucrania.
LAS NEGOCIACIONES
-Turquía e Italia proponen el Plan de Roma para organizar conversaciones entre Rusia y Kíev. ¿Está Rusia dispuesta a continuar las negociaciones que hasta ahora no han dado ningún resultado?
-Ya hemos dicho muchas veces que nuestros colegas occidentales simplemente decidieron usar a Vladímir Zelenski (esto ya anda en opiniones) y a todos los habitantes de Ucrania hasta el último ciudadano, para infligirnos a nosotros el máximo daño, para derrotar a Rusia en el campo de batalla. De esto se habla abiertamente en Washington, Berlín, Londres y especialmente en Varsovia. En Polonia, en general, propusieron destruir el mundo ruso como «un tumor canceroso en el cuerpo de la humanidad». Me gustaría ver este «cuerpo» si, por supuesto, está representado por nuestros vecinos polacos. Durante muchos años Rusia ha explicado repetidamente por qué es inaceptable la expansión de la OTAN hacia el este y la incorporación de Ucrania a la OTAN. Nos escuchaban, pero quedamos desoídos.
En 2014, cuando se produjo el golpe de Estado, la oposición rompió los acuerdos alcanzados el día anterior, a pesar de las garantías de la Unión Europea. La UE demostró ser absolutamente incapaz de hacer que los golpistas respetaran las firmas de Francia, Alemania y Polonia.
En 2015 se detuvo la guerra en Donbás, iniciada por la decisión de las nuevas autoridades que llegaron al poder a raíz de un golpe de Estado. Se firmaron los Acuerdos de Minsk, también con garantías de Francia y Alemania. Todos estos largos años hemos pedido el cumplimiento de las obligaciones de Kíev. Y como Occidente tenía una influencia decisiva sobre él, trabajamos con los europeos y con los estadounidenses, apelamos a la conciencia de estos países. Pero la conciencia, lamentablemente, no la encontramos allí. En lugar de obligar a Kíev a cumplir los acuerdos, lo que debía hacerse a través del diálogo directo con Donetsk y Lugansk, Occidente disculpaba a Vladímir Zelenski y a todo su equipo, incluso cuando los ucranianos declaraban públicamente que nunca hablarían con «esta gente», aunque esto establecía la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU con la que se habían aprobado los Acuerdos de Minsk. Decían que nunca cumplirían los Acuerdos de Minsk y que no otorgarían ningún estatus especial a estas repúblicas.
Al mismo tiempo, se adoptaba una serie de leyes que prohibían el idioma ruso tanto en la educación como en los medios de comunicación. Se cerraban los medios. El ruso se atacaba incluso en la vida cotidiana. Solo el ucraniano podría ser el idioma de comunicación cotidiana de los ciudadanos de este país. Y no olvidemos cómo Vladímir Zelenski dijo que, si alguien se sentía ruso, que se fuera a Rusia. Dijo esto en septiembre de 2021. A todas estas groseras declaraciones rusófobas y racistas de la política neonazi, que además se fortaleció en la legislación ucraniana, llamamos la atención de ciertos países occidentales, la OSCE, el Consejo de Europa y los institutos relevantes de la ONU. No hubo reacción alguna. A veces alguien declaraba que sin embargo era necesario cumplir con las obligaciones internacionales. Pero a Vladímir Zelenski le importaban un bledo las obligaciones internacionales y la Constitución de Ucrania, que garantiza directamente los derechos de la población de habla rusa de este país. No les importaba la Constitución ni las convenciones internacionales; adoptaron leyes antirrusas.
Cuando nos preguntan: ¿Rusia está lista para las negociaciones? Ya explicamos por qué ya no podíamos estar sin hacer nada. Lo que encontramos en las posiciones del ejército ucraniano durante la operación militar especial confirma que por poco llegamos tarde, porque para el pasado 8 de marzo ya estaba previsto el plan B. Una enorme agrupación de las Fuerzas Armadas de Ucrania, desplegada a mediados de febrero en la línea de contacto con Donbás, planeaba apoderarse de estos territorios por la fuerza, en flagrante violación de los Acuerdos de Minsk y la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU.
No tengo ninguna duda de que, si este plan hubiera tuviera éxito, Occidente se habría tragado todas estas violaciones, como se tragó el total desprecio por los acuerdos concluidos durante los ocho años anteriores.
Cuando comenzó la operación y los líderes ucranianos se ofrecieron a iniciar negociaciones, lo aceptamos de inmediato. Celebramos varias rondas cara a cara en Bielorrusia, tratando de entender cuál es la postura de la parte ucraniana, qué quiere lograr con estas negociaciones, porque nosotros habíamos esbozado ya nuestro enfoque. Después de varias rondas (tanto presenciales, como a distancia), se propuso una reunión en Estambul, en la que por primera vez (fue el pasado 29 de marzo) la parte ucraniana presentó sus propuestas en papel, firmadas por el jefe de la delegación. Nosotros, habiendo estudiado estas propuestas e informado al presidente ruso Vladímir Putin, comunicamos a nuestros colegas ucranianos que estamos dispuestos a trabajar sobre esta base. Dado que no nos dieron el acuerdo en sí, sino sus elementos, entonces, tomando los elementos ucranianos como base, redactamos el borrador del acuerdo basado en el enfoque ucraniano y se lo entregamos a los negociadores ucranianos.
Al día siguiente hubo una provocación evidente, crudamente escenificada en el pueblo de Bucha, donde de repente, tres días después de la retirada de las Fuerzas Armadas rusas, después de tres días de vida pacífica, se encontraron cadáveres en las calles. Inmediatamente fuimos acusados de haber matado a estas personas. Ya saben lo que sucedió después.
En seguida Occidente, como si se preparara especialmente, introdujo otro paquete de sanciones. Los ucranianos dijeron que habían cambiado su enfoque y que querían formular de manera diferente los principios en los que se debe basar el tratado. Sin embargo, continuamos nuestros contactos. Ahora, desde hace casi un mes, la próxima versión del acuerdo está “en el lado ucraniano” sin ningún movimiento. Si se quiere saber, quién quiere y quién está listo para las negociaciones, Vladímir Zelenski recientemente concedió una entrevista y dijo que estaba listo para las negociaciones, pero que estas solo podían ser entre él y Vladímir Putin. Porque, según él, no tiene sentido hacerlo en ningún otro nivel. Las negociaciones, en su opinión, deben llevarse a cabo sin intermediarios y solo después de que Ucrania recupere el control del mismo territorio que controlaba hasta el pasado 23 de febrero. Que esto no es serio, no necesita ser explicado ni probado a nadie. Es beneficioso para Occidente apoyar tal intransigencia no muy motivada intelectualmente. Esto también es un hecho.
Occidente instó a derrotar a Rusia en el campo de batalla, y para ello es necesario continuar la guerra, proveer armas a los nazis ucranianos, al régimen ucraniano, incluidas las armas que puedan alcanzar el territorio de la Federación de Rusia. Son precisamente esas armas las que exige públicamente Vladímir Zelenski. Advertimos a Occidente de la manera más seria que, de hecho, ya están librando una guerra de poder con la Federación de Rusia con las manos, los cuerpos y los cerebros de los neonazis ucranianos, pero éste será un paso serio hacia una escalada inaceptable. Espero que las mentes cuerdas en Occidente (todavía quedan algunas) lo entiendan.
EL PLAN DE ROMA
-En cuanto a Turquía e Italia. Turquía no tiene ningún plan. Al menos, nadie nos lo presentó, pero el presidente Recep Erdogan enfatiza regularmente que Turquía está lista para acoger las negociaciones, como se hizo en Estambul el pasado 29 de marzo. De hecho, fue un contacto útil. Por primera vez, en respuesta a nuestras numerosas solicitudes, los ucranianos presentaron en papel su visión de un tratado de paz, que adoptamos y traducimos al lenguaje legal. Lo que pasó después, ya les he explicado. El presidente turco, Recep Erdogan, solo defiende el logro de la paz y está dispuesto a contribuir a ello de todas las formas posibles.
Pero, miren, Vladímir Zelenski dijo que no necesitaba intermediarios. Es asunto suyo. Él cambia de opinión como de camisa: ora necesita la ayuda de todos los países de los Siete, ora se ha sabido que el exsecretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, a instancias de los ucranianos, está creando un “grupo” que preparará “garantías” para Ucrania en el contexto de un arreglo pacífico. Permítanme recordarles que inicialmente el concepto promovido por los propios ucranianos era que sería un tratado único que contendría las obligaciones de Ucrania de no unirse a bloques, no poseer armas nucleares y garantizar su estatus neutral. Al mismo tiempo, los países garantes en el mismo acuerdo proporcionarán a Ucrania ciertas garantías, teniendo plenamente en cuenta los intereses de seguridad de Ucrania, la Federación de Rusia y otros países de la región. Ahora, como ya he dicho, Kíev se está alejando de este concepto. Si se llamó a Anders Fogh Rasmussen para hacer algún tipo de «garantías» en un círculo estrecho de patrocinadores occidentales del régimen ucraniano y luego tratar de presentarlo a la Federación de Rusia, es un callejón sin salida.
-¿Es este un documento no oficial? ¿Solo la iniciativa de la gente de antes?
-Lo estamos investigando ahora. Esto ya ha sido presentado como un paso innovador. Lo mismo se aplica a la iniciativa italiana. Luigi Di Maio se «infiltró” activamente en el espacio mediático y promociona la iniciativa italiana de cuatro puntos. Solo sabemos que es capaz de traer la paz tan esperada, que conviene no solo a Rusia y Ucrania, sino que también prepara casi un nuevo proceso de Helsinki, un nuevo acuerdo sobre la seguridad europea, que ya comparten los países del G7, el Secretario General de la ONU. No sé si esto es cierto o no, no se sabe a quién se lo ha mostrado. Nadie nos ha presentado nada. Solo podemos orientarnos por especulaciones, descripciones de esta iniciativa que aparecen en los medios. Pero lo que leemos (si es así, por supuesto) produce lástima en cuanto a la comprensión por parte de los autores de esta iniciativa de lo que está pasando y sobre su conocimiento del tema, la historia de este problema.
Supuestamente, allí se está hablando de que Crimea y Donbás deberían ser parte de Ucrania con una amplia autonomía otorgada a ellos. Los políticos serios que quieren lograr resultados y no se autopromocionan frente a su electorado no pueden ofrecer tales cosas. Donbás podría haber regresado a Ucrania hace mucho tiempo, si los regímenes ucranianos (tanto de Piotr Poroshenko como de Vladímir Zelenski) hubieran cumplido los Acuerdos de Minsk y hubieran otorgado un estatus especial a las personas que se habían negado a aceptar el golpe antiestatal. El estatus del idioma ruso estaba previsto allí también. Pero en lugar de otorgar este estatus, se prohibió el idioma ruso en toda Ucrania. En lugar de desbloquear los lazos económicos, Piotr Poroshenko anunció un bloqueo de transporte de estos territorios. Para recibir prestaciones sociales, los ancianos tenían que superar muchos kilómetros.
Incluso en esta iniciativa italiana, por la que me pregunta, según los medios, se dice que además de la reconciliación entre Rusia y Ucrania, es necesario lanzar un nuevo proceso de Helsinki para garantizar la seguridad de todos y de todo. Nuestros colegas en Roma recobraron el sentido un poco tarde. El proceso de Helsinki le dio al mundo, a nuestra región, a la zona euroatlántica una serie de logros importantes, incluidas las declaraciones firmadas al más alto nivel político en las cumbres de la OSCE, en particular en Estambul en 1999 y en Astaná en 2010, declaraciones sobre la indivisibilidad de seguridad. En ellas se habla de que la seguridad solo puede ser igual e indivisible. Luego vino la fórmula detallada: cada país tiene derecho a elegir sus alianzas, pero no puede elegir sus alianzas o fortalecer su seguridad de la manera que esto perjudique la seguridad de cualquier otro Estado. El tercer componente de esta fórmula es que ningún país, ninguna organización en el espacio de la OSCE pretenderá dominar en las cuestiones de seguridad.
MENTALIDAD COLONIAL
-Cualquier persona con el más mínimo conocimiento de la situación en Europa entiende que los componentes clave de esta obligación están siendo violados flagrantemente por los países occidentales que fortalecen su seguridad en violación de los derechos de Rusia a su propia seguridad. Afirman que solo la OTAN puede mandar en esta región y nadie más. Ellos intentaron hacer realidad estas hermosas palabras políticas, para que no solo quedaran firmadas en el papel por los presidentes de Estados Unidos y países europeos, sino que funcionaran en la práctica. Propusimos convertir este compromiso político en un compromiso jurídico. Ya en 2009 propusimos un acuerdo de este tipo a los países de la OTAN. Dijeron que ni siquiera lo discutirían, porque solo la OTAN podía brindar garantías de seguridad jurídica. Cuando se les preguntó acerca de la OSCE, respondieron que todo eran promesas y consignas políticas. Es indicativo de cómo los líderes occidentales tratan las firmas de sus presidentes.
Pero nosotros no nos detuvimos. El año pasado se emprendió otro intento. En noviembre de 2021, el Presidente Vladímir Putin encargó preparar nuevos documentos para acordar con EEUU y la OTAN los principios que habían sido aprobados por todos en el más alto nivel. Preparamos dichos acuerdos y los presentamos a Washington y Bruselas a principios de diciembre de 2021. Se llevaron a cabo varias rondas de negociaciones. Me reuní con el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken. A nosotros nos dijeron que podíamos discutir temas relacionados con el control de armamentos, pero que la expansión de la OTAN, supuestamente, no era asunto nuestro, ni de nadie. Cuando nuevamente mencionamos las citas de su compromiso de no mejorar la seguridad de nadie a expensas de la seguridad de los demás, ellos respondieron que todo eso no tenía ninguna importancia. Sólo importaba la política de la OTAN, la “política de puertas abiertas”.
Les advertíamos durante muchos años: en 2009, luego en 2013 y 2014 (cuando hubo un golpe de Estado en Ucrania), en 2015 (Acuerdos de Minsk). Durante todos estos años, nosotros les estuvimos diciendo a nuestros colegas occidentales que esto terminaría mal, porque ignoraban nuestros legítimos intereses y nos respondían groseramente que “no”, cuando les pedíamos que los tuvieran en cuenta, y no desde decenas de miles de kilómetros, sino justo en las fronteras de la Federación de Rusia. Esa altanería, esa sensación de superioridad, esa mentalidad colonial (cuando todo me está permitido y tú harás lo que yo te diga) se manifiesta no sólo en la forma en que actúan para con nuestros intereses.
Recuerden el año 1999, cuando de repente Estados Unidos decidió que Yugoslavia representaba una amenaza para su seguridad. A 10.000 kilómetros de la costa de EEUU. La destruyeron bombardeando. Utilizaron a un estadounidense que encabezaba la Misión de la OSCE, William Walker, quien declaró que el descubrimiento de varias docenas de cadáveres en la aldea de Racak era un genocidio. Como resultó más tarde, estos cadáveres no eran de civiles, sino de uniformados. Les cambiaron de vestimenta y dejaron por allí tirados.
Lo mismo se hizo el pasado 3 de abril en el pueblo de Bucha cerca de Kíev. Es el mismo esquema. Funciona sin importar si convence a alguien o no. Además, ellos no necesitaban convencer a nadie. Bombardearon Yugoslavia, crearon un Kosovo independiente en violación de todos los principios de la OSCE y dijeron: así sería.
En Crimea, después del referéndum, dijeron: “no”. Según ellos, la autodeterminación de Kosovo es correcta y la autodeterminación de Crimea es incorrecta. Es una hipocresía flagrante. Nadie se sonroja siquiera de vergüenza, aunque esto es una deshonra para la diplomacia occidental, que ha perdido la capacidad de “interpretar” elegantemente la explicación de aventuras completamente irresponsables.
En 2003, EEUU decidió que otro país a 10.000 kilómetros de distancia representaba una amenaza para ellos, mostrando una probeta con, en mi opinión, polvo dentífrico. El pobre Colin Powell se lamentó más tarde de haber sido «engañado» por la inteligencia. Y Antony Blair, unos años después, dijo que estaban equivocados, pero «¿qué hacer?» Nada se puede hacer al respecto. Bombardearon el país, mataron cerca de un millón de civiles. Y hasta ahora la integridad de Irak no se ha consolidado definitivamente. Hay bastantes problemas allí, incluido el terrorismo, que antes no existía. Sí, fueron regímenes autoritarios: tanto en Irak, como en Libia. Pero allí no hubo terroristas, hostilidades constantes, provocaciones militares.
Libia es otro ejemplo. En 2011 Barack Obama dijo que EEUU «lideraría desde las espaldas de Europa». Francia — el país más democrático del Viejo Mundo (libertad, igualdad, fraternidad) — lideró la operación de la OTAN para destruir el régimen. Como resultado, destruyeron el país. Es difícil reconstruirlo ahora. Los franceses lo están intentando, mostrando algunas iniciativas, convocando conferencias, anunciando las fechas de las elecciones. Todo en vano, porque primero había que pensar qué pasaría con Libia después de que Occidente garantizara allí su «seguridad».
Aduzco este ejemplo no para decir que ellos pueden y a nosotros nos está prohibido. Esta es una simplificación. Simplemente estoy ilustrando la mentalidad de los Estados occidentales que creen que su seguridad es el mundo entero. Ellos deben gobernar en todo el mundo.
Cuando la OTAN se expandía hasta las fronteras de Rusia, respondían a nuestros comentarios de que no había que tener miedo: la OTAN es una alianza defensiva y no amenaza la seguridad de nuestro país. Primero, es una desvergüenza diplomática. Nosotros mismos debemos decidir lo que está en interés de nuestra seguridad, como cualquier otro país. En segundo lugar, la Alianza del Atlántico Norte era una alianza defensiva cuando había alguien contra quien defenderse, cuando existían la Unión Soviética y el Pacto de Varsovia. Estaba el Muro de Berlín que dividía el oeste y el este de Europa. La «línea de defensa» estaba clara para todos. Cuando el Pacto de Varsovia y la Unión Soviética desaparecieron, cualquier teniente elementalmente alfabetizado le dice que no hay más ninguna «línea de defensa». Solo se necesita vivir normalmente: valores comunes, espacio europeo común.
Nosotros firmábamos repetidamente diferentes «eslóganes»: «del Atlántico al Océano Pacífico«, «de Lisboa a Vladivostok«, «ahora todos somos hermanos y hermanas». Pero ellos conservaban su esencia militar y continuaron acercando la «línea de defensa» a nuestras fronteras. A qué condujo esto, acabamos de analizar en detalle. En los últimos meses el Secretario General de la OTAN y los políticos belicosos, tales como el Ministro de Asuntos Exteriores británico, han estado diciendo públicamente que la alianza debe tener una responsabilidad global. La OTAN debería ser responsable de la seguridad en la región del Pacífico. Esto probablemente significa que la próxima vez la «línea de defensa» de la OTAN se trasladará hacia el Mar de China Meridional.
A propósito, no solo los miembros de la OTAN, sino también los líderes de la Unión Europea decidieron «jugar a la guerra». Ursula von der Leyen, que ahora compite en cuanto a su beligerancia con el jefe diplomático de la UE, Josep Borrell, dijo que la Unión Europea debería ser responsable de la seguridad en la región del Indo-Pacífico. ¿Cómo lo harán? Hablan de una especie de «ejército» de la Unión Europea. Nadie les permitirá crear este «ejército», mientras exista la Alianza del Atlántico Norte. Aparentemente, nadie va a reformar la OTAN. Van a hacer de esta «alianza defensiva» una alianza global con un reclamo de dominio militar en todo el mundo. Este es un camino peligroso. Ciertamente está condenado a fracasar.
Por Salam Mosáfir
Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia