Una investigación realizada por CIPER reveló fuertes vínculos de los militares y Carabineros, condenados por robo de armas; con el narcotráfico y bandas delictivas.
En concreto, de los casos revisados y que se encuentran en la Corte Marcial de Santiago y la corte Marcial de la Armada en el periodo de 2012 a 2022; 15 cuentancon pruebas o fuertes indicios de que las armas tenían ese destino.
«En seis de estas causas la justicia militar pudo registrar el nexo con delincuentes, incluidos narcotraficantes. En otras nueve surgieron potentes detalles que apuntaban en esa dirección», revela la investigación de CIPER.
Uno de los casos concretos es el de un cabo del Ejército detenido en 2015, y acusado de vender armamento que había sustraído de su cuartel y fue condenado por la justicia militar. En la sentencia, se revela que que el civil – también detenido – vendió las subametralladoras robadas por el uniformado a sujetos que tenían antecedentes delictuales y que estaban en la mira de la justicia.
«Entre 2012 y 2022 la Corte Marcial de Santiago (con jurisdicción sobre el Ejército, la Fuerza Aérea y Carabineros) y la Corte Marcial de la Armada (ubicada en Valparaíso) registraron al menos 38 casos de robo de armamento –y de materiales afines, como chalecos antibalas, uniformes y otros– perpetrados por militares o carabineros, los que culminaron con condenas para 54 uniformados», refiere la investigación.
En algunas sentencias, se evidencia que algunos vínculos con bandas delincuenciales podrán ser reiterados en el tiempo, por lo que podrían tener relación con compradores habituales.
«En esos procesos constan afirmaciones de los involucrados que daban a entender que había contacto con terceros o que los mismos uniformados habían protagonizado varios robos», señala la
Uno de los casos es de 2018, cuando un cabo primero del Ejército falsificó decenas de certificados para facilitar la adquisición de armas a civiles. Entre las personas que contaron con este certificado, se encuentra un tipo, apodado El Rey de la Chatarra, quien fue juzgado por estafa; así como un reconocido narcotraficante.
De igual forma, se evidenció que, en muchos casos, que esta práctica delictiva era repetitiva.
«Uno de los condenados en el juicio dijo que el cabo con el que estaban coludidos les mencionó que antes ya había sustraído especies con otros soldados», reveló uno de los sentenciados civiles a la Corte en 2013.