En lo que podría considerarse la recta final del proceso constituyente en curso, el Consejo Nacional de Televisión (CNTV) estableció hace aproximadamente un mes los plazos dentro de los cuales se desarrollará la franja electoral.
La propaganda televisiva sobre el Plebiscito de salida se emitirá entre el 5 de agosto y 1 de septiembre. Esto se realizará en dos bloques de quince minutos cada uno, uno para la opción apruebo y el otro para el rechazo.
Sin embargo, lo anterior no ha sido impedimento para los bloques auto convocados que hacen propaganda tanto por el Apruebo como por el Rechazo, quienes desde hace un buen tiempo han empezado a desplegar sus campañas comunicacionales en uno de los espacios que mayores libertades permite: las redes sociales.
Los comandos del rechazo han sido particularmente tozudos a la hora de imponer su mensaje anti convencionales y anti borrador. Y pese a que el mensaje poco guarda relación con los derechos y deberes que enarbola la nueva propuesta constitucional, a estos grupos no les ha temblado el pulso en posicionar informaciones engañosas, llevar a cabo campañas del terror, y ahora, la última, sin el más mínimo escrúpulo, utilizar discursos de sectores históricamente excluidos a su favor.
Durante la última jornada, en las Redes se ha difundido una cuestionable propaganda por el Rechazo. En el video de casi dos minutos aparecen una serie de relatos de personas que supuestamente aprobaron en el plebiscito constituyente de entrada, pero que ahora no estaría aprobando la propuesta constitucional: una supuesta joven manifestante, un transformista, una defensora de la educación particular subvencionada y así varios más.
Los propagandistas del Rechazo parecieran pensar que la ciudadanía tiene una falta total de conciencia histórica y memoria social. Como si no lograran reconocer la incongruencia de un discurso que usa el relato de grupos sociales oprimidos a favor del estatus quo, que es exactamente -junto los grupos de poder que mantienen este estatus- la razón de su opresión.
La propaganda no escatima en relatos oportunistas e informaciones que confunden o derechamente engañan a los espectadores. Paso a paso, nos dedicaremos a señalar algunas de las incoherencias principales de este video.
Primero, la supuesta joven manifestante de una deducible clase media o popular, que señala haber salido a marchar con su familia por «libertad e igualdad», hace referencia al día en que se inauguró la Convención. ¿Y qué es lo que destaca? Que no se haya cantado el himno nacional. La joven señala que no lo hicieron porque «a los constituyentes les ofendía», acto seguido se muestra la imagen de una convencional indígena. Pero la verdad es que el himno sí sonó de fondo, la opción de cantarlo fue personal, y si la mayoría de convencionales de movimientos sociales y pueblos originarios no cantaron fue porque en las afueras del ex Congreso, donde se llevó a cabo la ceremonia, se encontraba Carabineros reprimiendo a manifestantes. De esa oportunidad existen videos incluso de algunos convencionales no entrando a la ceremonia, solo para atender e intentar proteger a los manifestantes.
Luego, aparece un transformista dando su testimonio sobre cómo ha tenido que vivir en carne propia la discriminación. Esto, pese a que han sido los mismos sectores conservadores y de Derecha patrocinadores del Rechazo, los que más férreamente se han opuesto a los avances en materia de igualdad civil, identidad de género y derechos de las disidencias sexogenéricas. Además, vale la pena decir que el borrador de nueva Constitución reconoce como ninguna otra Carta Magna en Chile la existencia, derechos y participación política efectiva de diversidades sexuales y de género.
Pese a todo esto, la drag queen se opone a la nueva Constitución debido a que cree que «separa por raza», pese a que el borrador claramente establece la igualdad de derechos entre ciudadanos indígenas y no indígenas en el territorio unitario que es Chile.
El resto del video se empeña en atacar a los convencionales y su trabajo, pero nada habla sobre las materias del borrador. Cuando aparece la defensora de la educación particular subvencionada, es la primera vez en que se hace escuetamente referencia al contenido del borrador, lamentablemente es para establecer información errónea.
«Nos quieren sacar los colegios particulares subvencionados porque van a transformar todo en un servicio estatal», señala la mujer, lo que es completamente falso. La nueva Constitución garantiza el derecho a la educación mediante un sistema nacional que será financiado de forma permanente por el Estado, donde se incluyen proyectos privados. De tal modo, esto implica que no se acaba la educación particular ni subvencionada. En tanto que su financiamiento y regulación será materia de ley del Congreso.
Por último, el video cierra con una de las mayores mentiras: «Vamos por una segunda oportunidad», o la tan sonada tercera vía que ha querido instalar falazmente la Derecha. Pero la realidad es otra, hasta ahora oficialmente no hay tercera vía. El plebiscito es LA VÍA que existe en la actualidad para derogar la Constitución del 80, en un proceso en el que se han invertido una gran cantidad de recursos fiscales. Lo que hace preciso presumir que no habrá otro parecido a la brevedad, todo aquello que diga lo contrario es puramente especulativo.
El proceso que nos trajo hasta aquí
En estos momentos Chile está viviendo un hito político trascendental para su historia futura. El próximo 4 de septiembre se finalizará el proceso constituyente iniciado oficialmente en noviembre de 2019, con el famoso (y repudiado por algunos) «Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución».
En mitad de la fuerte crisis social y política que explotó en el país en octubre de 2019, y que se expresó en millones de ciudadanos saliendo a la calle a protestar contra el abuso y la precarización, una de las consignas más repetidas en las marchas fue «una nueva Constitución para Chile».
En la actualidad nos rige la Constitución de 1980, creada bajo la Dictadura Militar encabezada por Augusto Pinochet. La «Comisión Ortúzar» se compuso por siete hombres y dos mujeres designadas por la Junta Militar para la redacción del texto constitucional. Y en un muy cuestionado plebiscito, por la ausencia de registros electorales y las coartadas libertades ciudadanas, se aprobó el proyecto político que consagraba un fuerte sistema presidencialista dentro del territorio nacional.
Hoy, pareciera que es poco lo que se ha logrado desde la Revuelta Social de octubre de 2019. Para la mayoría, las cosas siguen igual que hasta antes de las manifestaciones. Quizás peor, por la pandemia y la inflación. Sin embargo, la Convención Constitucional y el proceso constituyente son probablemente uno de los pocos logros tangibles que la ciudadanía logró conquistar gracias a las manifestaciones.
En octubre de 2020, con una mayoría abrumadora se impuso el «Apruebo» sobre el «Rechazo» en el plebiscito de entrada, que consultaba sobre la redacción de una nueva Carta Magna para Chile.
Más de 7,5 millones de personas votaron en aquella oportunidad, más del 50% de todo el padrón electoral, coronándose como la elección con mayor votación desde la instauración del voto voluntario en 2012, y donde el Apruebo ganó con un porcentaje arrasador de más del 79%.
El órgano más democrático de Chile es también el más atacado
El 4 de julio de 2021 la Convención Constitucional, compuesta de manera paritaria y con representación de los pueblos indígenas que habitan ancestralmente en el territorio, empezó a funcionar. 155 ciudadanos y ciudadanas electas democráticamente, se volcaron a la tarea titánica de lograr grandes acuerdos -unos más que otros- entre la multitud de voces que se congregaban en el nuevo espacio político. Voces que por primera vez venían desde los movimientos sociales y los mundos indígenas, y no solo los partidos.
Las funciones de ese órgano soberano llegarán a su fin este 4 de julio, con la entrega oficial del borrador de la nueva Constitución al Presidente Gabriel Boric, respondiendo así al mandato ciudadano encomendado.
Sin embargo, mucho antes de siquiera llegar a la recta final de este proceso constituyente, distintos sectores de la sociedad empezaron a organizarse en torno a sus preferencias de voto. Particularmente, los sectores del Rechazo mantuvieron una estrategia sumamente agresiva contra la Convención Constitucional desde sus inicios.
En abril de 2022, la Fundación Interpreta publicó un estudio en el que se analizó 7.389.067 menciones en redes sociales sobre la Convención Constituyente desde el inicio de la misma.
En esa línea, el estudio explica que el 4 de julio, y recién inaugurándose el nuevo órgano, ya había menciones sobre la opción «Rechazo de Salida». En concreto, ese día hubo 15.048 menciones con los hashtags ligados al Rechazo, antes de que siquiera se terminara de establecer la Convención o se empezara a escribir alguna norma. El hashtag que más se posicionó fue el #RechazodeSalida, que se difundió 12.500 veces. Al día siguiente, el 5 de julio, la estrategia se mantuvo, con más de 15 mil menciones con los hashtags del Rechazo.
La diferencia de las campañas del «Apruebo» y «Rechazo» en redes ha sido abismal. El mismo estudio señala que entre el 4 de julio de 2021 y el 12 de abril de 2022, se registraron un total de 176.242 menciones utilizando los hashtags del Apruebo de Salida, por parte de 38.175 autores originales, mientras que en el mismo período se encontraron 1.304.022 menciones con los hashtags del Rechazo, por parte de 79.630 autores originales
Lo que se entiende a partir de estas cifras es que para quienes forman parte activa de la propaganda del Rechazo pareciera importar poco el contenido y las propuestas emanadas al interior de la Convención.
Otro estudio que refuerza esta hipótesis es el titulado «Primer borrador y la Convención Constitucional: su impacto en el Territorio Político Digital», de la Universidad Central. El análisis publicado en mayo de este año concluyó que el 97% de los opositores en redes sociales de la nueva Constitución no ha leído el borrador, y se basa principalmente en críticas al desempeño de las y los convencionales. Mientras que solo el 3% apunta al texto emanado desde la Convención como argumento para rechazar.
A estas campañas de rechazar por rechazar, más allá del borrador, se ha sumado una vasta proliferación de fake news contra la Convención, desde recién instalada: rumores de fiestas secretas en la Convención, expropiación de fondos, modificación de la bandera e himnos, son solo algunas de las fake news que han intentado desestabilizar el trabajo del órgano soberano.
Así, el llamado a la ciudadanía es a leer el borrador, informarse por canales confiables y a no creer en todo lo que aparece en las redes.