A España un aliado estratégico le ha permitido sobrellevar la crisis de suministro de energéticos que atraviesa Europa como consecuencias de sanciones a Rusia impuestas a raíz de la operación militar especial que sostiene Moscú en Ucrania desde febrero de 2022. Se trata de Argelia.
El país africano es el principal distribuidor de gas en territorio español, sin embargo esta condición estratégicamente ventajosa se vio sacudida cuando, el 8 de julio, Argelia anunció su decisión de romper el tratado de amistad suscrito entre ambos países desde 2002. Esto luego que el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, defendiera ante el Congreso de los Diputados la decisión de su Gobierno de aceptar la propuesta marroquí de autonomía para el Sáhara Occidental, antigua colonia española.
A Argelia, recuerda en entrevista telefónica con Sputnik el profesor y politólogo Zidane Zeraoui-el Awad, argelino naturalizado mexicano, le interesa que Marruecos no ejerza dominio sobre la región en disputa del Sáhara Occidental, por lo que la determinación de Madrid de cambiar su posición en favor de la ambición marroquí lo llevó a reaccionar, y con ello comprometer el suministro español de gas.
Tensión geopolítica por el Sáhara Occidental
«Lo que buscaba este tratado fue definir las posiciones tanto de Argelia como de España no solamente en la relación bilateral sino también en relación al Sáhara Occidental», apunta el doctor en ciencia política por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
«No había una posición, una toma de posición del Gobierno español sobre la ocupación del Sáhara Occidental por parte de Marruecos. El 18 de marzo de este año, España, siguiendo como lo hizo Trump en su momento, ya anunció oficialmente que reconocía el derecho de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, ya con esa declaración obviamente Argelia tuvo que reaccionar y tomar medidas, contramedidas», narra.
Entre las respuestas argelinas a la decisión española figura en primer plano la cancelación del tratado de amistad con 20 años de vigencia.
Cancelación de vuelos
Además, Argelia determinó cancelar los vuelos entre su país y España, así como suspender las relaciones comerciales binacionales.
«Este último punto, frente a las presiones de la Unión Europea, ya fue claro que Argelia no iba a tomar represalias económicas y que va a reanudar la venta de gas a España, el problema político del Sáhara Occidental, y esto es la posición de Argelia, tiene que quedarse en el terreno político, y la cuestión del gas en el terreno de las relaciones comerciales», subraya el especialista.
El energético africano había permitido a España hacer frente desde una relativa estabilidad a las fluctuaciones del mercado del gas y el petróleo que derivaron del conflicto entre Ucrania y Rusia, y las sanciones que, en represalia, Estados Unidos y la Unión Europea han ejercido contra Moscú.
«España, a diferencia de los demás países europeos, no dependía o no depende del gas ruso y esta relación especial con Argelia le permitía recibir gas argelino, le permitía a España no sufrir de la crisis que afectó a los demás países europeos, que recibían directamente gas desde Gazprom, es decir, desde la empresa rusa», subraya Zeraoui-el Awad.
El rechazo a un monopolio marroquí
Argelia ha apoyado desde siempre el derecho de los saharauíes a su autodeterminación, apunta el especialista, en consonancia con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que desde 1991 recomienda la celebración de un referéndum para definir las condiciones del territorio africano disputado.
«Aunque Argelia tiene el derecho internacional de su lado, por la decisión de (Donald) Trump de ratificar el apoyo norteamericano a la anexión del Sáhara Occidental por parte de Marruecos, esto le ha dado a Marruecos realmente una posición de fuerza frente a Argelia», señala el académico.
«Obviamente la Unión Europea y España también parece ser que se quieren alinear a la posición norteamericana», critica.
Las razones
Las razones que explican los criterios argelinos en rechazo a la ambición de Marruecos de controlar el Sáhara Occidental responden a tensiones geoestratégicas más que a diferendos históricos, apunta el universitario.
Ya en la década de 1970, señala el politólogo, la Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya, echó abajo los argumentos marroquíes de que los lazos de su país con el Sáhara Occidental eran tan profundos que merecían anexionarse el territorio.
En cambio, la autoridad jurídica determinó que sus vínculos eran débiles, sin generar dependencia entre un pueblo y otro.
«Realmente la preocupación de Argelia es una preocupación geopolítica: si Marruecos consolida su permanencia en el Sáhara Occidental, como parece ser que lo está haciendo, tenemos un Marruecos alargado y un Marruecos con mayor poder sobre todo con la cuestión del fosfato, que hace que Marruecos es prácticamente un monopolio mundial del fosfato natural», describe Zeraoui-el Awad.
Conflictos árabes en un mundo multipolar
Dicha tensión antecede al reacomodo geopolítico que experimenta el mundo y que, de acuerdo con distintos internacionalistas, está dando lugar a un mundo multipolar donde Estados Unidos no puede imponer su razón al mundo de manera equívoca, recuerda el especialista consultado.
«Definitivamente, el respaldo de Estados Unidos a la posición marroquí ha debilitado de gran manera a la posición de Argelia, también el respaldo de Estados Unidos a los países del Golfo (Pérsico) y, por ende, el reconocimiento de varios países árabes, como los Emiratos Árabes Unidos, como Baréin, como Sudán, o también Marruecos, a Israel«, expone.
Es en ese marco, a pesar de la multipolaridad que experimenta el mundo, contextualmente la posición argelina en torno al mundo árabe en realidad se ha debilitado, considera el académico.
«Antes había un consenso, por ejemplo, frente a la cuestión de Israel, ahora cada vez más este consenso se está desvaneciendo y, claro, el premio que ha recibido Marruecos por reanudar sus relaciones diplomáticas con Israel fue precisamente esta declaración de Trump de reconocimiento del Sáhara Occidental», mapea.
Neocolonialismo entre Europa y África
La actitud de Europa hacia África sigue orientándose por criterios poscoloniales, distingue el investigador, como deja ver el sistema financiero en que operan los países africanos, con bancos centrales en París y otros territorios europeos.
«La gran dependencia del continente africano ante la economía europea agudiza más esta relación poscolonial», apunta.
«En cambio la dependencia de Europa hacia el continente africano, salvo casos muy excepcionales, por ejemplo España con el gas de Argelia, que en este momento es una materia estratégica, el resto, la gran mayoría de los países africanos lo que venden a Europa son materias primas que no son estratégicas, es decir, que Europa puede fácilmente no comprar», señala.
Estos productos, café, plátano, cobre, hierro, generan una relación desigual entre ambos continentes, acusa el profesor, a pesar del crecimiento de las relaciones comerciales africanas con China.
Fuente Sputnik