Todo pareciera indicar que el Gobierno de Australia busca, de manera discreta y por la vía diplomática, la liberación del fundador de WikiLeaks, Julian Assange. Esto, según informaciones difundidas por la prensa local que el primer ministro, Anthony Albanese, eludió desmentir este lunes.
La semana pasada, el periodista y hacker volvió a ser noticia, luego de que el Gobierno británico aprobara su extradición de Reino Unido a EE.UU.
Assange, acusado por 18 delitos de espionaje e intrusión informática, a raíz de las revelaciones de su portal sobre abusos de EEUU en Guantánamo (Cuba), Irak y Afganistán, está más cerca de ser entregado a ese país después de que la ministra británica de Interior, Priti Patel, firmase el viernes pasado la orden de extradición.
Cambio de administración
Una fuente gubernamental anónima reveló al Sydney Morning Herald que el asunto de Assange y su puesta en libertad ha sido planteado por representantes del gobierno de Albanese ante funcionarios estadounidenses de alto rango, según un artículo publicado el domingo.
Preguntado este lunes por el asunto, Albanese recordó en Melbourne que ya dejó clara su postura cuando era líder de la oposición y se mostró a favor de la liberación de Assange, pero evitó confirmar la información de manera explícita.
«Pretendo liderar un gobierno que se relacione diplomática y apropiadamente con nuestros socios», dijo escuetamente el primer ministro australiano, sin dar más detalles.
El pasado diciembre, cuando aún era líder de la oposición, Albanese afirmó que el fundador de WikiLeaks «ya ha pagado un gran precio por la publicación de esa información» y que no veía de qué servía «la persecución continua del señor Assange».
Las declaraciones de Albanese de hoy suponen un giro a la posición de la anterior gobernante de Australia. La entonces líder de país y de la coalición Liberal-Nacional, que terminó su mandato en mayo pasado, señaló en su momento que consideraba que el caso de Assange estaba en manos de la justicia de sus dos aliados, Reino Unido y Estados Unidos. Con Albanese al mando las cosas podrían ser distintas.