Me despido de El Ciudadano con el autor de dos maravillosas historias inolvidables.
Hace años leí dos historias maravillosas, una de ellas diariamente a mi hijo para dormir, eran La historia interminable y Momo, las dos escritas por Michael Ende, un escritor alemán que encontró en la palabra el sentido de su vida.
Momo es la historia de una pequeña que habita en un anfiteatro abandonado. Ella, una niña considerada extraña por su forma de vestir y de comportarse, habla poco, pero escucha a todos. Con el paso del tiempo, va haciendo amigos que encuentran en ella a una verdadera compañera. Un día llegan a la comunidad, los hombres grises. El objetivo de ellos es hacer que las personas no pierdan el tiempo que dan a los demás. ¿Para que visitar a un amigo?, perder el tiempo en comprar un regalo para su novia o novio. Pasar tiempo con los familiares. Ellos se encargan de ir convenciendo a los habitantes de que eso es perder el tiempo y ellos deberían ahorrarlo para vivir más. Las personas van cambiando y alejándose de sus afectos, hasta que un día, Momo, la pequeña, acompañada de Casiopea, una tortuga que la guía en su travesía para encontrar al maestro hora, el que custodia el tiempo, es quien les dará la clave para salvar a la humanidad del ahorro de tiempo, de dejar a su familia y amigos y renunciar a la felicidad por las cosas materiales. Es así que la amistad renacerá y Momo seguirá escuchando a todas las personas en su cobijado anfiteatro.
Michael Andreas Helmuth Ende, conocido como Michael Ende nació en Alemania un 12 de noviembre de 1929. Su padre, un pintor cuyas obras fueron prohibidas por el partido nazi, vivía con su familia en un barrio en que los artistas compartían diariamente la vida. Es esa seguramente la razón por la que el joven Michael, hijo único, decidió dedicarse al teatro. Estudia en Munich, en la escuela de Otto Falckenburg. Aunque trabajó como actor y guionista. Descubrió que la literatura fantástica se convertiría en su pasión y le daría las mayores satisfacciones en su vida.
Cuando era estudiante en su natal Alemania, participó en un frente antifascista. Ya con 21 años, comienza a escribir y unos años después, publica su primer libro de literatura fantástica llamado Jim Botón y Lucas el Maquinista.
En una librería de la Ciudad de México, en Coyoacán, vi la Historia Interminable. Era, creo 1984. No conocía al autor, pero me llamo mucho la atención la hermosa presentación del libro. La portada tenía un grabado que parecía un medallón de árboles y al final la torre. Dentro de él, cada uno de los capítulos tenía un color diferente. Ver las páginas rosas, verde agua, violetas, me hizo comprar ese libro. Estaba segura que ese título y esas hojas, contenían una historia que me encantaría. Y, así fue. Esperaba que llegara la noche para sentarme junto a mi hijo, a leer la historia de Bastian y la emperatriz infantil, soberana de fantasía. Todas las noches, la lectura nos llamaba para continuar con la aventura de ese pequeño huérfano de madre que buscaba refugio en los libros y que en un sótano de la escuela en el que se queda leyendo, se convierte en héroe de la batalla que se libra en fantasía, lugar en el que su soberana está languideciendo de una enfermedad desconocida y es Bastian quien tratará de encontrar la salvación para el mundo de la imaginación y poder regresárselo a la humanidad.
A propósito de ese libro, el autor declaró en una entrevista al diario el País de España, a la pregunta de Jean Luis de Rambures en 1984, sobre como recuperar la armonía, Responde: “Cuando nos fijamos un objetivo, el mejor medio para alcanzarlo es tomar siempre el camino opuesto. No soy yo quien ha inventado dicho método. Para llegar al paraíso, Dante, en su Divina comedia, comienza pasando por el infierno. Para descubrir las Indias, Cristóbal Colón levó anclas en dirección a América. Para encontrar la realidad hay que hacer lo mismo: darle la espalda y pasar por lo fantástico”. Concluyó Ende.
El se casa con Ingeborg Hoffman, que era actriz y juntos se van a vivir a Roma. El regresa a Alemania cuando muere su esposa y tiempo después se casa con la traductora al japonés de la Historia Interminable, su gran libro.
Ende regresa a Alemania cuando muere Ingeborg y se queda en su país natal hasta que, en 1992, recibe una muy triste noticia acerca de su salud. Estaba enfermo de cáncer. Durante 3 años el gran escritor luchó por vencer a la enfermedad y perdió la batalla un 28 de agosto de 1995, cuando muere en Stuttgart, Alemania.
Quiero con esta historia, contar otra. Durante años me dedique al periodismo radiofónico y la docencia. Fui invitada a escribir por Francisco Herrera Coca, director de El Ciudadano, periódico digital que comenzó a publicar mis historias de vida sobre escritores, hombres y mujeres que nos heredaron grandes obras en 2021. No quería arriesgarme en la aventura de escribir, pero Francisco insistió en que podía hacerlo. Con el paso del tiempo los consejos de amigos y las palabras de mis lectores, me dieron lo ánimos necesarios para escribir en total 52 colaboraciones para el diario. Quiero agradecer a Héctor Palma, fundador y dueño de El Ciudadano por su apertura.
También fui parte de la serie “La anécdota”, 12 entrevistas con científicos e investigadores de diferentes instituciones de educación superior en Puebla. Gracias a todos ellos por su generosidad y por contarnos partes de su niñez, sus sueños, y por supuesto, su desarrollo científico y de investigación.
Gracias a todos quienes me acompañaron en esta aventura. Equipos de producción y edición y, a mis lectores que me dedicaron palabras de aliento. Espero que pronto nos encontremos nuevamente.
Termino mi aventura con Michael Ende que me hizo soñar en su universo de fantasía y que como Momo poder encontrar un mundo mejor en el que la amistad, el amor y la lealtad, nos acompañen a todos los seres humanos. Y nuevamente, agradezco a Francisco Herrera por creer y por estar conmigo siempre.
Contenido de Flor Coca, Author at El Ciudadano
Ilustración de Iván Rojas
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