El actor británico Tom Holland anunció que se tomará un descanso de las redes sociales para ocuparse de su salud mental. El protagonista de Spiderman: No Way Home, que cuenta con más de 67 millones de seguidores en su perfil de Instagram, llamó a luchar contra el estigma que existe hoy contra enfermedades y trastornos mentales.
En el video de poco más de tres minutos, el actor afirma que Instagram y Twitter «son sobre estimulantes, abrumadoras (…) Cuando leo cosas sobre mí en línea, caigo en una espiral. A la larga, es muy perjudicial para mi estado mental. Así que decidí dar un paso al costado y eliminar la app”.
Tom Holland no es la única estrella de Hollywood que ha renunciado a las redes sociales: la actriz Selena Gómez anunció en septiembre de 2018 que se tomaría unas vacaciones temporales de Instagram debido a los comentarios negativos que estaba recibiendo a través de ellas. Otras estrellas como Emma Stone y Robert Pattinson han declinado desde el principio entrar al mundo de las redes sociales.
Casos más polémicos son los de Millie Bobby Brown y de Kelly Marie Tran, estrellas de Stranger Things y de Star Wars respectivamente. La actriz que da vida a Eleven dejó sus redes sociales a cargo de terceros luego de sufrir un acoso masivo por parte de la comunidad de internet, la cual le atribuía falsos comentarios homofóbicos en forma de meme. Bobby Brown llegó a calificar las redes sociales como «el peor lugar de todos los tiempos».
Un acoso similar vivió Kelly Marie Tran, que dio vida a Rose Walker en Star Wars: The Last Jedi. La actriz de ascendencia vietnamita fue víctima de insultos racistas por parte de fanáticos de la saga cinematográfica que criticaron su papel en las secuelas.
“Sabía que lo más importante era proteger mi salud mental y hacerme un espacio donde sintiera que podía volver a crear y volver a ser una artista, porque por un tiempo no supe si podría hacerlo de nuevo”, contó Tran. “Dicho esto, no creo que dejar las redes sociales sea la respuesta para todos, creo que fue la respuesta para mí en ese momento”.
Todos los casos comentados anteriormente tienen algo en común: se trata de personas nacidas con posterioridad a 1980, lo que sociólogos denominan generaciones millennial y centennial. Se trata de hombres y mujeres que crecieron en una época marcada por la tecnología digital y los nuevos medios de comunicación y que, por lo tanto, hoy tienen el internet incorporado en la vida cotidiana.
Este fenómeno tiene consecuencias importantes en nuestra manera de pensar el mundo y en nuestra manera de pensarnos a nosotros mismos. Las redes sociales han revolucionado la política, la economía y las relaciones internacionales. Pero sobre todo han revolucionado nuestra mente. Sin embargo, distintos estudios parecen demostrar que esta revolución ha tenido más efectos negativos que positivos en nuestra salud mental.
Salud mental: la otra pandemia
Un estudio publicado por la Royal Society for Public Health en 2020 concluyó que las tasas de ansiedad y depresión en los jóvenes han aumentado un 70% en los últimos 25 años. Y el uso de redes sociales estaría relacionado con un incremento en las tasas de ansiedad y depresión, con trastornos del sueño, y con problemas de autoimagen.
Dicho estudio también arrojaba que hoy más jóvenes son adictos a las redes sociales que al tabaco y al alcohol, y que 7 de cada 10 jóvenes había experimentado acoso a través de internet.
Si bien la comparación de las redes sociales con drogas químicas puede parecer exagerada, el doctor en farmacología de la Universidad de Valparaíso, Ramón Sotomayor-Zárate, aclara que la dependencia psicológica escala de manera parecida en ambos casos.
“En una primera etapa no son comparables en cuanto a los efectos colaterales que producen. Por ejemplo, una adicción química a drogas de abuso como cocaína puede generar efectos estimuladores sobre el sistema cardiovascular y locomotor, mientras que otras drogas como la morfina producen depresión del sistema nervioso y respiratorio. Sin embargo, la dependencia psicológica de las redes sociales puede ir escalando de manera muy similar a cómo lo hacen las drogas de abuso, especialmente en jóvenes”, declara.
Otro estudio publicado en la revista Cyberpsychology Behavior and Social Networking analizó los cambios en la salud mental de 154 personas de entre 18 y 72 años que abandonaron las redes sociales durante una semana. El sondeo arrojó no solo que los participantes ganaron ocho horas en sus semanas, sino que sus niveles de ansiedad y depresión disminuyeron considerablemente.
Los efectos que las redes sociales tienen en la salud mental de niños y adolescentes no son desconocidos para los altos ejecutivos de Meta, la compañía detrás de Facebook, Instagram y Whatsapp. A mediados del año pasado, el Wall Street Journal publicó una serie de reportajes en los que revelaba, por medio de filtraciones de empleados del gigante tecnológico, que Meta estaba al tanto de las nocivas consecuencias que su uso tiene en los jóvenes.
“Un 32% de las chicas dicen que cuando se sienten mal con su cuerpo, Instagram les hace sentir peor”, recoge un informe interno de la empresa fechado en marzo 2020. «Las comparaciones en Instagram pueden cambiar la forma en que las mujeres jóvenes se ven y se describen a sí mismas”, agrega el reporte.
Las investigaciones internas de Meta también entregan datos sobre el efecto de las redes sociales en los hombres, quienes demuestran sentimientos negativos sobre su imagen personal luego de utilizar la aplicación. Según el reporte, el 40% de los adolescentes varones experimentan una comparación social negativa.
Los devastadores informes filtrados de Meta contrastan con las declaraciones públicas de Mark Zuckerberg, quien ha bajado el perfil al peligro de las redes sociales en la salud mental de niños y adolescentes. “La investigación que hemos visto es que el uso de aplicaciones sociales para conectarse con otras personas puede tener beneficios positivos para la salud mental”, declaran desde la compañía.
Según distintos profesionales de la salud mental, la adolescencia es una etapa en la que la conformación de la identidad y del sentido de pertenencia están en pleno desarrollo, por lo que las imágenes que se reciben a través de redes sociales generan un efecto de comparación importante.
Soledad Garcés, académica de la Universidad de los Andes y Directora de la Fundación para la Convivencia Digital, comenta que “si tus pares están constantemente mostrando una vida perfecta donde solo se luce el valor del cuerpo y la vida perfecta, que es lo que uno comparte en las redes sociales, te empiezas a dar cuenta que tu entorno tiene una vida más feliz o exitosa que la tuya. Eso empieza a afectar en la autovaloración y en la manera en que te relacionas con el entorno”.
A pesar de todos los efectos negativos que las redes sociales tienen en nuestra salud mental, el estudio realizado por la Royal Society for Public Health también señala que el internet nos ha dado una mayor posibilidad de reconocer nuestras propias falencias emocionales y psicológicas, a la vez que nos permite acceder a redes de apoyo e información sobre salud mental que antes no estaban a nuestro alcance.
Y es que finalmente, quizás los problemas psicológicos expresados por niños y adolescentes también responden a una época en la estamos más abiertos a reflexionar acerca de nuestros propios estados emocionales. Pero es necesario repensar la manera en la que nos relacionamos con nuestras aplicaciones móviles para que éstas estén al servicio del ser humano, y así dejar de alimentar la máquina de algoritmos digitales que se alimenta a costa de nuestra salud mental.