Tratando de entender en algo los recientes acontecimientos públicos, con un par de amigos nos juntamos a conversar y escuchar música un rato. Como el tema era Chile, los chilenos y su multitudinario «rechazo», llegamos inevitablemente a los ’80, la dictadura de Pinochet y su contestaria banda sonora: Los Prisioneros. Ahí fue que nos dimos cuenta que Jorge González nos ha venido sacando la foto como sociedad desde siempre y para siempre.
Evitando el cliché, pusimos canciones más bien desconocidas por el gran público, ese que corea «El baile de los que sobran», «Tren al sur» y «La voz de los ochenta» pero no conoce, por ejemplo, «Exijo ser un héroe», «Poder elegir» o «El otro extranjero».
Así, animados por unas buenas copas de vino nacional, pusimos oreja! Y fue llegando a nuestro cerebro la iluminación lírico-musical del sonido prisionero, o más bien, gonzaliano, apuntando siempre directo hacia los discursos hegemónicos del poder que intenta controlar(nos) todo. Partimos:
Mentalidad televisiva: Canción del primer disco de la banda de San Miguel, que se refiere a la definitoria influencia de la maquinaria cultural de la TV en algo tan sensible y personal como es la vida afectivo-emocional de un sujeto que podríamos definir como piola. Año: 1984.
Nunca quedas mal con nadie: No se puede estar bien con todos porque hay personajes con los cuales por un asunto de dignidad y decencia es imposible estar bien, por ejemplo: bueno, ustedes pongan el ejemplo que mejor les parezca. Año: también 1984.
Noche en la ciudad: El ideal neoliberalista metropolitano, con una clase trabajadora que se acuesta tempranito para madrugar y trabajar, obediente con los dictámenes de una sociedad fascista que excluye de su ciudad a «toda esa gente que está mal», que no entiende que lo que se requiere es «orden y tranquilidad para poder progresar». Año: 1990.
Cuéntame una historia original: «Todo el mundo dice que vive sufriendo como nadie más», tal como sucede, por ejemplo, con esas personas que dejaron de comer palta en apoyo a Petorca y ahora se sienten traicionadas porque la gente de allá votó por el Rechazo. ¡Cuéntame una historia original! «Habla con tus tíos, habla a tus amigos, haz una encuesta a tus vecinos, y cuéntame como te fue…». Año: 1990.
Otro día: Quizás la más notable. Habla de un trabajador esclavo de la rutina y que por lo mismo, se siente seguro en ella. Hasta hace algunos años imaginábamos que se refería a una distopía sobre un mundo socialista, una especie de Chile que no fue, pero tras la abrumadora votación a favor del Rechazo nos dimos cuenta que la canción retrata a la perfección al chileno y chilena actual que votó contra los cambios propuestos porque «ya tengo el pulso firme». Año 1987.
Una mujer que no llame la atención: Actualizado a 2022, una mujer que no luche por sus derechos, que no levante la voz ni se vista de forma extravagante o provocativa, que no aborte ni piense como feminista. Un alto retrato del cavernario machista promedio, ese que en la sociedad es solo un peón desechable de los patrones, pero que al menos en su casa «se impondrá». El punto bueno de la canción es precisamente que el tipo este está solo, no tiene a nadie: por eso necesita esa mujer que no llame la atención que -esperamos- ojalá nunca le llegue. Año 1986.
Usted y su ambición: Como resumen de todas las anteriores, usted(es) y su ambición, da(n) tanto asco! Pensamos en todos aquellos señores y señoras que nadie, pero absolutamente nadie los quiere pero sin embargo, tienen séquitos de esclavos que los llaman respetuosamente «señora o señor»: porque -se sabe- el desempleo «es lo peor», así que a tragarse las humillaciones y aferrarse a las sobras que dejan estos especuladores que hablan roban mienten sudan matan y lloran / corren gritan ruegan exigen y amenazan / gimen muerden y desconfían…
La lucidez que transmiten todas estas canciones y su vigencia a más de 30 años de haberse grabado, confirman que es muy poco lo que se ha avanzado en contrarrestar el modelo socio-económico impuesto por la Dictadura, el cual, con matices, está reforzando permanentemente los pilares fundamentales de su ideología a través de los medios de comunicación, prensa escrita, radio y TV. Ellos, desde siempre, han sido y son los auténticos generadores de la Cultura de la Basura.
AOM