Retrospectiva y autocrítica de Jorge Baradit sobre la derrota del Apruebo

El escritor y ex convencional, le hincó el diente a inquietudes que surgieron tras la derrota del Apruebo

Retrospectiva y autocrítica de Jorge Baradit sobre la derrota del Apruebo

Autor: Seguel Alfredo

Una publicación en su cuenta de twitter y una reciente entrevista en El Siglo al exconvencional, da cuenta de su mirada sobre las diversas aristas de la derrota del Apruebo, así como los nuevos escenarios constituyentes.

Publicación en Twitter

“Sin duda que la derrota de la Nueva Constitución es multifactorial, pero la campaña multimedial y multimillonaria que llevó a su caída será materia de estudio internacional (…) Es imprescindible contrarrestar estas prácticas. La democracia está en profundo riesgo”, señaló en una reciente publicación.

Al día siguiente de la derrota del Apruebo, compartió un hilo:

Señala lo siguiente:

Un proceso constituyente es más que una convención constitucional, es un camino de cambios para el que no hay vuelta atrás. Las necesidades de la gente son temas instalados pero habrá que darles cauce de otras formas.

La democracia es algo frágil que hay que proteger. Por lo mismo, se respeta el resultado con humildad y sin duda alguna.

La gente juzgará quiénes no estuvimos a la altura, la gran mayoría trabajamos duramente a lo largo de un año de lunes a lunes. Escuchamos miles de personas comunes, cientos de expertos, académicos y movimientos sociales de todo el país para redactar un texto que acogiera a tod@s.

Quizá la enorme cantidad de reformas planteadas al unísono, con cuestiones que no todos compartían o que chocaban con sus intereses -que debían ser resueltas en un solo gesto de aprobar o rechazar- puso en la encrucijada a mucha personas y en esa disyuntiva decidió rechazar.

Visto en retrospectiva: Aprobar un paquete cerrado TAN grande de cuestiones TAN diversas, hace aparecer ingenua la posibilidad de éxito. La intersección de intereses en juego de todos los concurrentes, lo hace parecer imposible.

Deberemos reflexionar sobre el mensaje y el despliegue de la campaña del apruebo.

El proceso también padeció una campaña multimillonaria de desinformación y terror que deberá estudiarse para que nunca más se use la mentira y el miedo como herramienta política.

Es una derrota dura que nos duele pero que aceptamos.

El pueblo de Chile habló.

No hay muchas palabras más hoy.

Un abrazo a todos los que creyeron.

Lo dimos todo,

nos quedamos sin nada.

En una reciente entrevista en El Siglo, abordó más en profundidad

“Diría que acusar exclusivamente a la Convención es fabricar un chivo expiatorio muy conveniente para todos, pero poco útil al momento de hacer un análisis serio”, aseveró.

La autocrítica y la perspectiva de Jorge Baradit

Por El Siglo 

Por Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”.

¿Cómo recibe las aseveraciones de que es responsabilidad de los convencionales el triunfo del Rechazo?

Hubo malas cuñas y algunos pocos convencionales cometieron errores de protocolo que espantaron al chileno promedio. Pero sería subestimar al país pensar que porque alguien votó en la ducha rechazarían un texto tan relevante. Pero sí hubo otros pasajes más graves: interrumpir el himno o sugerir que podrían cambiar la bandera son cuestiones con las que en nuestro país no se juega. Ahí habrá que preguntarle a la protagonista su opinión.

Pero esa misma Convención poco formal, más cientos de asesores, expertos y gente de movimientos sociales, es la que produjo un texto que fue alabado internacionalmente por economistas, medioambientalistas y constitucionalistas de prestigio internacional.

Yo diría que acusar exclusivamente a la Convención es fabricar un chivo expiatorio muy conveniente para todos, pero poco útil al momento de hacer un análisis serio. Acá hay responsabilidad también de las autoridades que comenzaron a hablar de la tercera vía, de una nueva Convención y nuevas rutas antes de votar siquiera, diciéndole a la gente que le salía gratis rechazar si no le parecía del todo bien el texto.

También responsabilidad de la gente detrás del rechazo que invirtió cifras multimillonarias para inundar Chile de noticias falsas y desinformación que llegó intencionadamente al corazón de la gente más humilde. Con los años sabremos quiénes financiaron, quiénes orquestaron y quiénes están detrás de una operación que invirtió millones de dólares en aterrorizar a Chile con una nueva Constitución que era, de hecho, bastante moderada.

Si hay que hacer autocrítica  del trabajo de la Convención, ¿donde la marcaría usted?

Visto en retrospectiva, aprobar un paquete cerrado tan grande de cuestiones tan diversas, hace aparecer ingenua la posibilidad de éxito. La intersección de intereses en juego de todos los concurrentes, lo hace parecer imposible. Acogimos todas las voces acalladas y disidentes, pero no previmos cómo iban a coexistir en la cabeza de los chilenos. Para algunos la Constitución era muy buena, pero el tema del aborto se le volvía insostenible, por ejemplo, y rechazaban las restantes 387 artículos solo por ese. O las dudas sobre libertad de culto, sólo por aquello se rechazaba todo. Así, en mayor o menor medida.

Creo que hubo materias a las que se le dio demasiada relevancia, que no estaban entre los intereses primarios del ciudadano común. Hace unos días, una editorial del New York Times se preguntaba cómo lo iba a hacer uno de los países más conservadores de América Latina para aprobar una de las constituciones más progresistas del mundo.

También tuvimos un grave problema en las comunicaciones, no pudimos ni supimos comunicar las dinámicas y avances, los pasos y razones para cada una de las cosas que hicimos, en ese sentido estuvimos solos. El Gobierno de (Sebastián) Piñera no nos ayudó como era de esperarse y el cambio de Gobierno no supuso demasiados cambios tampoco.

La presidenta del Partido Socialista, buscando explicaciones de la derrota del Apruebo apuntó a que hubo mesianismo, frivolidad, ¿qué apreciación tiene de eso?

Que hubo grupos de independientes con agenda propia y muy poca cultura política, que entraron buscando instalar su agenda sin los mínimos éticos para dialogar. Y hubo grupos de activistas que persiguieron instalar sus causas específicas sin la responsabilidad que requiere pensar la Constitución como un todo integral país.

¿Incidió mucho el miedo, la desinformación?

Como convencionales en campaña, recorrimos todo el país. Tengo que decir que hasta en el último pueblo al fin de todo, la gente se sabía de memoria el rosario de fake news. “¡Nos van a quitar la casa!”, nos gritaban antes siquiera de abrir la boca. La gente en este país tiene muy pocos bienes, la campaña del terror lo hizo perfecto hincando el diente donde dolía: mentir acerca de la casa y los ahorros.

En su opinión, ¿qué característica debe tener el proceso constituyente que viene?

No lo he pensado, aún estoy digiriendo lo que acaba de ocurrir. Y lo que acaba de ocurrir, básicamente, es que la elite política conservadora de Chile terminó de adueñarse de un proceso que no le pertenece, se demoró sólo tres años. Temo que sea un nuevo paso “en la medida de lo posible” que solo postergue las demandas del país.


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