El ritmo y progreso de las ciudades no para…cada día vemos cómo nuevos proyectos inmobiliarios, antenas de celulares, autopistas y centros comerciales se instalan con fuerza arrasando con la estética, belleza y tradición en nuestros barrios.
Vecinos furibundos ante el poder aniquilador de las inmobiliarias han alzado la voz en defensa de sus barrios que albergan la tradición e historia de sus familias, cuyas arquitecturas, paisajismos y mística se ven amenazadas por “el progreso”.
Ejemplos tenemos miles tanto en la capital como en regiones, pero sin duda uno de los más emblemáticos ha sido la lucha de los vecinos del barrio Yungay de la comuna de Santiago.
Lo que comenzó con un problema de retiro de basura en el año 2005 contra el entonces alcalde Raúl Alcaíno, tomó la fuerza y reacción ante la envergadura de la aniquilación de uno de los barrios más antiguos de la capital –fundado en 1839- donde a los vecinos no se les tomó en cuenta a la hora de cambios significativos para su entorno. Dado el valor histórico y patrimonial del barrio Yungay, éstos se organizaron y alzaron la bandera de lucha para proteger y declararlo como Zona Típica por el Consejo de Monumentos Nacionales, organismo dependiente del Ministerio de Educación.
Luego de una ardua batalla con la Municipalidad de Santiago y el Consejo de Monumentos, donde se elaboró un expediente técnico, se recolectaron firmas, asambleas informativas para los vecinos, movilizaciones y la construcción del mapa de la zona con sus respectiva historia, arquitectura y tradiciones, el pasado 14 de enero los vecinos lograron la declaración de Zona Típica de 113 hectáreas del sector norponiente de la principal comuna del país. A partir de este hecho se inició una nueva fase de gestión y desarrollo para la consolidación de un polo cultural para la ciudad, donde el componente esencial es la organización y participación de los vecinos.
La Zona Típica es una categoría de Monumentos Nacionales que protege el carácter ambiental y propio de ciertos conjuntos habitacionales que encarnan “un valor irreemplazable e irrepetible para nuestra realidad cultural”. Cualquier persona puede solicitarla, siempre y cuando compruebe el valor patrimonial del barrio y consiga las firmas de la mayoría de sus habitantes (la ley no establece un porcentaje fijo). La comunidad de una Zona Típica puede postular a distintos fondos concursables para mejorar fachadas, veredas, mobiliario urbano, áreas verdes e iluminación, entre otros. Queda prohibido demoler (excepto si existe riesgo de derrumbe) y las modificaciones estructurales, como mansardas y ampliaciones, deben ser aprobadas por dicho consejo.
Rosario Carvajal, representante de la Agrupación de Vecinos por la Defensa del Barrio Yungay, sostiene que “fue un trabajo organizado, constante y de mucho sacrificio, pero el apego y el cariño al barrio superó todas las adversidades y logramos que se respetara y reconociera el valor patrimonial de nuestro barrio.”
A partir del triunfo, se abre un nuevo escenario que contempla el diseño de metodologías de trabajo para difundir la experiencia a otras organizaciones, un plan de recuperación de inmuebles y espacios públicos.
Una batalla similar es la que están lidiando los vecinos del barrio de Dalmacia en Providencia. Aquí la agrupación logró en tiempo record tener la aprobación del Consejo de Monumentos en Agosto de 2008 para la declaración de Zona Típica, pero faltando sólo 20 días para su publicación en el Diario Oficial, la Municipalidad de Providencia aprobó un ateproyecto para la construcción de un edificio de siete pisos en el sector y la autorización de demolición de las viviendas que comprenden un tercio de manzana de las avenidas Miguel Claro y Manuel Montt interceptadas por calle Dalmacia.
El paso 18 de junio se llevó a cabo la primera demolición de las casas, para lo cual la agrupación de vecinos presentó un recurso de protección que aún está en trámite.
Según María Angélica Urbina de la Agrupación de Vecinos del Barrio Dalmacia, “no existió la voluntad política de parte del alcalde Cristián Labbé para respetar la declaración del consejo y mucho menos a los vecinos.”
Sin embargo, no todos han tenido éxito, ya que la agrupación de vecinos de Las Lilas en Providencia, perdió la batalla frente a la Municipalidad y el grupo inmobiliario Penta, quienes construirán en el ex cine Las Lilas dos torres de 17 y 9 pisos respectivamente.
Por más que los vecinos se agruparon, interpusieron sus quejas frente a la autoridad municipal y ante la opinión sobre el valor y tradición del cine y también sobre los efectos urbanísticos en el barrio residencial.
Pese a que la municipalidad le sugirió a la empresa que construyeran un café literario y otro cine, la moción todavía no es aceptada por ésta, ya que el proyecto original contempla un minimarket, más una plaza de dos mil metros cuadrados.
Otros que también perdieron su lucha fue la Coordinadora No a la Costanera, agrupación que reunía a los vecinos del Barrio Bellavista y que buscaban una alternativa más sustentable y menos invasiva para la armonía y tradición del sector. Lamentablemente, tanto el Ministerio de Obras Públicas y su Dirección de Concesiones dieron luz verde al proyecto que cruza la ciudad de oriente a poniente. Sin embargo, esta agrupación de vecinos solidificó su fuerza junto a otras organizaciones comunitarias de Recoleta y Providencia, dieron vida a Ciudad Viva.
Más allá de luchar contra la maquinaria industrial y los proyectos inmobiliarios, ellos proponen un estilo de vida armónico con el entorno y de protección y respeto por el valor patrimonial del Barrio Bellavista.
Es una fuerza reconocida en temas urbanos y por medio de su revista La voz de la Chimba, logran empapar a los ciudadanos en tema de planificación, medioambiente, transporte activo y justicia social. A su vez, organizan y brindar directrices para velar por un crecimiento sustentable.
Recientemente, Ciudad Viva logró el primer lugar, a nivel regional, del Concurso de Buenas Prácticas para el Desarrollo de los Territorios, con la experiencia de Renovación Pío Nono.
Sin embargo, hoy están de cabeza en la lucha contra la construcción del proyecto inmobiliario de la Universidad San Sebastián en Pío Nono con Bellavista –antiguo recinto del Liceo Alemán- y de la construcción de tres torres a cargo del grupo Banmerchant. Para Lake Sagaris, presidenta de Ciudad Viva, “aquí se está asesinando el barrio. Nosotros no entendemos cómo la Municipalidad y la CONAMA Metropolitana autorizaron la construcción de estos proyectos que perjudican gravemente el valor patrimonial del barrio y además producirán un aumento explosivo de la población que transite por aquí”.
El proyecto contempla además la construcción de una rampa que rompería la vereda poniente de Pío Nono y acabaría con la ciclovía que corre por este lado de la calzada.
Lake Sagaris sostiene que darán la pelea y no se dejarán amedrentar por la maquinaria de las constructoras y la presión y complicidad de las autoridades frente a estos atropellos.
Siendo Santiago una ciudad que congrega a más de seis millones de habitantes y cuya saturación ya es evidente, la búsqueda de nuevos terrenos para ampliar la oferta habitacional cada día es descarnada, pero la organización de vecinos y de quienes reconozcan el valor de los barrios será la esperanza de preservar nuestra historia y tradición como ciudad.
por Claudia Pedreros
El Ciudadano