Exintegrante del ELN: «Esta guerrilla tiene una posición más conciliadora que antes»

Representantes del Gobierno de Gustavo Petro y el comando central de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) anunciaron desde Venezuela este 4 de octubre que reactivarán los diálogos de paz 

Exintegrante del ELN: «Esta guerrilla tiene una posición más conciliadora que antes»

Autor: Pedro Guzmán

León Valencia, director de la Fundación Paz y Reconciliación, habló con Sputnik sobre el restablecimiento de los diálogos de paz del Gobierno colombiano con el ELN.

Representantes del Gobierno de Gustavo Petro y el comando central de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) anunciaron desde Venezuela este 4 de octubre que reactivarán los diálogos de paz congelados en 2018. Una semana antes, León Valencia, exintegrante de ese grupo insurgente, viajó hasta La Habana para hablar con sus excompañeros.

Valencia se trasladó por voluntad propia para percibir si las intenciones del ELN de llegar a un acuerdo eran reales. El hoy director de la Fundación Paz y Reconciliación se reunió con Pablo Beltrán, integrante del comando central de esa guerrilla, en el Hotel Nacional de La Habana y, según dijo a Sputnik, «sintió un tono esperanzador diferente al de antes».

Aunque el huracán Ian impidió que la charla fuera más prolongada, Valencia reconoció que a primera vista alcanzó a disipar algunas dudas de los comandantes del ELN, como por ejemplo la historia y las luchas del presidente Petro, guerrillero en su juventud —hizo parte del M-19—, y la oportunidad enorme de, por primera vez en la historia, negociar con un Gobierno de izquierda.

«Siempre se sentaron con Gobiernos de derecha, de ideales y ritmos diferentes. Por eso la curiosidad y la necesidad de conocer un poco más la manera en la que Petro estaba conformando su administración», explicó.

Días después de esa reunión, se hizo el anuncio oficial de que las negociaciones de paz se retomarían desde la primera semana de noviembre. «Vi la rueda de prensa [en Venezuela] y sentí la misma línea discursiva que mostraron cuando hablamos en La Habana. Además, vale la pena destacar que Antonio García, comandante que se ha caracterizado por ser radical, está en una posición conciliadora, más comprensiva», destacó Valencia.

Algo que puede acelerar estos diálogos, según Valencia, es construir sobre los seis puntos que en su momento se establecieron cuando el ELN se sentó con el Gobierno de Juan Manuel Santos (2010-2018) en 2018. En esa ocasión, Santos interrumpió las conversaciones, que ya iban por el quinto ciclo, luego de que esa guerrilla se atribuyera un atentado en Barranquilla (norte del país) en el que fallecieron cinco policías.

Un año después, en enero de 2019, con Iván Duque en la presidencia, un carro bomba en la Escuela de la Policía General Santander en Bogotá dilapidó cualquier opción de diálogo.

«En esta ocasión se mantendrá la misma metodología basada en el cese al fuego bilateral, que con Santos se cumplió en un 95%», dijo Valencia.

Sin embargo, Valencia señaló algunos problemas, como por ejemplo, la presencia de otros grupos armados en las regiones en las que tiene dominio el ELN. «Hablamos de mafias, de las disidencias de las FARC, narcotraficantes. Lo que hay que tener claro es que habrá alteraciones, pero eso no puede ser un impedimento para seguir adelante».

Valencia destaca otro detalle que en su momento preocupó al ELN y fue la necesidad de diferenciar las negociaciones con los otros actores en el marco de la Paz Total de Petro, iniciativa con la que el actual presidente espera terminar la violencia en todo el territorio nacional a través de negociaciones específicas con todos grupos al margen de la ley, desde el ELN, las disidencias de las FARC hasta grupos narcocriminales como el Clan del Golfo.

Es decir, el trato que se va a dar a cada grupo entendiendo su naturaleza, sus peticiones, su historia misma. «Mientras que con el ELN es una negociación netamente política, con el Clan del Golfo, por ejemplo, será jurídica. Lo que no ha estado muy claro es cómo será con las disidencias de las FARC, aunque luego de la reunión que tuvo el alto comisionado de paz con ellos todo indica que también será política».

En cuanto al argumento de que el ELN se ha caracterizado por ser una guerrilla federalizada y no centralizada como lo eran las FARC, algo que benefició el proceso de paz con esa organización, Valencia siente que en este momento hay una disposición en conjunto de avanzar siempre y cuando se tenga en cuenta a la sociedad civil y hayan cambios sustanciales en las regiones en las que hacen presencia.

«Súmele otra cosa: la cúpula del ELN es la misma de siempre. No ha sucedido, como ocurrió con las FARC, que les mataron a sus líderes en operaciones militares. Eso les da una identidad y una unidad necesaria para estos procesos». Valencia añadió que alias Gabino, el guerrillero emblema del ELN y que por motivos de salud renunció a ser el jefe máximo en junio de 2021, podría estar en el grupo negociador.

Un pasado guerrillero

En los años 80, Valencia perteneció a un grupo de jóvenes católicos, con influencia marcada de la teología de la liberación, que apoyaban a sindicatos y organizaciones sociales en el suroeste antioqueño (noroccidente colombiano). Valencia ya había asumido como propio el inconformismo en Latinoamérica por la muerte del presidente chileno Salvador Allende años atrás y el rechazo a la instauración de una dictadura militar en ese país.

«Aumentó en nosotros la ilusión de cambiar las cosas, un espíritu revolucionario, y me fui para el monte sin pensarlo. El ELN, con quienes ya había tenido contactos previos, me eligió para hacer parte de su comando central».

Sin embargo, en menos de una década, Valencia entendió que la lucha armada no era la salida, mucho menos cuando grupos paramilitares, asociados con mafias estatales, estaban exterminando a todo lo que oliera a socialismo.

«Acabaron con el partido de la Unión Patriótica, que fue la unión de varias fuerzas de izquierda, mataron a tres candidatos a la presidencia [Luis Carlos Galán, Bernardo Jaramillo Ossa, Carlos Pizarro] y extendieron un baño de sangre del que no quería hacer parte».

Sumado a eso llegó la caída del Muro de Berlín en 1989 y, para Valencia, se vino abajo el ideal de construir un proyecto socialista en todo el mundo. Además, las guerrillas centroamericanas, como el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en Nicaragua y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) en El Salvador, que habían tenido una importante influencia en Colombia, empezaron a entrar en procesos de negociación.

«Me di cuenta que ya no estábamos aspirando a resolver las necesidades del campesinado colombiano. Todo lo contrario, con los combates y demás les estábamos poniendo más dificultades, más muertos, más miseria», reconoció.

En 1989, Valencia sometió a votación la posibilidad de unirse al proceso de paz que venía adelantado el M-19 con el Gobierno de turno, en pleno congreso del ELN. Sin embargo, de 102 delegados presentes, solo obtuvo 32 votos a favor. «No iba a darme por vencido. Seguí con la discusión interna de que había que apostarle a la paz y por eso me expulsaron del movimiento dos años después, para no generar confrontaciones al interior de la organización».

Por eso ahora, muchos años después de que tuvo que bajar los brazos, Valencia cree que la opción de que haya paz con el ELN es más tangible que nunca. Y que las condiciones están dadas para un diálogo rápido, sin trabas concretas. Eso piensa un hombre que conoce las entrañas de la única guerrilla de Latinoamérica que sigue activa.

Fuente Sputnik


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