La invasión bélica estatal a los territorios mapuche: heridas abiertas en Wallmapu

La autonomía mapuche que resistió los ataques de la corona española, fue quebrantada por la acción bélica de los estados de Chile y Argentina a fines del siglo 19

La invasión bélica estatal a los territorios mapuche: heridas abiertas en Wallmapu

Autor: Seguel Alfredo

El Pueblo / Nación Mapuche es transfronterizo (Argentina – Chile), con un territorio ancestral llamado Wallmapu (de mar a mar), que resistió la invasión y colonialismo de la corona española, obligando al imperio europeo a firmar 29 parlamentos o tratados de paz.   

Imagen portada: Tropas del Ejército de Chile comandadas por Cornelio Saavedra durante la invasión de la Araucanía

Mapa WallMapuche, Pablo Marimán, historiador

Estos territorios ,desde fines del siglo XIX , fueron saqueados y con ello se inició un proceso de colonialismo, despojo, negación, discriminación por parte de los estados de Chile y Argentina.

La llamada “pacificación de la araucanía”, que se materializa en 1881, fue la invasión del estado chileno a los territorios mapuche para anexar estas tierras principalmente a los intereses empresariales de las explotaciones salitreras en el norte.

Simultáneamente en argentina se realiza la llamada “Conquista del desierto”, que fue el acto de genocidio cometido por el Estado argentino en territorio Mapuche y que se concreta en 1883.

Ver aquí documental: “Tierra Adentro” Película argentina-puelche sobre la invasión bélica estatal al WallMapu (territorio Mapuche)

En el lado de Gulumapu como se conoce ancestralmente el centro sur de Chile, buena parte de los territorios usurpados fueron destinados a los denominados graneros, con la introducción masiva a partir de 1884 de colonos europeos y la interconexión del ferrocarril, cuyo objetivo principal era proveer de trigo y cebada a la población que participaba en la explotación del salitre en el norte, que fueron parte de los botines de la llamada “guerra del pacífico”.

Para generar este escenario de invasión y masacres en territorio Mapuche, prevaleció la opinión casi transversal de diversos actores de influencia del aparato estatal para gatillar un genocidio a nombre de “progresos, soberanías, civilidad y evangelios”.

A modo de ejemplo, en el año 1859 (entre otras publicaciones), el Diario El Mercurio de Valparaíso, publicaba: “Los hombres no nacieron para vivir inútilmente y como los animales selváticos, sin provecho del género humano; y una asociación de bárbaros, tan bárbaros como los pampas o como los araucanos, no es más que una horda de fieras, que es urgente encadenar o destruir en el interés de la humanidad y en el bien de la civilización (….) raza soberbia y sanguinaria, cuya sola presencia en esas campañas es una amenaza palpitante, una angustia para las riquezas de las ricas provincias del sur

Al año 1868 “Benjamín Vicuña Mackenna”, intelectual chileno y post candidato a la presidencia, señaló: “El indio, no es sino un bruto indomable, enemigo de la civilización porque sólo adora los vicios en que vive sumergido, la ociosidad, la embriaguez, la mentira, la traición y todo ese conjunto de abominaciones que constituyen la vida salvaje” (“Primer discurso sobre la pacificación de la Araucanía”)

En el año 1882 el periódico “El Precursor”, Nº 8, publicaba: “No es claro como la luz que la repartición de los extensos territorios de la Araucanía a nuestros 30.000 soldados (por la guerra del pacífico) sería, a la vez el premio sagrado a que son acreedores los abnegados servidores de la patria, el camino más expedito para dominar la barbarie (por la zona mapuche) y agregar a la república una provincia virgen y, por lo mismo, rica e inagotable”.

Las consecuencias de la masacre estatal

Un Informe trabajo de investigación de ejecutados Mapuches, cuyo autor investigador es Hernán Curiñir Lincoqueo, de la Asociación de Investigación y Desarrollo Mapuche (AIDMapuche), da cuenta de diversos antecedentes sobre las acciones bélicas y coloniales del Estado chileno, desprendiendo que las campañas bélicas del Estado chileno entre 1860 a 1881 habrían causado el asesinato directo de 50 mil a 70 mil Mapuche.

Consecutivamente, estuvo la facilitación estatal para el genocidio de pueblos indígenas australes como Seknam y Kawaskar. Siguiendo una seguidilla de actos atroces ahora contra sectores de trabajadores obreros, con amplia presencia indígena, como   la matanza de la Escuela Santa María de Iquique que incluyó a familias completas a causa de la explotación salitreras (1907). Asimismo, la Masacre al levantamento de Ránquil que se produjo en junio y julio de 1934, contra grupos de campesinos mapuches en el sector Pewenche de Lonquimay y Alto Bio Bio quienes se habían levantado contra  los abusos estatales y de los patrones. Sigue, la matanza del seguro obrero (1938). El mismo golpe de 1973 arrojando una serie de detenidos, desaparecidos, ejecutados, violentados por poderes

Las tierras Mapuche que quedan en el presente, además, están en grave riesgo a causa de los impactos de la industria forestal, agroindustria, hidroeléctricas, acuícolas, entre otras, que han venido generando diversos nuevos estragos a la vida de las comunidades y la devastación de numerosos territorios.

A modo de ejemplo, se estima que en el centro sur de Chile hay tres millones de hectáreas de especies exóticas de pinos y eucaliptus, donde cerca dos millones son concentrados por dos grupos económicos: Matte, con CMPC – Forestal Mininco y más de 750.000 hectáreas; y, Angelini, con Celco – Forestal Arauco, con más de 1.200.000 hectáreas. Se estima que el Pueblo Mapuche, incluyendo las tierras que han sido entregadas vía subsidio, no superarían las 650.000 hectáreas para una población que se estima en más de un millón setecientas  mil personas.

Alfredo Seguel


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