Los candidatos a la presidencia de Brasil, el líder izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva y el actual jefe de Estado Jair Bolsonaro, intercambiaron este domingo duras acusaciones de corrupción, críticas a la gestión de la pandemia, así como supuestos vínculos con el crimen organizado y el narcotráfico, durante el primer debate cara a cara antes del balotaje del 30 de octubre.
Lula acusó a Bolsonaro de ser «un dictadorcito», mientras que el candidato ultraderechista lo acusó de ser «una vergüenza nacional» que solo busca volver a «la escena del crimen».
«Una gripecita»: pandemia y vacunas
El primer cruce entre ambos candidatos arrancó con la gestión de la pandemia del coronavirus y la campaña de vacunación.
El expresidente culpó a Bolsonaro de «jugar» con la vida de los brasileños y lo responsabilizó por la muerte de más de 600.000 personas con covid-19, recordando que el actual mandatario se refirió a ella como una «gripecita» que solo se cobraría la vida de «uno que otro viejito».
Lula denunció la resistencia de Bolsonaro a comprar vacunas y promocionar medicamentos no probados como la hidroxicloroquina. «Su negligencia provocó la muerte de 600.000 personas cuando se podría haber salvado más de la mitad», afirmó.
Por su parte, el actual jefe de Estado defendió su administración y señaló que menos de un mes después de la primera vacuna aplicada en el mundo, Brasil comenzó a suministrarla a cualquier persona que quisiera.
«Compramos 500 millones de dosis de vacunas. Brasil dio ejemplo en el mundo en materia de vacunación», señaló Bolsonaro. «Si hubiera sido alguien de tu gobierno, alguien del consorcio Nordeste, te hubieras robado todo y hubiera muerto mucha gente cuya muerte se podría haber evitado», añadió intentando centrar la atención en el tema de la corrupción.
Petrobrás: «El mayor esquema de corrupción del mundo»
Más adelante, Bolsonaro acusó a Lula de llevar adelante «el mayor esquema de corrupción del mundo» en la empresa estatal Petrobrás, mientras que el candidato de izquierda recordó que Brasil no quiere que lo gobierne alguien que compró «51 inmuebles con dinero en efectivo», cuyo origen no está claro.
El candidato ultraderechista sostuvo que durante los mandatos del líder del Partido de los Trabajadores el país era «comandado por ladrones«.
«Tu pasado es vergonzoso. No hiciste nada por Brasil, solo metiste dinero público en tus bolsillos y en los de tus amigos», manifestó.
Por su parte, Lula, que fue encarcelado en 2018 por cargos de corrupción que luego fueron anulados, defendió el proceso de capitalización de Petrobras y afirmó que la transformó en la segunda mayor compañía de energía del mundo, lo que le permitió a la nación «ser autosuficiente» en petróleo.
«Si hubo corrupción, quién robó, pagó«, aclaró, al tiempo que señaló que la transparencia de su gobierno permitió adelantar las investigaciones que terminaron en la captura de quienes participaron en las irregularidades.
«En nuestro gobierno no había secretos. Todo era un portal de transparencia», destacó Lula. «En su caso todo es motivo de secreto», enfatizó.
Además, criticó el cierre de empresas que resultó de todos los procesos que se dieron por las corruptelas de Petrobras, porque «acabó con millones de empleos». En este sentido, subrayó que «para combatir la corrupción no era necesario cerrar las empresas».
Crimen organizado y narcotráfico
Los candidatos presidenciales también intercambiaron acusaciones sobre relaciones con narcotraficantes y milicianos, como se conocen a las mafias formadas por policías en activo y retirados que controlan decenas de favelas.
Por un lado, Bolsonaro culpó al exmandatario de «tener un pacto» con el narcotraficante Marcos Camacho. Mientras, Lula presumió que ingresa a las favelas de Río de Janeiro sin chaleco de seguridad.
«Usted tiene amistad con bandidos. En la favela no había un policía a su lado, solo había traficantes», aseguró Bolsonaro, en referencia a un mitin celebrado en Río de Janeiro el pasado miércoles.
Por su parte, el líder del Partido de los Trabajadores respondió manifestando que el jefe de Estado está vinculado a la criminalidad, a la pobreza y al crimen organizado de los parapoliciales de ultraderecha que mataron en 2018 a la concejala de Río de Janeiro, Marielle Franco, conocida por su posición de combate a las milicias, un crimen que causó impacto internacional y que permanece sin resolver.
A dos semanas del balotaje, el último sondeo electoral divulgado el viernes por la firma Datafolha, ubica a Lula con el 49 % de la intención de voto frente a un 44 % de Bolsonaro. Un 93 % de los consultados afirmó haber definido su voto. El 5 % votaría blanco o nulo, mientras el 1 % se manifestó indeciso.
Fuente RT
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