Un nuevo informe avisa de lo que desde 2018 es un clamor a gritos. Desde que ese año China decidió cerrar sus fronteras a la entrada de residuos plásticos provenientes de otros países, América Latina se está convirtiendo en un destino emergente: el nuevo basurero de plásticos del mundo.
Durante más de seis meses un equipo de la Red Investigativa Transfronteriza de Ojo Público y PopLab ha seguido miles de toneladas de estos desechos que llegan a cinco países de la región: México, Perú, Ecuador, Chile y Colombia. Proceden principalmente EE. UU. y la Unión Europea. La promesa es que estas materias serán recicladas, pero el intercambio comercial opaco y la falta de vigilancia de las autoridades de los países que las reciben hace que sea imposible conocer el destino final de estos residuos.
El seguimiento de Ojo Público ha sido exhaustivo, como se recoge en su página web, donde se puede observar el recorrido de miles de envíos de esta basura durante los últimos 10 años. Sin embargo, el intercambio real puede ser mucho más elevado, habida cuenta de la escasa transparencia y el tráfico ilegal que se produce en este sector.
México es uno de los países con más alto consumo de plásticos y al mismo tiempo se ha convertido en un basurero de EE. UU. En total, desde 2012 a 2022 ha recibido 897.000 toneladas de desechos plásticos.
A Perú en ese tiempo arribaron 62.000 toneladas de desechos plásticos mayoritariamente procedentes de República Dominicana, Chile y Costa Rica. Las principales empresas importadoras se dedican a la fabricación de productos de construcción, herramientas industriales y a la gestión y reciclaje de residuos plásticos.
En estos diez años, a Chile llegaron 50.000 toneladas y a Colombia 45.500. A más distancia se encuentra Ecuador, que, sin embargo, es uno de los tres principales países en recibir desechos plásticos desde EE. UU., en la última década 21.000 toneladas.
Entre esos desechos se encuentran envases y otros productos que pueden ser reciclados, aunque se estima que solo una pequeña porción llega a ese destino, pero también residuos de uso médico como jeringuillas, carcasas viejas de monitores o baldes que contuvieron productos tóxicos.
Según el informe, esta basura proviene principalmente de EE. UU., China, Holanda y Alemania, pero también de otros países de la región como Venezuela, Argentina, Brasil, Panamá o Puerto Rico.
Las empresas estadounidenses son las que más basura plástica envían a América Latina. Según el estudio de Ojo Público, 111 millones de toneladas hicieron ese viaje en los últimos dos lustros, generando un negocio superior a los 500 millones de dólares.
La compra y venta de este tipo de desechos es un negocio que los Gobiernos frecuentemente son incapaces de supervisar e, incluso, no tienen la suficiente capacidad para procesar los elevados volúmenes que ingresan en su territorio.
Entre 2000 y 2019, la producción de plástico casi se duplicó a nivel mundial; sin embargo, sus residuos crecieron a un ritmo aún más elevado, alcanzado un aumento del 126 %.
Fuente: RT.