El análisis de Felipe Fontecilla y su participación del encuentro en Egipto.
Con la plenaria comenzada más tarde en la historia de la convención, a las 6 de la mañana del 20 de Noviembre del 2022 ha concluído la vigésimo séptima Conferencia de las Partes (COP27) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) con un acuerdo final que cuenta dos historias de lo que ocurrió en la COP27. Por un lado, las partes consiguen un acuerdo sin precedentes al arribar a un Fondo para Pérdidas y Daños, una batalla que por décadas ha llevado la sociedad civil y los países más vulnerables a las catastróficas consecuencias de la Crisis Climática. Por el otro, la COP fue incapaz de abordar las verdaderas causas del cambio climático – los combustibles fósiles – y avanzar en los compromisos del Pacto de Glasgow, concluyendo con vagos compromisos en mitigación, enfocando el trabajo de la reducción gradual de emisiones exclusivamente en carbón y sin mención del petróleo y el gas natural.
LO BUENO:
La COP27 tuvo un desarrollo más lento de lo normal, extendiendo su jornadas dentro de la madrugada del día Domingo 20 de Noviembre (2 días después de su supuesta finalización y al borde de requerir llamar a una COP-bis), no obstante podemos reconocer avances en la mayoría de los temas de la agenda: El más importante y reconocido ha sido el Fondo de Financiamiento para Pérdidas y Daños, no obstante, también se ha avanzó en la estabilización del trabajo en el Objetivo Global de Adaptación, en los Mecanismos de Cooperación de Mercado y No Mercado, el programa de Glasgow de Acción por el Empoderamiento Climático, el programa de Trabajo sobre Transferencias de Energías del Comité Ejecutivo de Tecnologías (TEC) y el Centro y Red de Tecnologías Climáticas (CTCN) del 2023 – 2027.
También quedaron en la decisión final de la conferencia temas muy relevantes como el reconocimiento del derecho a un medioambiente limpio, sano y sostenible, el derecho a la salud, los derechos de los pueblos indígenas, las comunidades locales, migrantes, niños, personas con discapacidad y personas en situación de vulnerabilidad y el derecho al desarrollo, así como la igualdad de género, el empoderamiento de la mujer y la equidad intergeneracional; Transición Justa, donde se incluyó una sección específica de Implementación a través de caminos a la transición justa que amplía el concepto e incluye dimensiones de participación, reconoce oportunidades para la erradicación de la pobreza, y la necesidad de incluir la protección social.
Otros temas que tal vez pasaron más desapercibidos en la COP, pero que continúan siendo relevantes, es la revisión inmediata del trabajo de Lima en Género y las disposiciones de la Red de Santiago en Pérdidas y Daños.
LO MALO:
Primeramente y lo peor de esta COP, es que aún no podemos mencionar explícitamente y reconocer que necesitamos con urgencia reducir progresivamente todos los combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas) si es que queremos conseguir la reducción del 43% de gases de efecto invernadero para el 2030 relativo al 2019, que es en efecto lo que quedó reconocido en la decisión final de Sharm-el-Sheikh. El problema más profundo, es que son quienes más producen y consumen combustibles quienes han históricamente bloqueado esta posibilidad dentro de las negociaciones de la CMNUCC. En esta ocasión India, apoyado por el Reino Unido e incluso Noruega, hicieron mención a la reducción progresiva de todos los combustibles fósiles, no obstante, Arabia Saudita catalogó como inaceptable esta mención. De la misma manera, se sugirió incluso que Egipto, como la presidencia de la COP, podría estar bloqueando la negociación[1]. Lamentablemente, esto no representa un avance en el Pacto Climático de Glasgow y en el trabajo para mantener el calentamiento promedio de la tierra en los 1.5°C.
No todo lo que brilla es oro y el fondo comprometido para Pérdidas y Daños presenta riesgos tácticos importantísimos a considerar en su negociación para las próximas dos COPs. Md Shamsuddoha del Centro por la Investigación Participativa y Desarrollo (CPRD) de Bangladesh, alerta de disposiciones legales que tenemos que comprender en profundidad para asegurar una implementación efectiva: la fractura y vinculación entre trabajar y responder (addressing and responding), segundamente el origen y naturaleza de los arreglos para el fondo (funding arrengements) particularmente aquellos que se han creado fuera de la CMNUCC (Global Shield y compromisos del gobierno Escocés y Danés) y que no son nuevos y adicionales. Finalmente, en relación a lo legal, hay disposiciones que permitirían que las partes se mantuvieran no comprometidas si así lo desearan. Habrá que ponerle mucha atención al trabajo del Comité Transicional dentro de las próximas reuniones de la convención, para asegurar un mecanismo transparente y efectivo, que entregue las caminos a respuestas que sean de utilidad para aquellos que están en la primera línea de la crisis climática[2]. Finalmente, la COP en Egipto estuvo marcada por horrores logísticos, administrativos y de trato que impidieron y dificultaron la participación efectiva de la sociedad civil. Por un lado y lo que todos ya sabemos, es que llegar a Sharm el Sheikh, para aquellos de nosotros viviendo fuera de Europa requería de largos viajes, con múltiples escalas, tiempo de espera y por precios muy elevados, esto ya presentaba un recorte en la posibilidad de participación de la sociedad civil, en especial de aquellos de comunidades vulnerables, pueblos indígenas, grupos juveniles, etc. Esto por supuesto, crea un desequilibrio entre la participación de organizaciones preocupadas por el medio ambiente y el lobby de los combustibles fósiles quienes trajeron a más de 600 delegados, un 25% que el año anterior, según lo reportado por The Guardian[3]. Además, los precios de alojamientos, transporte y comida también fueron inflados. Sabemos, según lo reportado por Climate Change News, que el gobierno de Egipto envió una carta a los hoteles, estableciendo precios de alojamientos cinco veces por sobre lo usual y aumentando el impuesto también un 25% por la COP26. Finalmente, son decenas los testimonios que hemos conocido, al menos hasta ahora, de experiencias de acoso durante la COP, en los hoteles, los restaurantes, el transporte público y cualquier espacio fuera (e incluso algunos dentro) de la convención.
CONCLUSIÓN:
Hay quienes consideran que la UNFCCC y el Acuerdo de París ya fallaron, que no hay forma de recuperar el momentum del 2015 para impulsar una política climática global que cumpla el objetivo de París. No obstante, yo creo que ahora más que nunca (y cada año que pasa con mayor gravedad y urgencia) no podemos soltar el proceso.
Por un lado los órganos de Naciones Unidas, la CMNUCC y la COP son espacios construidos para ofrecer soluciones de forma cooperativa entre las distintas naciones del mundo y hay quienes, más fuertemente durante los últimos años, han construido discursos que deslegitiman el proceso. Pero no con el objetivo de construir alternativas. Más bien con el objetivo de, a través de los populismos, dar un pie de entrada a fascismo autocráticos y ultra-nacionalistas de derecha, que buscarían construir en el contexto de la crisis climática, naciones fortalezas que protegerían de los impacto del cambio climático a los mismos que la causaron y a quienes concentran el capital económico mundial y se han enriquecido a través de la explotación de la tierra, los territorios y sus comunidades. Además ¿que viene después del multilateralismo? Naciones Unidas nace con el objetivo de administrar y manejar conflictos cosa que no tengamos que llegar a las armas y me parece difícil pensar en soluciones que no sean basadas en la cooperación internacional, el consenso, o la democracia. Creo que cualquier otro método es receta para el desastre.
Si bien esta conferencia se quedó corta en el título: “Juntos por la Implementación”, la próxima conferencia COP 28 en los Emiratos Árabes Unidos (UAE), así como las que le seguirán, serán muy importantes en el proceso de implementación del Acuerdo de París. No es el momento para soltar el proceso. Hemos conseguido a través de los años fortalecer la presencia de la sociedad civil, levantando grupos juveniles, indígenas, de mujeres y género y ahora por último de personas viviendo en situación de discapacidad. Asimismo, hemos mejorado significativamente la comunicaciones entre las delegaciones negociadoras y nosotros. Desde donde yo lo puedo ver, es el momento de unirnos en encontrar soluciones e impulsar de manera conjunta una política climática que responda de manera justa y equitativa a los desafíos de la Crisis Climática.