Las redes, las plataformas y yo

¡Más lectura y menos y menos Netflix!, porque dejar la lectura por el streaming es traición y dejar de leer para remover basura en las plataformas es un grave error...

Las redes, las plataformas y yo

Autor: Onel Ortiz

En mis años estudiantiles me aficioné al cine. En un medio dominado por el entretenimiento frívolo, las muestras internacionales de cine y los cineclub fueron una bendición. La Cineteca Nacional fue y sigue siendo un oasis. Con el pasar de los años, el tiempo se vuelve el bien más valioso e irrecuperable.

Poco a poco la vida laboral, la movilidad capitalina y los horarios complican las escapadas a las salas de cine. De manera casi mágica apareció el Streaming. La tecnología que permite ver y oír contenidos que se transmiten desde internet sin tener que descargar previamente los datos al dispositivo. Todo cambió. Tener en la comodidad del hogar un amplio catálogo de series y películas facilitan la vida y al mismo tiempo, la complican.

El 95% de los contenidos de Netflix y el 80% de los contenidos de Amazon son basura. Por ahí anda el porcentaje del contenido de HBO+ y Disney +; ni hablar de Claro Video o de Vix. De la televisión comercial pasamos al cable y ahora a las plataformas. Las películas y series que valen la pena deben buscarse con paciencia y habilidad. En un ataque de consumismo, el Buen Fin me regalé la suscripción por un año de MUBI. Cine del Bueno. Pensé. Ahora podré volver a ver las películas de mis años estudiantiles y a los nuevos creadores.

Después de varios años la memoria falla. En ocasiones, de manera lamentable al confundir directores y películas. Supuse que la renta de esta plataforma sería un reencuentro, no fue así. Busqué Matador de Pedro Almódovar, no disponible en estos momentos. Huevos de Oro de Bigas Luna, no disponible. Enter the Void, Love o Climax de Gaspar Noé, nada. ¡Vamos! 8 ½ de Federico Fellini, nada. A veces mucho es poco.

Spotify, esa excelente plataforma que hizo inmensamente ricos a sus dueños, que salvó a las disqueras, pero que millones de músicos reciben migajas por sus creaciones, me envío mi personalidad musical 2022. Un algoritmo sabe más de mis gustos que yo mismo. Dicen que Facebook, con 25 me gusta auténticos, la aplicación te conoce más que tus compañeros de trabajo, que con 50 más que tus padres y con 100 más que tu pareja.

Paso muchas horas escuchando podcasts. Lo que más escuché este año fue historia de México. Uno que me gusta mucho es la Fonda Filosófica, de Darin MacNabb, un gringo que hace muchos años por azares del destino llegó a México y dio clases de filosofía en la Universidad de Xalapa. Tiene muchos temas. En un video reciente, como buen filósofo, planteó una pregunta interesante: ¿Cuál es el papel de las Humanidades en el neoliberalismo? ¿Extinguirse lentamente? ¿Adaptarse al mercado? ¿En la supercarretera de la información, qué carril ocupan la filosofía, la historia, la ética, la estética, la lógica, la pedagogía, la antropología, la sociología?

Junto a la mujer o el hombre de cuerpos esculturales, rostros perfectos, con millones de seguidores y likes, están los escritores o los divulgadores del arte, la ciencia o la cultura. A lado de los reguetoneros, están los nuevos valores de la música; a lado de los youtubers apóstoles de la estupidez, están los comunicadores y formadores de opinión. Este año, leí doce libros, la mitad promedio de mis 30 a los 45 años. Dejar la lectura por el streaming es traición. Dejar de leer para remover basura en las plataformas es un grave error, más ahora cuando el bien más preciado es el tiempo. Más lectura y menos y menos Netflix.

@onelortiz

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