La instalación de una base militar con financiamiento de la Embajada de EEUU en uno de los parques naturales más importantes del país ha generado la movilización de la comunidad científica y local para impedirlo. Sputnik habló con uno de los biólogos que firmaron la carta para pedir al presidente Gustavo Petro que se ponga alto a un proyecto.
Gorgona es una de las dos islas colombianas en el Pacífico —la otra es Malpelo—. Allí funcionó un famoso centro de reclusión entre 1960 y 1984, una cárcel construida siguiendo los modelos de los campos de reclusión nazis en la que fueron constantes las violaciones de derechos humanos. En las ruinas de lo que fue la penitenciaría, hay una frase de uno de los tantos reclusos que refleja las condiciones en que vivían: «Maldito este lugar… maldito sea. Acá solo se respira tristeza».
Conocida como el Alcatraz colombiano, este centro cerró tras la presión de defensores de derechos humanos y ambientalistas y bajo la presidencia de Belisario Betancur (1982-1986) se convirtió en Parque Natural, un lugar en el que científicos han estudiado el ecosistema marino durante más de tres décadas.
En 2015, una licitación llevada con el mayor de los sigilos llamó la atención de los ambientalistas. «En el Gobierno de Juan Manuel Santos [2010-2018] se abrió la licitación para construir un muelle militar y un radar en el cerro más alto de la isla. Cuando nos enteramos empezamos a mandar cartas no solo a la Armada, sino a las autoridades pertinentes para detener la construcción», dice a Sputnik Óscar Murillo, profesor de Biología de la Universidad del Valle y uno de los integrantes del comité científico que se estableció para la isla.
En su momento, esas voces no tuvieron eco, si acaso la Armada movió un par metros el muelle que recibirá embarcaciones militares y que, según Murillo, generará un daño enorme al ecosistema marítimo de la isla. «En 2015 no nos escucharon. Tocamos todas las puertas, pero nos dimos cuenta que ya la licencia para el proyecto estaba dada y no había nada qué hacer», agrega Murillo.
Siete años después de que el comité científico presentará sus objeciones, el tema salió de nuevo a colación, y se hizo viral en redes, luego de que se supiera que gran parte de la obra ya está hecha. Y por eso Murillo y sus compañeros, apelando de nuevo a la racionalidad, enviaron otra carta, esta vez al presidente Gustavo Petro para que ponga un alto a la situación.
«Lo repetimos: la isla tendrá una cantidad de gente que supera la capacidad que tiene el parque para que no haya un impacto natural. Solo para que se haga una idea: las lanchas que llegarán a este muelle afectarán la vida de las especies de mamíferos marinos como delfines, sin contar el daño que puede causar el ACPM [combustible] de los motores en los corales. Son ecosistemas frágiles y los planes de mitigación que propone la Armada no son suficientes», añade Murillo.
Más allá del muelle y el radar, que ya están culminados, el grupo de científicos supo que dentro del gran proyecto habrá un tanque de almacenamiento de gasolina, un edificio de alojamiento militar y otro para personal administrativo.
«Eso se manejó entre las altas esferas en 2015. Y fue raro que la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales haya aprobado todo en menos de un mes. Hay que ser realistas: esto viene de tiempo atrás, aprobado hace mucho y ya hay obras concluídas. Pero eso no quiere decir que se puedan tomar medidas para echar para atrás y salvar la biodiversidad de Gorgona», dice Murillo.
EEUU se cuela en Gorgona
De acuerdo con el Colectivo Unidos por Gorgona, por petición del Ministerio de Defensa colombiano y con financiación de la Embajada de los Estados Unidos de América, mediante la resolución 1730 del 31 de diciembre de 2015, se dio inicio al proyecto de construcción de la Estación de Guardacostas en la isla, aprobada por la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA).
Esto se ratificó en junio de 2022, con la firma del memorando sobre el Corredor Marino del Pacífico Este Tropical (CMAR), acordado en el marco de la Cumbre de las Américas, por EEUU, Colombia, Costa Rica, Ecuador y Panamá.
Según la comunicación oficial, el CMAR es una iniciativa «destinada a la conservación de los océanos que se extiende más de 500.000 kilómetros cuadrados» y contiene a las islas Cocos, Coiba, Galápagos, Gorgona y Malpelo.
«Hay una paradoja muy grande y es que con la presencia de militares, además de que se verá coartada la investigación, tampoco tendremos la oportunidad saber cuál es el impacto ambiental que puede generar el muelle, el radar y el resto de obras que se pretenden hacer. Las actividades militares nunca serán compatibles con las actividades de investigación natural. Necesitamos seguir yendo, seguir aprendiendo, seguir entendiendo estos ecosistemas para tomar las decisiones acertadas en cuanto a su conservación. Y esto, claramente, es un obstáculo a ese propósito».
Murillo y sus colegas siguen a la espera de la respuesta del presidente Petro, ahora que la carta ha hecho mella, sin embargo también es consciente de que ya dados los permitidos hace siete años y con todo en marcha, será complicado que el mandatario actual eche para atrás lo que sus antecesores ya firmaron.
«Esperamos que las recomendaciones sean atendidas, que el tema de Gorgona sea de interés nacional y de este Gobierno y que se entienda que un Parque Natural no puede ser sede de una instalación militar», concluye Murillo.
Recientemente, el colectivo Unidos por Gorgona creó una campaña para hacer viral lo que está sucediendo con el hashtag #SalvamosParqueGorgona, tendencia a la que se ha sumado la comunidad ambientalista colombiana.
Fuente Sputnik