A pesar de que los pronósticos de 2023 auguran una fuerte retracción mundial, el Gobierno de Bolivia plantea mantener su modelo económico, mientras le da un empuje más contundente a la exploración de gas.
La estrategia fue revelada a Reuters por el ministro de Economía, Marcelo Montenegro, quien defendió las políticas implementadas por el Ejecutivo porque le han permitido al país mantener una de las tasas de inflación más bajas del mundo, pese a los coletazos de la crisis del coronavirus y el convulso panorama internacional.
Los resultados económicos positivos, que mantienen el índice de precios al consumidor en 3 % anual, son el resultado de una robusta inversión social que implica el subsidio a los precios de combustibles, así como a la producción de bienes y servicios.
Para mantener el ritmo, el Gobierno de Luis Arce prevé implementar «un plan de exploración [de gas] muy agresivo» para 2023. Aunque no ofreció detalles sobre los ejes de ese proyecto, Montenegro dejó claro que la meta del Ejecutivo no es disminuir el déficit sacrificando la inversión pública.
De hecho, Bolivia destinará el año que viene unos 4.000 millones de dólares para financiar a sectores productivos como el agrícola, energético y de infraestructura, con recursos que provendrán –en parte– del financiamiento externo y de la emisión de deuda por hasta 2.000 millones de dólares.
«Nuestro déficit podría llegar a 1 o 1,5 % si eliminamos la inversión pública (…) pero la consecuencia inmediata es que golpearía el crecimiento«, explicó el ministro, quien adelantó que el plan es aumentar los ingresos y recortar los gastos.
Datos del ministerio de Economía revelan que la deuda del país equivale al 46 % del Producto Interno Bruto (PIB), lo que está muy por debajo de los umbrales establecidos por organismos internacionales y le permite a Bolivia tener un margen amplio de endeudamiento.
Por ahora, los pronósticos de las calificadoras indican que el país andino cerrará este año con un déficit de 8,5 %, mientras sus reservas se ubican en torno a los 4.000 millones de dólares. El objetivo del Gobierno es que para 2023 la economía se expanda a casi 5 % y el déficit se reduzca a 7,5 %.
El litio de Bolivia
Además del gas, que representa una de las fuentes de ingreso más importantes para el país andino, el Gobierno tiene en la mira la firma de acuerdos para la extracción directa de litio, así como una política para acelerar el proceso de industrialización de ese material antes de 2025.
«No es fácil, porque hay contratos que van a durar años, incluso décadas (…) Tenemos que empujar para que le queden más ganancias a Bolivia«, aseveró Montenegro en la entrevista. Sin embargo, las cifras al cierre de este año le permiten sostener el optimismo de cara a 2023.
La semana pasada, el titular de Economía recalcó el hecho de que Bolivia mantuviera la inflación a raya y el crecimiento económico, a pesar de «un entorno enrarecido de alta volatilidad, (e) incertidumbre a nivel mundial».
Ante las cifras, la cartera auguró que el país continuará la senda de crecimiento, como han previsto el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que estiman que la nación estará entre las economías de mayor expansión en la región.
«El 2023 es un año para seguir reconstruyendo la economía con una tasa de crecimiento positivo, estabilidad de precios y un modelo que irá sustituyendo las importaciones gradualmente para generar un sector productivo con industrialización en química básica, industria farmacéutica» y muchos proyectos productivos, indicó un comunicado del ministerio que dirige Montenegro.
Te puede interesar…