Los bosques del Sur de Chile serían más resilientes a los efectos del cambio climático de lo que se pensaba, señala una investigación de larga data realizada por la académica del Instituto de Ciencias Biológicas de la Universidad de Talca, Frida Piper Busico.
Los resultados fueron compartidos en la presentación Mecanismos de resiliencia a irrupciones de insectos defoliadores en bosques de nothofagus, donde la investigadora demostró cómo las especies conocidas comúnmente como robles, coihues, lengas, ñirres, raulíes, ruiles y hualos, presentan alto grado de recuperación tras ser atacados por plagas infecciosas.
«Investigo la resiliencia que tienen los árboles frente a fenómenos del cambio climático, cómo son las sequías, las altas temperaturas y las defoliaciones causadas por irrupciones de insectos. Esta investigación es de larga data, la he desarrollado en los últimos 15 años y es sobre la defoliación que causan los crecimientos poblacionales muy significativos de orugas que se registran en los bosques de nothofagus del sur de Sudamérica», explicó la especialista.
Así, los resultados obtenidos dan cuenta que estos bosques son «muy resilientes, son completamente defoliados por estos insectos, pero luego de un periodo vuelven a un estado de recuperación total. Creo que podemos aprender de sus mecanismos, las estrategias para hacer frente a fenómenos asociados al cambio climático a raíz de los cuales se espera que se incrementen las irrupciones de insectos».
Por esta razón, Frida Piper se mostró optimista, ya que los resultados son esperanzadores: «Indican que cuando uno experimentalmente imita el disturbio, pero aumentando la severidad y la frecuencia de las especies, estos bosques sí son capaces de mantener el desempeño positivo».
«Por lo tanto, al menos en el mediano plazo, podemos esperar que continúen siendo resilientes y eso es extremadamente importante en términos de la capacidad que tienen como sumidero de carbono y mitigadores del cambio climático», añadió la académica de la U. de Talca.
De todas maneras y a pesar de estos auspiciosos resultados, Piper recalcó que, no se deben reducir los esfuerzos por disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero.
«Las plantas ahorran sus recursos energéticos y sus nutrientes en épocas de crisis, y eso les permite sobrevivir en el tiempo, pero obviamente son recursos finitos y eso tiene un límite de tiempo. Por lo tanto, de ninguna manera deberíamos reducir nuestros esfuerzos en emitir menos de óxido de carbono a la atmósfera», cerró la investigadora.
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