En el Festival del Huaso de Olmué de enero de 2023, el primero importante de la temporada veraniega chilena, preámbulo y complemento del Festival de Viña del Mar, los y la humorista hicieron referencias varias a la derrota de la opción apruebo en el plebiscito de salida de 2022 y al gobierno de Gabriel Boric[1]. Por supuesto, hubo también menciones a la pandemia y las cuarentenas. Respecto al proceso revolucionario que irrumpió con la revuelta social de octubre de 2019, nada. Nada, pese a que ese festival, como otros, llevaba dos años sin hacerse y que en la última temporada de festivales, durante el verano del hemisferio sur de 2020, la revuelta social y sus circunstancias fue tema de los y las humoristas[2], quienes se posicionaron favorablemente frente a ese proceso revolucionario y la represión que sufría.
Lxs humoristas en los festivales del verano chileno se han vuelto, a lo largo de las décadas, en un espacio de análisis social de lo que ha sucedido en el año que pasó (y más atrás), dando cuenta de las urgencias y prioridades del sentir social[3]. Por ello es significativo que un evento socialmente relevante como la revuelta social iniciada en octubre de 2019[4] no haya tenido referencias a ella; desapareció de lo que se habla en esos lugares donde hay una fuerte interacción social de temas importantes, valiosos. El análisis anual de los y las humoristas desechó el tema, pese que este año ese análisis se extendió por todo el tiempo que el festival de Olmué (y todos) estuvo suspendido.[5]
En estos días no se habla de la revuelta social más que en ciertos ámbitos comprometidos o académicos, tales como entre quienes luchan por justicia para quienes fueron presos/as, mutilados/as o asesinados/as por la represión durante la revuelta[6]. Pero en el habla familiar, en la actividad social rutinaria, tanto la pandemia y sus cuarentenas como los plebiscitos constitucionales, así como la permanente problemática de la sobrevivencia y el vivir, llevaron la experiencia social de la revuelta de octubre de 2019 a un lugar recóndito e incómodo del que solo se ha vuelto por el indulto presidencial a algunos presos políticos de la revuelta[7].
La memoria social es injusta por selectiva: no todos los eventos o sucesos sociales son dignos de memoria social, aunque ellos estén presentes en la memoria personal/individual. Para los eventos de lucha y transformación social esto es aún más engorroso: la memoria social prefiere los triunfos a la derrota, lo complaciente a lo triste. La revuelta social de octubre de 2019 y el proceso revolucionario que conllevó ni fue derrotado ni obtuvo una victoria rotunda; el establishment chileno se esforzó por anularla con una sobredosis de institucionalidad y participación electoral.[8] Así, nuestra memoria rebelde, revoltosa y revolucionaria del proceso revolucionario va siendo relegada, aislada a un asunto personal, individual o de colectivos pequeños y limitados; esto tanto como resultado de procesos sociales normales que tienen que ver con el paso del tiempo y la presión de las novedades, como por la presión de las industrias culturales en la construcción de imaginarios acordes a la institucionalidad estatal de la que hace parte[9].
La memoria social humana, por ser humana, toma la forma preferente de imágenes por la preeminencia que como sociedades hemos dado a la visión respecto a otros sentidos[10]. Vemos para creer. Nuestra memoria social se basa en acuerdos sobre imágenes, tanto que incluso lo que se dijo ha de estar impreso para que sea considerado[11]. Lo visto hace a nuestra memoria social, siempre que haya un acuerdo colectivo sobre lo visto. Acuerdo que sintetiza habitualmente en una imagen un cúmulo de experiencias, vivencias, opiniones, posturas, objetivos, etc.[12].
Sin ser parte de la revuelta de octubre el “quiltro” Matapacos fue y es imagen de ese proceso revolucionario en tanto sintetizaba imágenes de lucha desigual, persistencia, calle, combatividad, resistencia y cierta estética en tanto portaba un pañuelo en el cuello[13]. ¿Qué otras imágenes hacen al imaginario social de la revuelta de octubre? Eso ha quedado para la investigación, álbumes de fotos, documentales, museos[14] al parecer, puesto que se ha interrumpido la creación de ese acuerdo de imágenes en tanto la conversación sobre la revuelta fue eficientemente desplazada, por la institucionalidad estatal, a conversaciones sobre constituciones, acuerdos parlamentarios, pandemias[15], vacunas, migrantes, plebiscitos, votaciones, retiros y cuarentenas, y, ahora, por el peso de la vuelta a la “normalidad”.
Queda entonces abierta la disputa sobre cómo conformar las imágenes que darán cuerpo a la memoria social[16] del proceso revolucionario iniciado con una acción directa noviolenta en octubre de 2019[17]. Porque ¿cuál imagen mostrará el feliz rompimiento de la normalidad? ¿Cuál, la alegría de sentir el cambio inesperado de las circunstancias a tu favor? ¿cuál, la politización afectiva de los diálogos y su ampliación exponencial en las veredas, en los almacenes, en las ferias, en las micros? ¿Qué imagen podrá sintetizar en un acuerdo esa sensación de triunfo y autodominio adquirida esos días? ¿Alguna foto, alguna pintura, un rayado que sintetice el profundo y conflictivo sentir respecto a los saqueos en los barrios, especialmente sobre quien tiene derecho a saquear[18]? Porque sí, los pueblos en rebelión también construyen su derecho y su constitución contra la institucionalidad.
La institucionalidad estatal se esforzó en mantener y sostener a la parte ejecutiva en su momento de caída en noviembre de 2019[19], mediante la cooptación electoral y representativa de sectores que iban haciendo parte del proceso revolucionario. Esa estrategia tuvo éxito y de estar haciendo esfuerzos para cambiar la normalidad se pasó a aceptar la normalidad electoral con los cambios mínimos y suficientes para hacerla atractiva (como listas de independientes, paridad, escaños reservados, etc.). Ahora será la industria cultural[20] quien tendrá como misión dar imágenes que signifiquen la revuelta acorde a los lineamientos estatales para abastecer a la memoria social.
Una de las funciones más importantes de la industria cultural (en el mundo) es dotar de relato e imagen[21] a los lineamientos estatales que contrasten y compitan con el imaginario[22] que la memoria social va construyendo a partir de las imágenes propias de cada persona, llegando a modificar por presión la memoria social respecto a ciertos eventos de cambio social. La televisión y las empresas de streaming son notables en esto, pero no son las únicas. Respecto a la reconducción del imaginario en la memoria social a conveniencia de lo estatal el procedimiento usual pasa por tres momentos: 1) minimizar, tergiversar (esto fue lo que sucedió en la tele y noticieros chilenos en los primeros meses de la revuelta[23]); 2) apropiarse y dar por cerrado, corresponde al fallido proceso constituyente, que solo fue fallido en cuanto a la propuesta constitucional, pero no en cuanto a apropiarse y cerrar la revuelta[24]. Y 3) olvido y construcción de relato funcional a lo estatal: en este periodo estamos y el humor en el festival de Olmué 2023 así lo manifiesta.
Acostumbrados a entender los procesos revolucionarios en un sentido mecánico y belicista, cuya última memoria de éxito regional se queda en los años ’70, nos cuesta ver y sentir los procesos revolucionaros actualmente existentes[25], cuando existen. Por eso hay cierta reticencia en decir que lo vivido en Chile con centro en octubre de 2019 fue un proceso revolucionario: el proceso revolucionario que los pueblos que hacen Chile podían darse en un país neoliberalizado, institucionalizado, ultraestatizado tanto que más de un sociólogo se satisface en decir “que en Chile fue primero el Estado y que el Estado construyó la nación”[26]. Bueno, contra esa mitología estatista y nacionalista los pueblos en Chile hicieron su proceso, dentro de un suceso regional que no ha terminado[27], además revolucionario, contra y pese a esa cultura institucionalista, estatista y electorera que nos oprime.
La industria cultural occidental, y en particular la chilena, se ha esforzado en quitar lo revolucionario de en medio. O es un pasado exótico o un mal lejano. En Chile, una derrota pre acontecida. Esto ha convertido en muy difícil el reconocimiento del momento revolucionario cuando éste se está dando: la revolución siempre es algo grande, total y lejano que les sucede a otros[28]. Por ello cuesta decirse a uno mismo que lo vivido a contar de octubre de 2019 en Chile fue un proceso revolucionario pese a que fue gigante y total, pero demasiado cercano como para verlo en la calle, en las asambleas, frente a las barricadas, mirando los supermercados saqueados, riendo con las vecinas que recién conociste en la asamblea pese a los años viviendo juntos. El mito de la revolución dificulta ver la revolución que se vive. Toda revolución acaba en cuanto se institucionaliza. Los poderes en Chile sí comprendieron que se vivía un momento revolucionario y actuaron en consecuencia para que durara poco y fuese domesticado.
Mirar lo vivido como una experiencia revoltosa, rebelde, revolucionaria, nos puede nutrir de un abanico inmenso de imágenes con las que ir nutriendo una memoria social descontenta, desconforme, que dispute la acción de la industria cultural para reacomodar los relatos hasta abatir los hechos. Una de las herramientas más útiles de la industria cultural para construir imaginarios es algo que se ha llamado como Industria de la nostalgia y que funciona como privatización de la memoria social[29], pero discrepo en que sea una industria, es más bien una forma de diseñar la obra cultural, en función de construir una mirada política domesticada respecto al pasado y al futuro. La nostalgia en la industria cultural permite anestesiar el sentido crítico que pudiera estar presente en la obra al incorporar un sentimentalismo anecdótico que la tiñe. Puedo citar series chilenas como Los 80’[30] y 62’ Historia de un mundial como ejemplos, pues en ambas las intenciones críticas presentes se pierden gracias a la tecla nostálgica pulsada constantemente.
La nostalgia es la forma acrítica de acercarnos al pasado[31], el perfeccionamiento estético de cierta autodefensa respecto al daño pasado que, por ejemplo, nos hace acordarnos solo de los recreos y breves momentos entretenidos en el liceo frente a un mar de aburrimiento, maltrato y competencia. La nostalgia es una autodefensa de la memoria capturada por la industria cultural para rehacer la historia sin quejas. Todo tiempo pasado fue nostálgico nos dicen, no importa la dictadura, no importan los abusos, no importan las explotaciones. Es posible, ciertamente, explorar el pasado críticamente haciendo crítica incluso de esa tendencia a la nostalgia propia de quien se defiende de su pasado. El documental Villa Olímpica[32] de Sebastián Kohan Esquenazi es un ejemplo de esto: el exilio infantil del Cono Sur en México revisa su vida mexicana a partir del exilio que fue para ellos el retorno, con nostalgias que son rehiladas profundamente en crítica.
Esas imágenes que nos toca construir para insumo de la memoria social en disputa se nutren del relato que hagamos de la vivencia revolucionaria que tuvimos[33], sea poco o mucho lo que hayamos hecho, puesto que es el relatarse mutuamente lo vivido lo que da significación a lo vivido. No cualquiera hace una revolución dicen, y menos se harán si no la decimos. El primer hacer es el hablar decía Agustín García Calvo y la más importante insumisión es el decir no[34]. No a que la industria cultural relate desde la nostalgia la revolución que vivimos, que está abajo, reptando, buscando otra salida, donde no sea utilizada para instalar a una élite nueva al lado de la vieja[35].
Por Pelao Carvallo
ad portas, 26 de enero de 2023.
Grupo de Trabajo Clacso “Memorias Colectivas y Prácticas de Resistencia”
[1] Rutinas humorísticas en el festival de Olmué 2023 https://www.youtube.com/watch?v=u9FqaZGz2ss&t=2448s
https://www.youtube.com/watch?v=ESGLxA2FKaM
https://www.youtube.com /watch?v=wiWFHuLfuBc
[2] Rutinas humorísticas viña 2020 https://www.youtube.com/watch?v=5NkJpEP2AuI&t=4185s, relevante: la rutina de Stefan Kramer en Viña 2020 no está disponible en YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=AczaEiqaKyg
[3] https://radio.uchile.cl/2020/02/25/populismo-o-resistencia-el-humor-en-tiempos-de-crisis/
[4] https://www.youtube.com/watch?v=SlRb-S47qq4 reportaje europeo del “estallido”
[5] https://www.biobiochile.cl/noticias/nacional/region-de-valparaiso/2021/12/10/por-segundo-ano-consecutivo-anuncian-la-suspension-de-tradicional-festival-del-huaso-de-olmue.shtml
[6] https://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2022/10/03/caso-kayser-y-los-cinco-muertos-olvidados-del-estallido-social-familiares-de-las-victimas-apuntan-contra-el-fiscal-de-la-causa/
[7] https://radio.uchile.cl/2022/12/30/presidente-boric-ordena-indulto-de-10-presos-detenidos-durante-el-estallido-social-y-a-jorge-mateluna/
[8] https://www.clacso.org/la-influencia-anarquista-en-constituyente-en-chile-analisis-con-ojos-acratas/
[9] https://journals.openedition.org/cybergeo/2549?lang=es
[10] Joly, Martine. Introducción al análisis de la imagen, pág. 13: “Pensar que vivimos en una ‘civilización de la imagen’ parece ser la opinión más compartida en cuanto a las características de nuestra época”. La marca editora, Buenos Aires, 2012.
[11] https://www.agendaoculta.com.mx/santa-selfie-que-nos-das-fuerzas-para-soportar-la-pandemia-eterna/
[12] Juan Soto Ramírez, ‘Nosotros entre las imágenes (o los usos sociales de las imágenes)’. Pdf disponible en Dialnet.unirioja.es
[13] https://www.clarin.com/viste/negro-matapacos-perro-icono-resistencia-social-chile_0_cRqHy8gx.html
[14] https://museodelestallidosocial.org/
[15] https://www.clacso.org/contra-la-revuelta-enfermedad/
[16] https://dspace.unila.edu.br/bitstream/handle/123456789/6370/Memorias%20en%20Disputa%3A%20el%20Estallido%20Social%20y%20la%20Convenci%C3%B3n%20Constitucional%20como%20una%20V%C3%ADa%20de%20Escape%20a%20los%20Amarres%20de%20la%20Dictadura%20Civil-militar%20Chilena?sequence=1&isAllowed=y
[17] https://www.clacso.org/la-influencia-anarquista-en-constituyente-en-chile-analisis-con-ojos-acratas/
[18] https://gargantas-libertarias.blogspot.com/2019/10/chile-quienes-saquean.html
[19] https://www.uchile.cl/noticias/192614/los-significados-del-acuerdo-politico-del-15-de-noviembre-de-2019
[20] (parte integral del conglomerado que sufrimos como Estado).
[21] https://www.agendaoculta.com.mx/memoria-musica-infancia-la-historia-del-rock-y-sus-bemoles/
[22] https://www.agendaoculta.com.mx/wandavision-en-la-memoria-de-la-memoria-audiovisual-y-la-nostalgia-del-imperio-2/
[23] https://www.elciudadano.com/columnas/el-golpismo-de-pinera/02/02/
[24] https://www.elciudadano.com/columnas/el-anarquismo-en-la-region-chilena-ante-el-plebiscito-de-abril-si-es-que-se-hace/03/16/
[25] https://www.agendaoculta.com.mx/la-muerte-del-tobi-y-la-memoria-revolucionaria-en-vidas-sin-revolucion/
[26] Ejemplo: Alberto Mayol en alguna de las últimas trasmisiones de La Cosa Nostra.
[27] https://www.clacso.org/la-primavera-andina-florece-en-pandemia/
[28] https://www.agendaoculta.com.mx/la-muerte-del-tobi-y-la-memoria-revolucionaria-en-vidas-sin-revolucion/
[29] https://elpais.com/icon/2022-12-27/atrapados-en-el-agujero-negro-de-la-nostalgia-como-el-pasado-se-ha-convertido-en-el-mayor-enemigo-del-futuro.html
[30] Ver en https://www.youtube.com/watch?v=QI_RQxjivSY&list=PL-rRpq1GD0fqW9FJOiqN4JJHk25w44WHX y https://www.youtube.com/watch?v=JXLVXwHTJhQ&list=PLTNAcsgsZizOCcpI5JJZcXMFTXvp8iYal
[31] https://www.agendaoculta.com.mx/wandavision-en-la-memoria-de-la-memoria-audiovisual-y-la-nostalgia-del-imperio-2/
[32] Chilena-mexicana-argentina, no disponible aun en plataformas.
[33] Ejemplo https://www.clacso.org/la-revuelta-social-contra-el-servicio-militar/
[34] Agustín García Calvo, ‘Contra el Tiempo y el Poder’, editorial Pepitas de Calabaza. Un fragmento en este pdf.
[35] https://www.elciudadano.com/chile/chile-capitalismo-contra-neoliberalismo/01/20/