Durante años se ha estado estudiando la posibilidad de desarrollar una píldora anticonceptiva para hombres, algunos intentos fueron el medicamento tioridazina para tratar la esquizofrenia y la fenoxibenzamina que media la presión arterial, ambos supresores de la eyaculación.
Al final, estos dos fármacos y otros que se han propuesto fueron insuficientes por los efectos secundarios indeseables – síntomas que son extremadamente comunes entre las mujeres que toman versiones femeninas- y algunos encontraron la idea de un orgasmo invisible poco atractiva y “castradora”, por lo que el método finalmente perdió su financiación.
Pero, esta semana se dio a conocer que una investigación en ratones identificó un nuevo objetivo prometedor: un interruptor molecular que puede aturdir a los espermatozoides durante dos horas, dejando a su receptor temporalmente infértil, aunque todavía tiene un largo camino por recorrer antes de que se apruebe su uso en humanos.
Para Susan Walker, profesora asociada de anticoncepción y salud reproductiva en la Universidad Anglia Ruskin en el Reino Unido, “hay que pensar en cómo los comités de ética sopesan los riesgos y los beneficios en términos de un ensayo, porque aunque hay una pareja involucrada, es la mujer la que corre con los riesgos físicos de un posible embarazo” y “en comparación con eso, los efectos secundarios inconvenientes son [más] aceptables”.
Walker explica que “ha habido pruebas muy exitosas de inyecciones de anticonceptivos hormonales masculinos”, siendo casi 100% efectiva para suprimir las concentraciones de esperma, “pero se detuvo debido a las preocupaciones sobre los efectos secundarios, como cambios de humor y cambios en la piel, que a quienes trabajamos con anticonceptivos femeninos no nos sorprendió mucho”.
Por otra parte, señala que hay varias organizaciones benéficas que trabajan arduamente para financiar la investigación de anticonceptivos masculinos, pero especula que las compañías farmacéuticas pueden tener menos incentivos para desarrollarlos cuando los métodos anticonceptivos femeninos funcionan tan bien. Ella sugiere que simplemente no obtendrán el mismo rendimiento de su inversión que obtendrían en un mundo sin píldoras, reseña BBC.
“Creo que las personas tienen más aversión al riesgo en el mundo de la anticoncepción masculina (…) Los hombres son más adversos al riesgo, los paneles de ética son más adversos al riesgo y posiblemente las compañías farmacéuticas son más adversas al riesgo”, dijo.
Walker ha estado trabajando en el campo de la anticoncepción y la salud reproductiva durante al menos 15 años, y aunque solía creer que pronto tendríamos una píldora masculina, esta esperanza se ha desvanecido. “Ya no soy optimista. Cada método parece superar el obstáculo de la aceptabilidad”, refiere.
Quién sabe, quizás el último candidato prometedor, la proteína que inmoviliza temporalmente el esperma en ratones, finalmente supere décadas de desafíos.