Columna: ¿Puede una fiesta ser un espacio seguro?

Por: Carmina Asunción Vásquez Mejías, Abogada y Activista Lesbofeminista.

Es común para quienes habitamos espacios que frecuentan u organicen las personas LGBTIQ+ que se denominen como “Espacios seguros”, especialmente cuando a fiestas se refiere, es común que en la bajada se diga, espacio seguro o espacio libre de (acoso, transodio, transfobia, etc) … Lo que tienen casi siempre en común estas fiestas es que están invitadas casi todas las identidades, menos hombres CisHetero (hombres conformes a su identidad de género asignada al nacer y  heterosexuales) pero ¿sólo porque somos comunidad LGBTIQ+, disidencias o mujeres, se crean espacios libres de opesiones, de seguridad y confianza?, ¿o no es esto lo que venden esas fiestas?

Una amiga me invitó a googlear la definición. No sé cuál tendrá ella, pero según Wikipedia es: «Un espacio seguro (en inglés «safe space»), también llamado espacio positivo o zona neutral designa un ambiente que permite a las personas generalmente marginadas, debido a una o más pertenencias a ciertos grupos sociales, reunirse para comunicarse en torno a sus experiencias de marginación».

Me parece que difícilmente una fiesta llame a comunicarnos en torno a nuestras experiencias de marginación, además por lo que dice el artículo completo se refiere más a entornos académicos que de esparcimiento, entonces volviendo a la pregunta inicial, ¿Es una fiesta un espacio seguro?, ¿se puede asegurar ese espacio?

Pregunté directamente a varias fiestas a qué se referían con espacios seguros y la mayoría me dijeron que se referían a no dejar entrar a hombres “heterocis”. De hecho, textualmente me indicaron que “la presencia de hombres lo vuelve un espacio menos seguro”, algo con lo que personalmente no estoy de acuerdo, pienso más bien, que ninguna persona está libre de ejercer violencia y me parece que deberíamos dejar de asumir que sólo por ser miembros de la comunidad LGBTIQ+ estamos libres de ello, sino que por el contrario, lo tenemos tan arraigado que aún no empezamos a hacernos cargo.

Lamentablemente, ninguna de estas fiestas tiene directamente protocolos contra el acoso o la violencia, aunque algunas sí tienen medidas. Fiesta Macarena por ejemplo, indica en sus pantallas en las fiestas frases como: “Bailar con una persona sin su consentimiento también es acoso, si te sientes incómoda con alguna situación acércate a nuestro staff”, “No es No, si quieres flexibilidad inscríbete a Yoga”, “No es fobia es odio”, entre otros.

Para alguien que es parte de la comunidad y que también realiza fiestas en su casa, me parece imposible declarar un espacio como seguro o un espacio libre de actitudes lesbo, trans  fóbicas u odiantes, pues incluso en espacios reducidos como mi casa, he visto situaciones de violencia. En una fiesta, una entonces amiga lesbiana empujó a su polola frente a todas y cuando la intentamos echar se negó varias veces, otra vez una amiga que ya estaba bastante borracha le agarró el poto a otra, también he visto entre amigas lesbianas ofrecimiento de “pelea afuera”, he incluso pelea de “bandos” en las que ex pololas con sus amigas insultaban a las otras. Tengo que reconocer que en algunas de estas situaciones luego se habló con las involucradas, pero en pocos de estos diálogos hubo un intento de reparación para las víctimas. Entonces, muchas veces lo de seguro o libre, viene a ser un concepto de marketing atractivo para las disidencias y las mujeres, o una declaración de intenciones, más que una reflexión real, con una posición activa de que efectivamente lo estemos construyendo.

Al parecer falta capacidad de análisis y de autocrítica, para preguntarnos primero ¿Qué es un espacio seguro y que hacemos para formarlo?, ¿hasta dónde estamos dispuestas a reconocer nuestros propios errores y repararlos?, terminando así con el, “yo no vi eso”, “arreglen esto entre ustedes” e incluso el silencio cómplice. Es cuando me pregunto ¿cómo podemos construir espacios seguros?, claramente esto no tiene una respuesta única, pero quizás reconocer que no existen sea el primer paso.