Israel vivió este sábado una nueva jornada de multitudinarias manifestaciones contra la reforma judicial impulsada por el gobierno derechista de Benjamín Netanyahu, en el marco de un movimiento de protesta que lleva ya 10 semanas y que según estimaciones de medios locales concentró hoy (11.03.2023) a más de 250.000 personas.
Como todos los sábados desde hace más de dos meses, las calles de Israel fueron colmadas por manifestantes al grito de «democracia, democracia» y «no a la dictadura» por miles de ciudadanos que se oponen a una reforma judicial impulsada por Netanyahu y sus aliados ultraderechistas y ultraortodoxos de coalición, que busca otorgar más poder al Ejecutivo en detrimento de la Justicia, cuya independencia se vería profundamente debilitada.
El foco principal de las protestas volvió a ser la ciudad de Tel Aviv. En esta ocasión, se destacó también la convocatoria de las protestas en la ciudad de Haifa, en el norte del país, a las que habrían acudido más de 50.000 personas.
Varios miles de manifestantes salieron también a las calles en las ciudades de Jerusalén, Netanya, Ashdod, Raanana y Sderot, entre muchas otras. En la ciudad de Beer Sheva, en el sur del país, se concentraron más de 8.000 personas, incluido el exprimer ministro y actual líder de la oposición, Yair Lapid, quien alertó que «Israel enfrenta la mayor crisis de su historia».
La polémica reforma judicial, que mientras tanto avanza en el Parlamento, incluye proyectos como la denominada «cláusula de anulación», que permitiría a una mayoría simple de diputados derogar fallos emitidos por el Supremo. También están incluidas iniciativas que otorgarían al Gobierno control total sobre el nombramiento de los jueces, además de permitir que cargos políticos ocupen los puestos de asesores legales en los ministerios.
Las manifestaciones de este sábado siguen a una multitudinaria jornada de protesta el pasado jueves, con cortes de carreteras en distintos puntos del país e incluso de los accesos al aeropuerto internacional de Ben Gurión.
Ese mismo jueves, tras quejarse varias veces por la ausencia de mano dura contra los manifestantes, el ministro de Seguridad Nacional, el ultraderechista Itamar Ben Gvir, anunció que el jefe de la Policía de Tel Aviv, Amijai Eshed, sería removido de su cargo.
Esa decisión fue inmediatamente congelada por la fiscal general del Estado, Gali Baharav-Miara, quien cuestionó la legalidad de la medida y expresó «gran preocupación» por «los motivos y el momento del anuncio».
Fuente El Desconcierto
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