Un mes y medio después de las tragedias de Turquía y Siria, violentos temblores causaron estragos en Pakistán y Ecuador. Las víctimas podrían contarse por centenares. Sputnik te revela por qué en diferentes partes del mundo los terremotos se suceden uno tras otro y si es cierto que se han vuelto más frecuentes recientemente.
Gelatina en lugar de tierra
Un terremoto de magnitud 6,5 se produjo el 21 de marzo en Afganistán, cerca de la frontera con Tayikistán. Los temblores se sintieron en varios países, pero el golpe principal lo ha sufrido Pakistán. Hasta el 22 de marzo, nueve personas habían muerto en el país y otras 44 habían resultado heridas.
El 18 de marzo se registró un terremoto de magnitud 6,8 en el oeste de Ecuador. El epicentro se situó a 60 kilómetros de la ciudad de Guayaquil. Al menos 14 personas murieron y unas 500 resultaron heridas. Decenas de edificios quedaron destruidos, cientos sufrieron daños y se siguen retirando escombros.
Según los medios de comunicación locales, las fluctuaciones de la superficie terrestre provocaron la licuefacción del suelo, que empezó a comportarse no como un cuerpo firme, sino como un líquido denso, o fluido. Un fenómeno similar se ha observado antes, incluso durante el terremoto de Ecuador de 2016 (magnitud 7,8).
Cinco sismos de mediana intensidad se registraron en diversas zonas del norte de Chile, siendo el más fuerte uno de magnitud 6,5, ocurrido en la ciudad de Socaire.
El 6 de febrero se produjeron fuertes temblores con epicentro en Turquía. Unas 60.000 personas murieron allí, así como en la vecina Siria, debido a la destrucción generalizada.
Desde entonces, los sismos son cada vez más frecuentes. Durante el fin de semana se vieron afectadas distintas partes del planeta. En particular, Magadán, en Rusia, (5,1), Alaska (5,4) y la provincia turca de Kahramanmaras (4,3), que ya había sufrido el cataclismo en febrero.
¿Por qué los temblores son más frecuentes?
Los expertos explican que, efectivamente, los procesos sísmicos pueden intensificarse temporalmente, pero esto es normal.
Según Piotr Shebalin, director del Instituto de Teoría de Predicción de Terremotos y Geofísica Matemática de la Academia Rusa de Ciencias, existe una hipótesis de ciclos sísmicos con una frecuencia de unos 50 años. Así, entre 2004 y 2011 se registró una serie de potentes sacudidas subterráneas. Y antes de eso, varios terremotos, incluidos los de magnitudes superiores a nueve, se produjeron en los años 50 del siglo XX.
«Aún no está claro si aquí hay un patrón o se trata de una mera coincidencia», afirma el científico.
«Los terremotos más fuertes [con magnitudes superiores a seis] se registran desde hace más de 100 años. Sin embargo, no es un periodo largo para hablar de ciclos. Y no se dispone de estadísticas tempranas para todo el globo», agregó.
Las causas de esta periodicidad no están claras. Algunos científicos intentan explicar la intensificación de los terremotos por fenómenos de marea, es decir, cuando otros cuerpos celestes impactan en la corteza terrestre. Sin embargo, no existen pruebas concluyentes al respecto.
Hablando del suceso de Ecuador, Shebalin señala que fue un terremoto bastante fuerte, pero que no es nada fuera de lo común. El país latinoamericano se encuentra en el llamado Cinturón de Fuego del Pacífico, la región sísmicamente más activa del planeta.
El geofísico subraya que los temblores en Ecuador no tienen relación con las catástrofes de Turquía y Siria.
Medio centenar al día
El Servicio Geológico de Estados Unidos admite que en los últimos años se han producido cada vez más terremotos. Pero no porque su número esté aumentando realmente. La razón es el aumento de las capacidades técnicas de la ciencia, en particular el aumento del número de instrumentos sísmicos.
Además, el sitio web de la organización señaló que «como resultado de los avances en las comunicaciones y de un mayor interés por los riesgos naturales, el público se está enterando de los terremotos más rápido que nunca».
La agencia estadounidense, que cuenta con la red de sensores sísmicos más extensa del mundo, aseguró que en el último año (del 21 de marzo de 2022 al 20 de marzo de 2023) se produjeron 16 terremotos de magnitud superior a siete, cinco de los cuales fueron superiores a 7,5. Los terremotos turcos son los más potentes (7,8).
Al mismo tiempo, en el anterior periodo se registraron 13 eventos con magnitudes superiores a siete. Cuatro de ellos superaron los 7,5, y dos, uno cerca de Alaska y otro cerca de las islas Sandwich del Sur, superaron los ocho.
Esta cifra coincide aproximadamente con las expectativas de los sismólogos: cada año se registra una media de 15 sismos de magnitud siete y uno de magnitud ocho.
Desde principios del siglo XXI, el número de terremotos fuertes no sólo no aumenta, sino que disminuye ligeramente. En la última década se han registrado 140 terremotos de magnitud superior a siete, mientras que entre 2003 y 2013 se registraron 162.
Los eventos más extremos también están ocurriendo con menos frecuencia. Desde 2013, ha habido nueve terremotos con magnitudes superiores a ocho, mientras que en el periodo similar anterior se produjeron 16.
En total, cada año se producen más de 20.000 terremotos, es decir, unos 55 al día. Si estos procesos geológicos no provocan pérdidas de vidas humanas, los medios de comunicación tienden a ignorarlos.
Fuente Sputnik
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