La segunda edición de la Cumbre por la Democracia se realiza en Estados Unidos este 29 y 30 marzo. En ella, participan como copresentadores los gobiernos de Costa Rica, Países Bajos, Corea del Sur y Zambia.
De acuerdo con la página web oficial de este evento, el objetivo es demostrar «cómo las democracias cumplen con sus ciudadanos y están mejor equipadas para abordar los desafíos más apremiantes del mundo».
Sin embargo, el analista del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), Aníbal García, considera que la cumbre solo funciona para que EEUU reafirme su posición hegemónica ante el mundo.
«Es parte del establecimiento de la hegemonía que tiene Estados Unidos. A pesar de lo que opinan varios analistas y estudiosos de aspectos económicos, del mismo análisis de EEUU y de relaciones internacionales, acerca de que existe un declive de la hegemonía estadounidense desde la crisis de la década de los [años 1960] del siglo XX, esa situación es relativa y a muy largo plazo. Aún, todavía Estados Unidos tiene la capacidad de establecer los parámetros de lo que es la democracia», comenta en una entrevista para Sputnik.
El especialista señala que otro punto a analizar es que, con este tipo de eventos, Washington busca difundir su visión a través de otras naciones.
«Con estas cumbres, en las cuales invitan a varios países para establecer acuerdos y [en estas acciones], aunque parecieran ser nuevos [pactos], en realidad hay una continuidad con la Cumbre por la Democracia de 2021 y con varias estrategias sectoriales que tiene el Gobierno de Joe Biden», explica.
Entre estos proyectos, García muestra el «combate a la desinformación», el aumento al financiamiento a medios de comunicación que Washington denomina como «independientes» y planes contra la corrupción, por mencionar algunos.
Un tema de antaño
En entrevista para este medio, Claudia Serrano, doctora en estudios latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señala que la intención de EEUU con la Cumbre por la Democracia es mantener la visión que existe sobre el país desde la Guerra Fría.
«Desde que empezamos a observar la caída del muro de Berlín y cuando se habla del fin de la Unión Soviética o de esta fragmentación, se asumió que el único modelo político a seguir era la democracia liberal representativa. Frente a esa lógica, (…) [Washington] empezó a reforzar algunas de las resoluciones que ya habían estado en marcha. Sobre todo en el caso de América, en la Organización de Estados Americanos (OEA), ya se había hablado, durante el marco de la Guerra Fría, sobre la importancia de reforzar mecanismos que estuvieran apoyando a la implementación de una democracia representativa liberal. Y, al traducirse en este tipo de cumbres, o por ejemplo, la Carta Democrática Interamericana, de alguna manera trata también de mantener que el esquema de mecanismo siga siendo el mismo», afirma.
Sumado a ello, y de cara a las elecciones presidenciales en EEUU, este evento también tiene como fin que los candidatos de los partidos Demócrata y Republicano respeten la institucionalidad democrática.
«Pero, como hemos visto, hay un proceso, digamos, confrontativo, entre las acciones políticas y que hay un descontento también por la gestión de Biden, es muy posible que Donald Trump siga de alguna manera ascendiendo, no en la popularidad o la intención de voto que exista, pero sí en presencia mediática. Aún existe este ‘fantasma’ de lo que sus simpatizantes hicieron al tomar el Capitolio (…), por lo que es un poco como erradicar esa posibilidad [de que él regrese al poder] y obligarles [al resto de los políticos] a que finalmente se tiene que trabajar por mantener instituciones garantes de la democracia», subraya Serrano.
Fuente Sputnik
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