Las plantas pueden emitir estallidos entrecortados de sonidos que son el equivalente ultrasónico de pisar un plástico, a los que las criaturas cercanas pueden responder, lo que sugiere que sugiere que el reino vegetal no es tan silencioso como parece, y que los sonidos emitidos por las plantas podrían incluso ayudar a dar forma a sus ecosistemas.
El descubrimiento de un grupo de científicos fue descrito como “emocionante y estimulante”, luego de grabar sonidos producidos por plantas de tomate y tabaco criadas en invernaderos. Las plantas sanas emitieron chasquidos y estallidos, pero los sonidos se produjeron en ráfagas mucho más rápidas cuando se privó de agua a las plantas o se les cortaron los tallos. Los ruidos podrían captarse a 3-5 metros de distancia.
“Cuando estas plantas están en buen estado, producen menos de un sonido por hora, pero cuando están estresadas emiten muchos más, a veces de 30 a 50 por hora”, dijo la profesora Lilach Hadany, bióloga y teórica evolutiva de la Universidad de Tel Aviv.
“Son potencialmente importantes porque otros organismos podrían haber evolucionado para escuchar estos sonidos e interpretarlos”, mencionó y agregó que “ahora estamos probando tanto animales como plantas para ver si responden”.
De 40 a 80 kHz, los sonidos son demasiado agudos para el oído humano, que tiene un rango superior de aproximadamente 20 kHz. Pero los insectos como las polillas y los pequeños mamíferos, incluidos los ratones, pueden detectar tales frecuencias, lo que aumenta la posibilidad de que los ruidos puedan influir en su comportamiento.
Escribiendo en Cell, los científicos describen cómo los sonidos de las plantas son tan fuertes como el habla humana y se emiten con mayor frecuencia después de dos días sin agua. Los estallidos alcanzan su punto máximo en el día cinco o seis y luego disminuyen a medida que la planta se seca, reseña The Guardian.
Al grabar los sonidos, los investigadores entrenaron un algoritmo de inteligencia artificial para identificar la planta y la causa de su estrés solo por el estallido. No fue 100% exacto, pero demuestra que los sonidos contienen información que podría ser útil para los organismos del medio ambiente.