Por Thierry Meyssan
El presidente Vladimir Putin se reunió el 31 de marzo, por videconferencia, con el Consejo de Seguridad de Rusia. Después de esa reunión, el presidente promulgó una actualización del «Concepto de Política Exterior de la Federación Rusa», documento donde se expone la visión de Moscú sobre el papel de su país en la construcción del mundo multipolar.
En primer lugar, el documento recuerda la importancia de los recursos de la Federación Rusa en todas las esferas de la vida, su condición de miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, su participación en las principales organizaciones y asociaciones internacionales, su estatus de potencia nuclear y condición de Estado sucesor, en derecho, de la URSS. Teniendo en cuenta principalmente su aporte decisivo en la Segunda Guerra Mundial y su activa participación en liquidación del colonialismo a nivel mundial, Rusia se ve a sí misma como uno de los centros soberanos del desarrollo mundial y considera que su misión histórica es mantener el equilibrio mundial entre las potencias y garantizar la construcción de un sistema internacional multipolar.
LA EVOLUCIÓN DEL MUNDO CONTEMPORÁNEO
Rusia observa que ha quedado atrás el modelo desigual de desarrollo mundial que garantizó durante siglos el crecimiento económico acelerado de las potencias coloniales gracias a la apropiación de los recursos de sus colonias.
Pero los anglosajones se esfuerzan por detener «el curso natural de la historia». Para ello despliegan toda una serie de instrumentos ilegales, incluyendo la aplicación de «medidas coercitivas unilaterales», las mal llamadas “sanciones”, la incitación a golpes de Estado, a conflictos armados, el uso de la amenaza y el chantaje, etc.
El documento ruso no contiene la expresión “anglosajones”, una forma de abreviar que yo utilizo dado el contenido de las declaraciones de varios ministros. Moscú estima que el enemigo es, sobre todo, Estados Unidos pero que ese país ha creado una coalición de Estados hostiles, coalición en cuyo seno el Reino Unido desempeña un papel central.
Siendo Rusia el país más extenso del mundo, la defensa de sus fronteras resulta extremadamente difícil. Rusia puede ser fácil de invadir. A lo largo de su historia, los rusos han aprendido utilizar a su favor la inmensidad de su territorio y su clima. Los rusos supieron enfrentar los ejércitos de Napoleón y de Hitler, pero comenzaron por incendiar su propio territorio para hambrearlos. Al alejarse de sus propias bases logísticas, aquellos ejércitos acabaron por verse obligados a luchar mientras se retiraban y el “general Invierno” les dio el golpe de gracia. Ello implica que, a diferencia de otros países, la seguridad de Rusia exige que ningún ejército hostil pueda establecer bases cerca de sus fronteras.
Interpretando el fortalecimiento de Rusia como una amenaza para la hegemonía occidental, Estados Unidos y sus satélites usan las medidas que Moscú adoptó en Ucrania para proteger los intereses vitales de Rusia como pretexto para acentuar su política antirrusa –política por demás anterior a la intervención rusa en Ucrania– e iniciar contra la Federación Rusa una guerra hibrida de nuevo tipo. Cuando hablamos aquí de los intereses vitales de Rusia, el lector debe entender que la subordinación de las fuerzas armadas de Ucrania al Pentágono estadounidense –desde la llamada “revolución” de la Plaza Maidan, en 2014– constituye una amenaza para la nación rusa.
INTERESES Y OBJETIVOS DE RUSIA
Los intereses nacionales de Rusia son, cito:
1) la protección del orden constitucional, de la soberanía, de la independencia, de la integridad territorial y de la integridad de la Federación Rusa como Estado contra toda influencia extranjera con carácter destructivo;
2) la preservación de la estabilidad estratégica, así como el fortalecimiento de la paz y de la seguridad internacionales;
3) el fortalecimiento del marco legislativo que debe regir las relaciones internacionales;
4) la protección de los derechos, de las libertades y de los intereses legítimos de los ciudadanos rusos y la protección de las organizaciones rusas frente a injerencias y ataques exteriores ilícitos;
5) el desarrollo de un espacio informático seguro, la protección de la sociedad rusa frente a la influencia mediática y psicológica exterior, cuando se trata de influencias destructivas;
6) la protección del pueblo ruso, el desarrollo del potencial humano, el mejoramiento de la calidad de vida y del bienestar de la ciudanía rusa;
7) la contribución al desarrollo duradero de la economía rusa sobre una nueva base tecnológica;
8) el fortalecimiento de los valores espirituales y morales tradicionales de los pueblos rusos, la preservación del legado cultural e histórico de la población plurinacional de la Federación Rusa;
9) la protección del medioambiente, la preservación de los recursos naturales y el manejo correcto del medioambiente, la adaptación a los cambios climáticos.
Los objetivos de la política exterior de Rusia son:
1) el establecimiento de un orden mundial equitativo y duradero;
2) el mantenimiento de la paz y de la seguridad internacionales, de la estabilidad estratégica, así como garantizar la coexistencia pacífica y el desarrollo progresivo de los Estados y los pueblos;
3) la ayuda a la elaboración de las respuestas complejas eficaces de la comunidad internacional a los desafíos y amenazas comunes, incluyendo los conflictos y las crisis regionales;
4) el desarrollo de la cooperación mutuamente ventajosa e igual en derechos con todos los Estados que mantengan una actitud constructiva y con sus alianzas, la garantía de que los intereses rusos sean tomados en cuenta en el seno de las instituciones y mecanismos de la diplomacia multilateral;
5) la oposición a la actividad antirrusa de ciertos Estados y de sus alianzas, la creación de las condiciones que permitan el cese de esa actividad;
6) el establecimiento de relaciones de buena vecindad con los Estados limítrofes, la ayuda a la prevención y a la eliminación de focos de tensión y de conflictos en los territorios de esos Estados;
7) la asistencia a los aliados y socios de Rusia en la promoción de los intereses comunes, la garantía de su seguridad y de su desarrollo duradero independientemente del reconocimiento internacional de esos aliados y socios y de sus estatus de miembros de las organizaciones internacionales;
8) la liberación y el fortalecimiento del potencial de las asociaciones regionales multilaterales y de las estructuras de integración con la participación de Rusia;
9) el fortalecimiento de las posiciones de Rusia en la economía mundial, la realización de los objetivos nacionales de desarrollo de la Federación Rusa, la garantía de la seguridad económica, la realización del potencial económico del Estado;
10) la promoción de los intereses de Rusia en el océano mundial, en el espacio extra atmosférico y en el espacio aéreo;
11) la formación de la imagen objetiva de Rusia en el exterior, el fortalecimiento de sus posiciones en el espacio informático global;
12) el fortalecimiento de la importancia de Rusia en el espacio humanitario global, el fortalecimiento de las posiciones de la lengua rusa en el mundo, la ayuda a la preservación de la verdad histórica y de la memoria sobre el papel de Rusia en la historia mundial fuera del país;
13) la defensa exhaustiva y eficaz de los derechos, libertades e intereses legales de los ciudadanos [rusos] y de las organizaciones rusas en el exterior (Rusia siempre se ha considerado como la protectora de las minorías de cultura rusa en el exterior);
14) el desarrollo de las relaciones con los compatriotas residentes en el exterior y la asistencia exhaustiva a estos últimos para la realización de sus derechos, la protección de sus intereses y la preservación de la identidad cultural general rusa.
PREDOMINIO DEL DERECHO
El Derecho Internacional contemporáneo se creó –en 1899– durante la 1ª Conferencia de La Haya, convocada por el último zar, Nicolás II. Veintisiete Estados participaron en esa conferencia, que se dedicó a la «búsqueda de los medios más eficaces para garantizar a todos los pueblos las bondades de una paz real y duradera». Aquella conferencia duró 27 días.
Los participantes abordaron tres temas. Pero sólo fueron exitosos los debates sobre los dos últimos:
-la limitación del armamento, de los efectivos y de los presupuestos militares;
-la implementación de convenciones tendientes a reducir –en tiempo de guerra– el uso de las armas más mortíferas y los sufrimientos inútiles (la conferencia adoptó la Cláusula Martens, donde se estipula que el hecho que algo no esté expresamente prohibido en un tratado no quiere decir que está autorizado. Con la Cláusula Martens comienzan a construirse las bases del derecho humanitario y también se justificará posteriormente la creación del Tribunal de Nuremberg);
-el reconocimiento del principio de arbitraje, en los casos que se prestan a ello –a propuesta de Francia, esta conferencia crea la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya).
Esta 1ª Conferencia de La Haya planteó dos principios innovadores:
-la igualdad jurídica entre todos los Estados,
-la búsqueda del compromiso y de un voto unánime como fuente de legitimidad.
El método que prevaleció en aquella conferencia, que Rusia siempre ha respetado, reside en su manera de pensar –y en la de los radicales de León Bourgeois, futuro premio Nobel de la Paz, quien participaba en la conferencia como miembro de la delegación francesa. Moscú estima que aquella conferencia encuentra su expresión actual en la Carta de las Naciones Unidas (adoptada en 1945) y en la Declaración sobre los principios del Derecho Internacional referentes a las relaciones de amistad y a la cooperación entre los Estados de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas (adoptada en 1970).
En este momento, Occidente se opone de hecho al Derecho Internacional, definido colectivamente en el seno de la ONU, y trata sustituirlo por un conjunto de «reglas», definidas por las potencias occidentales sin participación de los demás Estados. Sólo la suma de los esfuerzos de buena fe en el seno de la comunidad internacional, basada en el equilibrio entre potencias e intereses, puede garantizar eficazmente el desarrollo pacífico y progresivo de todos los Estados, sean grandes o pequeños.
En el documento dado a conocer el 31 de marzo, Rusia recuerda que su operación militar especial en Ucrania es el tipo de acción militar que se autoriza en el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, dado el hecho que, con su operación militar, Rusia impidió el ataque ya planificado del gobierno de Kiev contra la población del Donbass –Moscú ha publicado incluso uno de los textos de aquel plan de Kiev con anotaciones manuscritas de los jefes del estado mayor ucraniano. Eso explica porqué el reconocimiento de las Repúblicas del Donbass por parte de Moscú era una condición necesaria para invocar el artículo 51 de la Carta de la ONU.
Teniendo en cuenta que los Estados más fuertes siempre tendrán la posibilidad de agredir a los débiles, violando los acuerdos que antes firmaron, Rusia apunta al establecimiento de relaciones contractuales internacionales que tendrán que ir siempre acompañadas de garantías tendientes a disuadir a los Estados que podrían utilizar la fuerza para violar los acuerdos. Y tales garantías sólo pueden ser convincentes, absolutamente para todos, si Rusia dispone –como los demás– de libre acceso a los espacios mundiales, incluyendo el espacio exterior, y si se establecen mecanismos para prevenir la carrera armamentista.
DESCRIPCIÓN DEL MUNDO MULTIPOLAR
Moscú aborda el mundo multipolar con una visión cultural del mundo. Rusia desea relacionarse con todas las culturas y estimularlas todas a dotarse de organizaciones intergubernamentales.
El documento ruso señala que si Rusia solicita a los Estados próximos que no alberguen tropas ni bases militares de los Estados hostiles, es porque está dispuesta a ayudarlos a mantenerse estables, incluso ayudándolos a enfrentar las maniobras desestabilizadoras que los Estados hostiles pudieron orquestar en sus territorios. Moscú no tiene intenciones de cruzarse de brazos y contemplar cómo otros países siguen el mismo camino que Ucrania, donde las autoridades electas fueron derrocadas mediante la manipulación de grupúsculos neonazis alimentados por Occidente.
El documento ruso concede además gran importancia al fortalecimiento de la cooperación con China y a la coordinación de su acción internacional con el gigante asiático. El objetivo es, en definitiva, hacer posible el nacimiento de un mundo multipolar, en un parto asistido por dos comadronas que son Moscú y Pekín. En el plano militar, Moscú también menciona su asociación estratégica con la India.
El documento menciona igualmente el panorama del mundo islámico, que está saliendo de la dominación occidental gracias a la victoria de Siria y con el acuerdo de paz entre Irán y Arabia Saudita.
En cuanto a Europa occidental, Moscú espera que sus gobiernos se den cuenta de sus errores y se alejen de los anglosajones. Mientras tanto, Rusia desconfía no sólo de la OTAN sino también de la Unión Europea y del Consejo de Europa.
Rusia no se posiciona como enemiga de Occidente, no busca aislarse de las potencias occidentales ni alberga intenciones hostiles contra ellas, y espera que en el futuro los países que componen la comunidad occidental tomen conciencia de que su política conflictual es inútil y acaben abrazando los principios de la igualdad soberana y del respeto de los intereses de todos. En ese contexto, la Federación Rusa proclama que está lista para el diálogo y la cooperación.
La política de Rusia hacia Estados Unidos tiene un carácter dual. Eso se debe, por un lado, al papel de ese país como uno de los centros soberanos influyentes del desarrollo mundial, factor que sin embargo no permite ignorar el papel de Washington como inspirador, organizador y ejecutor esencial de la política agresiva antirrusa de las potencias occidentales, política que es fuente de graves peligros para la seguridad de la Federación Rusa, pero también para la paz internacional y para el desarrollo equilibrado, justo y progresivo de la Humanidad.
Por Thierry Meyssan
Columna publicada originalmente el 4 de abril de 2023 en Red Voltaire.
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