Recientemente, el Tribunal Ambiental de Valdivia acogió la reclamación interpuesta hace un año por las Comunidades Kawésqar por la Defensa del Mar, habitantes de la Región de Magallanes, defensores y organizaciones ambientales por la aprobación de la Resolución de Calificación Ambiental (RCA) del centro de cultivo de salmones Leucotón, del titular Inversiones Pelicano XII SpA, dentro de la Reserva Nacional Kawésqar.
El fallo, que dejó sin efecto la RCA del centro de cultivo, causó diversas reacciones tanto en las comunidades como en las organizaciones sociales y ambientalistas.
Macarena Martinic, coordinadora de Acceso a la Justicia de ONG FIMA, señaló que «esta es una sentencia de muchas, que dejan en claro que los proyectos salmoneros que pretenden instalarse en la Reserva Nacional Kawésqar se encuentran mal evaluados, las empresas continúan subestimando impactos y omitiendo información esencial».
«Esto es grave de por sí, pero aún más en este caso, ya que se trata de un área protegida, con ecosistemas únicos en el mundo, en cuyo interior debiera simplemente prohibirse la instalación de este tipo de proyectos», agregó.
Ilegalidad del SEA Regional
En su resolución, el tribunal señaló que el Servicio de Evaluación Ambiental Regional incurrió en una ilegalidad al no evaluar los impactos sinérgicos que el proyecto podría causar, tanto en el paisaje de la Reserva como en el medio marino, debido a la dispersión de contaminantes y la actividad de navegación, y más aún considerando la existencia de otros proyectos colindantes al interior de la Reserva: los centros de engorda de salmones «Estero Pérez de Arce» y «Colo-Colo», ambas del titular Acuícola Cordillera.
«Los impactos de la salmonicultura deben evaluarse en su conjunto, sobre todo cuando varios centros operan simultáneamente en fiordos y canales, donde el bajo recambio de agua no da para que el ecosistema marino pueda soportar la carga que se le impone», dijo por su parte Florencia Ortúzar, abogada de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA).
Para la profesional, «dejar de considerar los daños sinérgicos es gravísimo, pues los efectos negativos de sobrecargar el ambiente son muy difíciles de revertir y llevan a la generación de zonas muertas en el mar».
En la misma línea, desde la organización internacional Greenpeace comentaron que este nuevo fallo en tribunales «demuestra que la industria salmonera no cumple con los estándares mínimos para la correcta evaluación del impacto ambiental de su instalación, insistiendo en desestimar el gran daño que generan».
«Es un triunfo de las comunidades locales que se han mantenido firmes exigiendo que el mar de la región no se transforme en una nueva zona de sacrificio», manifestó Estefanía González, coordinadora de campañas de la ONG ambientalista.
Foto Portada Parque Nacional Kawésqar: Antonio Vizcaíno / Conaf (referencial)
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