Hoy, en el concierto internacional, Estados Unidos y sus aliados buscan contrarrestar el creciente influjo que la Federación Rusa y la República Popular China impulsan en África, Asia y Latinoamérica. Esto, en materia de concretar una visión y práctica de una política multilateral, que rompa con la hegemonía, que desde el fin del campo socialista ha tenido a Washington y los suyos con un predominio que ha significado unipolaridad, desestabilización, invasiones, agresiones y la muerte de millones de seres humanos.
Así ha sido desde la segunda guerra del Golfo el año 1991, que significó la primera invasión de Irak. La agresión a Serbia, la invasión y ocupación de Afganistán por dos décadas, nuevamente la guerra contra Irak el año 2003, que significó veinte años de ocupación. Siria desde el año 2011. La guerra contra Libia, su fragmentación y el asesinato de Muamar Gadafi el año 2011. Yemen atacada por una coalición direccionada por Washington y con Arabia saudí como ejecutor, guerra que se extiende ya por ocho años. Revoluciones de colores en ex países del campo socialista, golpes de Estado como el de Ucrania el año 2014 con el objetivo de cercar a Rusia y al mismo aumentar la incorporación de países europeos a la Organización del Tratado del Atlántico Norte –OTAN-.
El trabajo en Latinoamérica, sobre todo de aquellos que desean romper con los lazos de supremacía estadounidense, que hunde sus raíces desde el momento mismo de nuestras independencias formales bajo la doctrina Monroe, tiene como objetivo el debilitar y hasta eliminar esa influencia, nefasta para nuestros pueblos, tanto en su política exterior, como también en política interior: intromisión en los asuntos internos de los países, dependencia económica, tecnológica y militar y, sobre todo, una política de presiones, que frente a conductas de independencia tiene como respuesta sanciones, bloqueos, embargos, acciones de desestabilización y hasta golpes de Estado si lo anterior no es suficiente. Desde marzo de 2022, con el inicio de la operación militar rusa de desnazificación y desmilitarización de Ucrania, la política de destrucción global de Washington y el énfasis de defender intereses, a miles de kilómetros de sus fronteras, con apoyo total al gobierno de Kiev –como lo venía haciendo desde el golpe de Estado de febrero del 2014- en perjuicio de sus obligaciones internacionales, ha influido negativamente en la situación del mundo, principalmente económica, de América Latina y el Caribe. Conducta de Washington ha convertido una guerra, localizada en un sector específico en un conflicto global, que involucra a los 30 miembros de la OTAN y la exigencia a otros gobiernos, para que asuman una postura antirrusa.
Occidente trata de imponer a los países latinoamericanos su agenda contra Moscú, que se sumen a políticas sancionatorias y por extensión a China, Irán y todos aquellos que buscan un camino distinto a la dictadura global estadounidense y los suyos. El año 2021 el intercambio comercial entre Rusia y los países latinoamericanos alcanzó una cifra superior a los 20 mil millones de dólares, que el año 2022 disminuyó en un 6% como consecuencia de esa presión. A propósito de la visita del canciller ruso, Serguéi Lavrov, a Brasil, Venezuela, Cuba y Nicaragua, en abril pasado, salió a relucir la importancia que ha adquirido el mercado latinoamericano para Rusia, al mismo tiempo la constatación de que gran parte de los países del continente se han negado a entrar en la dinámica de una política sancionatoria contra el gobierno presidido por Vladimir Putin. Bien saben los gobiernos de Brasil, Argentina, Colombia, México, principalmente las potencialidades mutuas en el desarrollo del intercambio comercial con la Federación Rusa (1).
Un ejemplo ilustrativo de la senda independiente que están tomando los países latinoamericanos lo marca el mandatario brasileño Lula da Silva, quien en un acuerdo histórico con China definieron establecer su comercio bilateral en monedas locales. Es decir, el uso directo entre el yuan chino y el real brasileño, con la exclusión del dólar como método de pago. El desdolarizar esta economía entre ambos gigantes ha significado un duro golpe, que políticos ultraderechistas norteamericanos como el republicano Marco Rubio, han resentido esta determinación anticipando el fin de la hegemonía estadounidense y con total desenfado ha dicho que tal hecho significa que en poco tiempo no podrán sancionar a los países (2), evidenciando así, que la moneda estadounidense es simplemente un instrumento de presión contra los países. Desde Moscú se ha dado a conocer que la idea es establecer un sistema de pagos en las respectivas monedas nacionales en el conjunto del continente americano, desde México a Argentina, al igual que con Asia y África. El objetivo es desdolarizar y evitar el uso del euro en las operaciones comerciales, pero “con un marco donde el intercambio comercial sea constante y balanceado, lo que hará posible trabajar en el nuevo formato de pagos mutuos”(3).
La presión estadounidense no cesa, son los garrotazos de fiera herida ante procesos políticos que van en dirección de eliminar la dependencia nefasta de Estados Unidos en nuestro continente. Hay relaciones económicas estrechas entre Rusia y Latinoamérica, que hay que intensificar pero que el año 2022, bajo presión del gobierno de Joe Biden, los gobiernos de América Latina tuvieron que desistir de proyectos comunes beneficiosos en ambos sentidos. La conducta de Washington concreta aquella máxima del perro del hortelano respecto a que “no come y no deja comer”, intensificando la crisis económica que vive gran parte del contienen americano. Todo ello confirmado por un informe de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe –Cepal–, el cual refiere que las principales consecuencias negativas del conflicto en Ucrania para América Latina son la desaceleración del crecimiento económico, debilitar la estructura productiva y un incremento de la inflación a ritmos galopantes y una lentísima recuperación del mercado laboral. Ello, junto a los riesgos financieros, persiste la incertidumbre respecto de los efectos -sobre el mundo y sobre la región- que pudiera conllevar la prolongación de la guerra en Ucrania y el aumento en la fragmentación geoeconómica sobre el crecimiento económico, los precios de las materias primas y el comercio mundial (4).
ACENTO ESTADOUNIDENSE
La política de acercamiento de Rusia a Latinoamérica saca a relucir análisis de escaso vuelo, que reflejan el profundo desconocimiento respecto a las políticas en materia exterior de la Federación Rusa con conclusiones francamente inaceptables desde el punto de vista de una profesional del campo internacional, como es el caso de la abogada Carolina Valdivia Torres, ex subsecretaria de relaciones exteriores, que en una columna escrita para el diario La Tercera, señala “Rusia está lejos de ser una potencia económica y tampoco parece una potencia militar en forma. Por ende, la relación con Latinoamérica busca fomentar sobre todo alianzas políticas favorables a Moscú”(5). Para conocimiento de la Sra. Valdivia, el PBI de Rusia equivale a 1,78 billones de dólares, ocupando el lugar N°11 entre las economías más grandes del mundo, con capacidad de resistir la política de máxima presión de Occidente, la suspensión de importaciones e incluso la destrucción de gasoductos como el Nord Stream y el impedir su comercio internacional con socios obligados a seguir los pasos de Washington.
Como un humilde consejo, la Sra. Valdivia debería, como exigencia mínima, tomar en cuenta lo que el propio Fondo Monetario Internacional –FMI-señala respecto de que a pesar de un año de conflicto, Rusia ha mejorado sus indicadores económicos o los datos del Banco Mundial, que señalan que Rusia volvió a colocarse entre las 10 principales economías a nivel global a finales de 2022 por primera vez en ocho años, de acuerdo con los datos de esta institución internacional y los servicios estadísticos nacionales. El año 2022 la Federación Rusa produjo bienes y servicios por valor de 2,3 billones de dólares, lo que la situó en el octavo lugar del mundo en este indicador. La última vez que Rusia estuvo entre las 10 principales economías fue en 2014, cuando ocupó el noveno lugar con 2,05 billones de dólares. En 2021, el país fue el undécimo de la lista (6). En el plano militar, Rusia es la segunda potencia militar mundial en todas las áreas a considerar: armas nucleares, convencionales, número de aviones, blindados, tanques, sistema de misiles, en el ámbito aeroespacial. Tal vez la Sra. Valdivia hubiese preferido una operación militar en Ucrania de fuerza militar imparable “en forma” según su impresión y así demostrar su eficacia. El análisis de la Sra. Valdivia reviste una falta de profundidad absoluta al no dar cuenta que Rusia no se enfrenta a Ucrania, sino que al conjunto de la OTAN, donde Kiev sirve de punta de lanza.
El sumun del análisis de la ex subsecretaria de la Cancillería chilena refiere que el gobierno de Putin “busca fomentar sobre todo alianzas políticas favorables a Moscú”. ¿Alguno de los que lee este artículo ha pensado alguna vez que la política exterior de un país, cualquiera sea, lo que busca es impulsar las relaciones con enemigos o más bien con aquellos que sirven a los intereses de esos enemigos, en lugar de aquellos aliados o más favorables a establecer acuerdos de cooperación política, militar, económicas, entre otras? El embajador ruso en Chile, Serguei N. Koshkin señaló a un medio de comunicación que “sería extraño que Rusia no diera prioridad a aquellos países, que según la propia autora, llevan a cabo políticas favorables a Moscú, y votan de tal manera en organismos internacionales». Suena raro que la Sra. Carolina Valdivia acusa a Rusia de apoyar a esos países. Guiándose por la lógica de la ex subsecretaria de relaciones exteriores, Rusia debería desarrollar relaciones con los países que se proclaman en su contra con organismos internacionales (7). Recordemos que Latinoamérica rechazó abiertamente el llamado de Washington para suministrar armas a Ucrania, pues ello implica afectar sus relaciones no sólo con Rusia, sino también con China. Ni siquiera la Cumbre Iberoamericana de marzo pasado logró uniformar una posición antirrusa, a diferencia de una Europa que marcha como borrego al matadero de la mano de su pastor estadounidense.
Es indudable que la Federación Rusa debe y está en su legítimo derecho de ampliar su abanico de relaciones. Marcar su presencia en Latinoamérica como objetivo de su Cancillería es una de esas evidencias y se convierte en un hecho de importancia en el marco de una crisis europea, el impulso de una guerra híbrida contra Moscú impulsada por Washington y a la cual se han sumado con irresponsabilidad los países europeos, que hoy en sus sociedades están pagando esa decisión en aspectos de su vida cotidiana: alto costo de la vida, compra de gas y petróleo cuatro veces el precio que compraban a Rusia y sobre todo el elemento simbólico de haberse convertido en el patio trasero de Estados Unidos, sustituyendo en esa categoría indecorosa a una Latinoamérica que le ha enseñado a Europa lo que es dignidad y soberanía.
Por Pablo Jofré Leal
Artículo para Hispantv
Permitida su reproducción citando la fuente.
1.-Al inicio del periplo latinoamericano de Lavrov, la Cancillería rusa publicó el pasado domingo un comunicado asegurando que “América Latina es una región amiga […] con la que Rusia pretende mantener un diálogo dinámico y desarrollar una cooperación constructiva que no esté sujeta a ningún dictado externo”https://www.hispantv.com/noticias/rusia/564220/visita-lavrov-latam-eeuu
2.-Sputnik. 03 abril 2023. “Marco Rubio se queja del inminente colapso de la hegemonía occidental”. Brasil, que es el Estado más grande del hemisferio occidental al sur de nosotros, firmó un acuerdo comercial con China por el que decidieron comerciar en monedas nacionales. Eludiendo el dólar. Estos países están creando una economía paralela completamente independiente de Estados Unidos. En solo cinco años no podremos dictar nada a nadie con sanciones, para entonces habrá tantos países comerciando con su dinero en lugar de con el dólar que simplemente no podremos sancionarlos a todos». https://sputniknews.lat/20230403/marco-rubio-se-queja-del-inminente-colapso-de-la-hegemonia-occidental-1137664587.html
4.-Informe Cepal. 20 abril 2023. Economías de América Latina y el Caribe crecerán 1,2% en 2023 en un contexto de crecientes incertidumbres. https://www.cepal.org/es/comunicados/economias-america-latina-caribe-creceran-12-2023-un-contexto-crecientes-incertidumbres
7.-Artículo del Embajador de Rusia en Chile Sergei N. Koshkin “la política exterior de Rusia en Latinoamérica. 24 abril 2023. https://www.elciudadano.com/columnas/la-politica-exterior-de-rusia-en-latinoamerica/04/24/