En el Día del Reciclaje los residuos orgánicos se están quedando bajo la mesa

por Yasna Tapia

Los residuos son un problema a escala planetaria, y es que la producción indiscriminada, así como la ausencia de una gestión integral de estos, significan uno de los mayores desafíos ante la crisis climática y la planificación de las ciudades. La contaminación provocada no solo produce problemas ambientales, sino que afecta la salud de las personas y los ecosistemas. 

Actualmente, según el Ministerio de Medioambiente, en Chile se generan alrededor de 17 millones de toneladas anuales de residuos, del cual, 6,5 millones son domiciliarios. Del total de residuos, se recicla alrededor de un 10%; y, más del 50% de lo que termina en los vertederos o rellenos sanitarios son residuos orgánicos que podrían compostarse. 

Con el fin de concientizar sobre esta problemática, el 17 de mayo se celebra el Día Internacional del Reciclaje, fecha que se torna especial este año, ya que en octubre se debe implementar la Ley 20.920, también conocida como Ley REP, sigla de responsabilidad extendida del productor; que define obligaciones a quienes fabrican e importan ciertos productos, haciéndolos responsables de organizar y financiar un sistema de gestión que cubra la recolección, reciclaje y valorización de los residuos de productos prioritarios los cuales corresponden a envases y embalajes, así como neumáticos, pero ¿Esta Ley se hace cargo de ese 50% aproximado de residuos orgánicos que van a parar a los vertederos y rellenos sanitarios? La respuesta es no. 

Actualmente contamos con una Estrategia Nacional de Residuos Orgánicos (ENRO Chile 2040), mas no así con legislación que establezca obligaciones, metas y directrices de aplicación para las municipalidades, las cuales tienen el deber privativo de la recolección, traslado y disposición de los residuos domiciliarios, que aborden conceptos como el de basura cero, separación en origen de orgánicos o responsabilidad de comercio, servicios e industrias respecto de la generación y gestión de los residuos orgánicos. 

Es así que las iniciativas en gestión de orgánicos son acotadas, y dependen fuertemente de la visión de la administración de turno. En este sentido tanto el Gobierno Regional Metropolitano como el Municipio de Santiago, han levantado políticas de compostaje domiciliario, ambos avances en la solución a la crisis que atravesamos.

Desde la concejalía y organizaciones como Alianza Basura Cero, la cual integró, vemos que deben ser aplicadas y reguladas estrategias diversas, que vayan más allá del compostaje, entre ellas la producción de energía eléctrica mediante biometano obtenido de procesos biológicos de tratamiento de la materia orgánica, aplicación de legislación que reduzca la pérdida y desperdicio de alimento, la primera en torno a procesos productivos como la cosecha y la segunda respecto de los alimentos que por no poseer características óptimas de venta son descartados, pero que conservan su valor nutricional así como el fomento de circuitos cortos de comercialización. 

En este sentido, la concejalía, en conjunto con equipos municipales y con colaboración del Banco de Alimentos de Cerro Navia, ha gestionado diversas reuniones para que la comuna de Santiago pueda tener su primer banco de alimentos, que permita reducir la cantidad de residuos orgánicos que van a relleno sanitario, pero que a la vez entregue alimentos ricos nutricionalmente a las familias más vulnerables de la comuna y todo aquello que no se pueda recuperar sea compostado y reciclado. 

Por último, es importante mencionar que para superar “el problema de la basura” es necesario la educación, la creación del hábito, y el reciclaje domiciliario e inclusión efectiva y con condiciones laborales dignas para las y los recicladores base, pues en mi opinión son indispensables en la transición socioecológica. Así mismo, se vuelve ineludible que los mayores contaminantes y productores de residuos, hagan su parte, cuando esto incluso signifique producir menos o de manera diferente.