El programa biológico de Estados Unidos y sus aliados con fines militares es una amenaza para la seguridad de Rusia y de otras naciones del mundo, advirtió el viceministro ruso de Exteriores, Serguéi Riabkov.
«Vemos dicha actividad de los países occidentales, en particular en el espacio postsoviético, como una amenaza real a la seguridad nacional de Rusia y de otros países, ante todo de aquellos en cuyos territorios se llevan a cabo», señaló el viceministro en un comunicado.
Riabkov urgió a la comunidad internacional a poner el foco en el «peligroso» programa biológico militar de Estados Unidos y los países de su órbita que está fuera de todo escrutinio.
El diplomático alertó que los estadounidenses usan la «asistencia epidemiológica» como una fachada para esparcir sus laboratorios por todo el mundo.
En ese contexto, subrayó que las inquietudes de Rusia por el programa estadounidense de armas bacteriológicas en Ucrania siguen sin respuesta e instó a la comunidad internacional a pronunciarse sobre esa amenaza.
«La actividad biológica militar que Estados Unidos lleva a cabo en el mundo entero confirma de manera evidente la necesidad de fortalecer la Convención para la Prohibición de las Armas Bacteriológicas y las Toxínicas (CABT)», consignó.
El 8 de marzo de 2022, el Ministerio de Exteriores de Rusia informó a la comunidad internacional que se habían hallado documentos de la red de laboratorios que operaban en las ciudades ucranianas de Kiev, Odesa, Leópolis y Járkov y que sustentaban las acusaciones contra Washington de violaciones de la CABT.
En concreto, la documentación capturada reveló que los laboratorios ucranianos destruyeron apresuradamente patógenos altamente peligrosos de la peste, ántrax, tularemia, cólera y otras enfermedades mortales el 24 de febrero de 2022, el mismo día que las fuerzas de Rusia iniciaron la operación militar especial en Ucrania.
Según los documentos, el programa de armas bacteriológicas era financiado por un entramado de fondos, entre ellos Rosemont Seneca, vinculado a Hunter Biden, el hijo del presidente estadounidense, Joe Biden.
Además de Rosemont Seneca que maneja unos 2.400 millones de dólares, en la trama estaban implicadas la compañía Metabiota y Black and Veach, dos contratistas importantes del Pentágono.
El informe desveló además que Estados Unidos y sus aliados de la OTAN habrían estado creando agentes biológicos capaces de atacar de forma selectiva a determinados grupos raciales.
Uno de los proyectos denominado UP-4 estudiaba la posibilidad de usar a las aves migratorias para propagar enfermedades peligrosas como la gripe aviar H5N1, cuya letalidad alcanza el 50% en los humanos, así como la infección Newcastle, altamente contagiosa que afecta a las aves, según la entidad rusa.
Fuente Sputnik
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