Mario Delgado, en la conferencia de prensa realizada después de finalizada la reunión del Consejo Nacional del 11 de junio de 2023, dijo en son de broma que se debería guardar un minuto de silencio “por la muerte del dedazo”. En efecto, las decisiones tomadas por el Consejo Nacional de Morena son históricas porque crean transparencia en el método para elegir al próximo candidato/a presidencial de la Coalición Juntos Hacemos Historia, es decir, Morena y sus aliados del PT y PVEM. El gran reto de Morena es hacer de esa elección un procedimiento que garantice la unidad del movimiento de la 4T y no uno que desemboque en lo contrario.
Esto es lo que se está logrando con los acuerdos tomados el domingo 11 de junio: se hará una encuesta por parte de Morena, pero al mismo tiempo y con la misma metodología y procedimientos se harán cuatro encuestas espejo. El anteprecandidato/a ganador/a será quien triunfe en los cinco ejercicios demoscópicos. En caso de que hubiera resultados discordantes, se elegirán las tres encuestas que tengan los resultados más similares. Habrá seis candidaturas, cuatro de ellas de Morena y dos más por parte del PT y del PVEM. Cada uno/a de los candidatos/a propondrá dos casas encuestadoras y mediante sorteo se elegirán las cuatro que acompañarán a la encuesta de Morena.
Entre las decisiones tomadas, la que más me gusta es la que se acordó con relación a la manera en que se realizará la encuesta. El cuestionario será aplicado por un equipo compuesto por un integrante de la Comisión de Encuestas de Morena, un representante de cada una de las encuestadoras externas y un representante de cada una de las anteprecandidaturas. Al encuestado se le entregará un talón desprendible y foliado para que en secreto marque su preferencia y este talón será depositado en una urna sellada que será entregada a la Comisión de Encuestas. La Comisión de Encuestas abrirá las urnas y hará el recuento de los talones y sus preferencias en presencia de los representantes de la/os aspirantes y de las casas encuestadoras. El precandidato presidencial de la 4T será quien mayor número de preferencias obtenga.
No habría manera de que se inconformaran Marcelo Ebrard Casaubon, Gerardo Fernández Noroña, Adán Augusto López Hernández, Ricardo Monreal Ávila, Claudia Sheinbaum Pardo y Manuel Velasco Coello. Además, habrá un lugar para los otros tres aspirantes de Morena como coordinadores de la bancada de senadores y diputados, además de un espacio en el gabinete. No me queda claro si eso vale para Noroña y Velasco, en caso de que se colarán entre el segundo y cuarto lugar. Tampoco queda claro a qué medios de comunicación acudirán la/os aspirantes para su labor propagandística, puesto que en el acuerdo están vetados los “medios reaccionarios, conservadores, adversarios de la Cuarta Transformación y partidarios del viejo régimen”. Fuera de los canales de youtube y algunos medios digitales los cuales comunicadores progresistas utilizan, no veo adonde irán la/os aspirantes.
También advierto un avance democrático en el acuerdo tomado por el Consejo Nacional, la prohibición de que servidores públicos y representantes populares del nivel federal, estatal y municipal se involucren en apoyos a determinadas candidaturas, que haya restricciones en cuanto a montos y fuentes de financiamiento y rechazo a acarreos, coerción y alianzas a cambio de prebendas. Controversial resulta el que no se contemple la realización de debates entre los aspirantes. Aunque resulta evidente la razón: se trata de que estos aspirantes no salgan raspados. El acuerdo del Consejo Nacional sugiere la voluntad de que la derecha intervenga lo menos posible en el proceso de selección de la candidatura presidencial de la 4T.
Las encuestas que se han realizado en las últimas semanas son dispares, pero no pocas de ellas muestran a un Noroña obteniendo porcentajes insospechados y diría hasta heroicos, dada la precariedad de recursos con los cuales ha hecho su labor de posicionamiento. También las encuestas muestran a un Monreal muy debilitado y que, por tanto, llega a este momento sin el ánimo beligerante que tuvo en los últimos dos años. Muestran además las encuestas que Adán López Hernández no es un rival desestimable.
Algunos de los aspirantes y sus partidarios han expresado que no hay piso parejo. No lo hay si partimos del hecho de que hay una percepción generalizada de que la candidata del presidente López Obrador es Claudia Sheinbaum. Pero solamente los adversarios de la 4T pueden expresar, sin mayores pruebas, que Andrés Manuel ya ha decidido quién será su sucesor/a. La razón es muy sencilla: de la aterciopelada y transparente selección del sucesor/a de López Obrador depende la unidad granítica de la 4T. Esta unidad se necesita para lograr el objetivo estratégico: la mayoría calificada o lo que más se le acerque.
En otras palabras, por razones de principio y pragmatismo, el dedazo ha muerto como práctica del partido hegemónico. La broma de Mario Delgado tiene sentido puertas afuera de Morena. Puertas adentro, no creo que la democracia haya triunfado. Morena es un partido vertical en el cual las decisiones son tomadas por una cúpula dirigente que en las elecciones del 2021 actuó en sentido inverso a los acuerdos tomados el domingo pasado.
Un partido con deficiencias en su democracia interna no está enteramente capacitado para ser artífice de la democracia a nivel nacional. Además, Morena se ha ido convirtiendo en un partido de Estado. Basta ver quienes presidieron la conferencia de prensa realizada después de la sesión del Consejo Nacional: el gobernador Alfonso Durazo y los veintiún gobernadores de Morena además de Delgado y la secretaria general Citlalli Hernández.
Pero esto es otra historia, me referiré a ella la semana entrante cuando hable del evento de la Convención Nacional Morenista realizado el 9 de junio. Esa Convención que agrupa a miles de militantes de Morena y que fue vetada de participar en la sesión del Consejo Nacional. Como dice el refrán: “candil de la calle, oscuridad de su casa”.
Por: Carlos Figueroa Ibarra
Foto: Archivo El Ciudadano