Bancada UDI suspende participación en la conmemoración de los 50 años del Golpe tras renuncia de Patricio Fernández

La renuncia de Patricio Fernández a la organización de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado no dejó indiferente a nadie. Mientras el Partido Comunista y las organizaciones vinculadas a la defensa de los derechos humanos celebraban la salida del periodista por sus polémicos dichos en radio Universidad de Chile -los cuales algunos calificaron de «negacionistas»-, desde el Socialismo Democrático resintieron lo que llamaron una «cancelación» por expresar ideas diferentes.

Quienes se sumaron a este último relato fueron los diputados de la UDI, quienes anunciaron la suspensión indefinida de su participación en las actividades de la conmemoración de los 50 años del golpe. Desde la bancada gremialista acusaron al Gobierno de ceder a las «presiones indecentes» del Partido Comunista y de intentar imponer una única verdad sobre lo que sucedió el 11 de septiembre de 1973.

«Una vez más el gobierno del Presidente Gabriel Boric ha cedido a las indecentes presiones ejercidas por el Partido Comunista (PC), que en su afán de imponer una sola verdad de los hechos acontecidos en aquella época, recurrieron nuevamente a la cultura de la cancelación, esta vez en contra del señor Patricio Fernández, quien de manera absolutamente legítima decidió abrir el debate respecto a las graves circunstancias y acontecimientos que fueron derivando en un quiebre institucional en nuestro país, y que quedaron expuestos cuando la Cámara de Diputados declaró como ilegítimo el Gobierno de Salvador Allende», dice el comunicado difundido por la UDI.

Cabe recalcar que, a mediados de junio, la UDI formó una comisión al interior del partido que tiene por objetivo construir un relato en torno a la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado, un tema que hasta hoy incomoda a sus militantes debido a su participación activa en la dictadura militar.

Según reportó La Segunda, una de las miradas que quieren instalar desde la UDI es que el quiebre institucional no habría ocurrido el 11 de septiembre de 1973, sino en 1970, con la llegada de Salvador Allende al poder. También descartaron de plano cualquier mea culpa o petición de disculpas por su participación en el régimen encabezado por Augusto Pinochet.