La cueva de Te’omim, en las colinas de Jerusalén, pudo haber acogido antiguamente un oráculo utilizado por los lugareños para comunicarse con el inframundo y predecir el futuro, sugieren los arqueólogos de la Autoridad de Antigüedades de Israel, que entre 2010 y 2016 llevaron a cabo excavaciones en el lugar, informa IFL Science.
Los investigadores recolectaron más de 120 lámparas de aceite, la mayoría de ellas datadas de los siglos II-IV d. C.. Muchas habían sido insertadas en grietas estrechas y profundas en las paredes de la cámara principal, algunas de las cuales contenían también armas, vasijas y cráneos humanos.
Al analizar los descubrimientos, los autores del estudio, publicado en la revista Harvard Theological Review, concluyeron que Te’omim podría haber albergado «ritos secretos relacionados con la nigromancia y la comunicación con los muertos, principalmente por parte de brujas».
«Estos rituales generalmente se llevaban a cabo dentro de tumbas o cuevas funerarias, pero a veces tenían lugar en un ‘nekyomanteion’ (o ‘nekromanteion’), un ‘oráculo de los muertos'», precisaron los investigadores.
«Estos santuarios generalmente estaban ubicados en cuevas o cerca de fuentes de agua que se creía que eran posibles portales al inframundo», apunta el estudio.
Según los expertos, esas grutas «estaban asociadas con leyendas sobre el descenso de Perséfone al inframundo o el ascenso de Cerbero desde el inframundo».
Las lámparas de aceite eran usadas para las predicciones. Con ellas, los practicantes del culto intentaban discernir el futuro a través de las formas de sus llamas.
Los investigadores también señalan que durante la época romana existía la creencia de que los espíritus le tenían miedo al metal, especialmente al bronce y al hierro, lo que explicaría el hallazgo de armas antiguas junto a las lámparas.
«A la luz de todo lo expuesto, podemos proponer con la debida cautela que las ceremonias de nigromancia tuvieron lugar en la cueva de Te’omim en el período romano tardío, y que la cueva pudo haber servido como oráculo local (‘nekyomanteion’) para este propósito», indicó el equipo.
Asimismo, los investigadores sugieren que los seguidores del culto eran principalmente residentes no judíos de la zona, aunque existen indicios de que también era practicado de manera limitada entre la población judía.
Su razonamiento se basa en que la cueva está ubicada en el corazón de una región que estaba poblada por gentiles, esto es, no judíos, durante el período romano tardío, después de que fracasara la rebelión de Bar Kojba (132-136) de los judíos contra el Imperio romano.
Fuente: RT
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