La revista Muy Interesante utilizó un programa de inteligencia artificial para que recreara el rostro de Jesucristo de acuerdo con diversos datos.
Se desarrollaron dos imágenes, una a partir de la apariencia tradicional, donde es un hombre con rasgos europeos, y otra con características más apegadas a la población de Medio Oriente.
La segunda imagen es aquella que correspondería al supuesto rostro verdadero de Jesucristo, al ser más preciso a la apariencia histórica de las personas en Medio Oriente.
Jesucristo habría tenido la piel más oscura, imperfecciones en el rostro, cabello de tamaño medio, ojos marrones y rasgos menos afilados.
El debate acerca de la apariencia de Jesucristo, donde ahora la inteligencia artificial demostró su argumento, se debe a discrepancias históricas.
Historiadores e historiadoras como Joan E. Taylor, señalan que Jesucristo no podría tener rasgos europeos, debido a su lugar de nacimiento, así como la genética de su madre.
Para ella y otros estudiosos de la Biblia, Jesucristo debió de ser parecido a los hombres prototípicos de Galilea del Siglo I, estando más emparentado con los judíos de aquella región.
El gran problema alrededor del rostro de Jesucristo, que ni siquiera la inteligencia artificial puede resolver, se debe al enfrentamiento entre datos históricos y religiosos.
Quienes defienden la apariencia europea de Jesucristo se apegan a la tradición judeocristiana, la cual lo describe así en todos sus textos.
Además señalan que no se le puede aplicar conceptos de la genética, pues su concepción no fue natural, sino producto de un acto divino.
Por su parte investigadores que apoyan la versión histórica (que se uso para la imagen de inteligencia artificial), declaran que fuera de dicha tradición, no hay un fundamento fuerte sobre su rostro.
Existen varias versiones sobre la apariencia de Jesucristo e incluso algunas versiones que niegan varias partes del relato bíblico, de ahí que se dude de su apariencia europea.
Con información de Muy Interesante.