El 7 de agosto de 2023, el diario electrónico de derecha El Líbero publicó la nota «Los convenios ‘a dedo’ que la hermana seremi de Claudia Mix ha otorgado en Valparaíso». Allí se analiza la entrega de recursos por 230 millones a 17 proyectos culturales y de derechos humanos. Cuatro de estos proyectos se enmarcan en la temática de derechos humanos y son analizados en la nota en detalle.
El problema es que, dado el contexto en el que se construye la nota, se da a entender que estos -y los anteriores- corresponden a uso malicioso de recursos, haciendo así una utilización política de los mismos y dejando un manto de dudas en su realización.
En ese contexto, en la citada nota de El Líbero se analizan los 4 proyectos de derechos humanos:
‘Uno es “Espacio Fátima: memorias del estallido”, de la Corporación para la promoción, educación y defensa de los derechos fundamentales, Espacio Fátima, organización creada en abril de 2022 por la profesora de religión Jessica Acosta (simpatizante PS*). El proyecto, planteaba una investigación participativa en el sector Forestal de Viña del Mar, para contar el rol de la de la Iglesia de Fátima, a través de Espacio Fátima “durante la dictadura, para luego vincularlo al presente y la historia actual que se llevó a cabo desde el estallido social”.
Tras la investigación, el material se publicaría y lanzaría en una página web. La seremi entregó $4.166.666 en una cuota para este proyecto que se debería haber desarrollado entre noviembre de 2022 y marzo de este año. No han publicado nada al respecto en su cuenta de Instagram ni de Facebook‘.
Es decir, se cuestiona que se usen 4 millones y fracción de pesos para la confección e impresión de un libro sobre derechos humanos y se da a entender que la organización beneficiaria estaría vinculada a un partido y no tendría el tiempo ni la trayectoria suficiente para hacerse acreedora de los recursos antes señalados con el fin de materializar el citado proyecto de rescate de memoria.
Pero: ¿Cuál es la verdadera historia de Fátima y de su proyecto de Memoria?
El Ciudadano fue a conocer este espacio, que se ubica al alero de la Parroquia Nuestra Señora de Fátima, cerca de la Plaza de Forestal, en Viña del Mar. Allí laboran voluntarios, muchos de ellos profesionales, que brindaron atención a las numerosas víctimas de la represión a las manifestaciones ocurridas tras el estallido social de 2019.
Hay que tener presente que a principios de noviembre de 2019, personal de Carabineros arrojó gran cantidad de bombas lacrimógenas al interior del hospital Gustavo Fricke e ingresó al mismo recinto con el fin de detener a manifestantes. Esta accionar fue rechazado por la dirección de dicho centro hospitalario, por el Colegio Médico y por numerosas organizaciones de Derechos Humanos.
En ese contexto, muchos de los afectados encontraron refugio en la citada Parroquia y, con el respaldo del párroco Sergio Barría, se activó una red de voluntarios que dio atención médica, sicológica y jurídica a los afectados por el desmedido proceder policial.
Durante la pandemia, los voluntarios del Espacio Fátima apoyaron las ollas comunes con las que se buscó hacer frente a la crítica situación humanitaria generada por la falta de trabajo que afectaba a los sectores más empobrecidos de Forestal.
Posteriormente, en 2022, esta misma red se puso en marcha coordinando y entregando gran cantidad de ayuda a los miles de afectados por los incendios que sacudieron Viña del Mar.
En la visita a este espacio, pudimos ver las salas donde funciona la atención de salud, que incluyen una farmacia, gabinete con camillas y espacios de encuentro en los que se realizan talleres de diverso tipo. Para nada es un proyecto que nazca para ganarse un fondo de asignación directa. Y claramente es un agravio sugerirlo, cómo hace El Líbero.
Todo lo contrario, Fátima trasluce una historia de resistencia, trabajo comunitario y solidaridad, que tiene muchos años de desarrollo y que, por su alcance, sobrepasa las posibilidades de esta nota.
No obstante, hay que decir que su esfuerzo se entronca con el trabajo de base de la Iglesia Católica que tiene en el hoy nonagenario Padre Pedro Aguiar, “el escudo de los perseguidos”, un referente principal.
La propia organización afectada, Espacio Fátima, emanó el 9 de agosto una declaración -firmada por su presidenta Jessica Acosta- en la que alude a los aspectos señalados en la nota de El Líbero, la que por su importancia difundimos ampliamente:
1.- Es efectivo que recibimos por concepto de un convenio la suma de $ 4.166.666 para la ejecución de un proyecto relacionado con la memoria histórica en materia de derechos humanos (…) Próximamente, los productos que contempla dicho proyecto: Página web, e investigación local, serán exhibidos a fines del mes de septiembre, tal como indica la prórroga legal entregada por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.
2.-Sin embargo, la información que circula en redes sociales es errónea al señalar que el proyecto no se ha ejecutado en tiempo y forma, pues si bien, este debía concluir en marzo de 2023, como un insumo mayor al proyecto, y sin pedir más recursos al Estado, nos dimos cuenta que era necesario hacer más entrevistas y actividades, por ello, se solicitó una prórroga, razón por la cual, todos los productos del proyecto van estar a disposición a contar de la última semana de septiembre.
3.- En cuanto a la militancia política de nuestra presidenta, la información es falsa, y el medio que la publica miente, pues Jéssica Acosta, renunció a su militancia en el Partido Socialista en el año 2002, ella es profesora de religión de intachable trayectoria profesional, quien tiene desde su juventud vínculo con la Iglesia Católica, el cual es por todos conocido y genuino.
4.-Lamentamos que informaciones erradas y falsas, hechas en forma irresponsable involucren a la Corporación Espacio Fátima, y alentamos, a quienes tengan dudas sobre nuestro funcionar, que se acerquen a nosotros, y pregunten, pues no tenemos nada que ocultar.
Desde 2019 a la fecha, la Corporación para la Promoción, Educación y Defensa de los Derechos Fundamentales Espacio Fátima, es una organización de profesionales, voluntarios y voluntarias cuyo objetivo principal es ser un espacio de acogida comunitaria, contribuyendo desde el enfoque de “Derechos Fundamentales” a implementar programas e intervenciones sociales en los sectores y grupos más vulnerables, brindando atención de asistencia social, médica, psicológica, apoyo educativo y defensa jurídica. Además, buscamos preservar la memoria histórica: conocerla, difundirla y trabajar en el rescate de la historia reciente (…).
Otros proyectos afectados por El Líbero
En la nota de El Líbero también se menciona el proyecto de la fundación Julio Guerra Olivares -militante del FPMR que participó del atentado contra el dictador Pinochet en 1987- llamado “Por el rescate de tu vida y dignidad”, el que considera realizar acciones de reparación simbólica a tres familias con parientes detenidos desaparecidos, (atención sicológica, talleres y la creación de tres murales en homenaje a sus familiares). El aporte de la seremi de Cultura fue de $4.166.666.
En el mismo escrito del citado medio se alude a un proyecto de la también emblemática “Melinka”: Corporación de Memoria y Cultura de Puchuncaví, que considera recuperar un diorama que representa un momento en la historia del campo de prisioneros políticos Melinka-Puchuncaví. Este proyecto es de algo más de 6 millones de pesos.
Por último, El Líbero da a conocer el proyecto de memoria de víctimas de la represión en Quilpué, reunidos en torno al Programa de Reparación y Atención Integral de Salud (PRAIS), con un monto de algo más de 4 millones de pesos.
Así, de esta manera, un medio ligado al empresariado ultraconservador y que tiene entre sus propietarios a personeros que ocuparon relevantes roles en Dictadura, como el economista Hernán Buchi, enloda a personas y organizaciones víctimas de la represión en ese régimen criminal.
Como decía Martín Fierro: “Cuando se pierde la vergüenza, jamás se la vuelve a encontrar”.
Foto Portada: Espacio Fátima
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