Comentario de Teatro: «Concierto»

Si se me permite la comparación, podríamos pensar que Concierto nos lleva a un lugar parecido a un ring transformado, donde los luchadores no pelean entre sí, más bien juegan unos con otros; la lucha es por la construcción de un relato no lineal, que no por esa razón lo niega –tampoco se le destruye-, sino que más bien se reelabora para construir sentido mediante otros caminos, otras estrategias escénicas, otros esquemas escénicos. Precisamente, el diálogo interdisciplinario entre música, danza y teatro, constituye el modo en que se propone dar estructura a varios y diferentes núcleos escénicos, que no abandonan ni se desentienden del relato. Se construye así el sentido de la obra mediante estos dispositivos escénicos que se cierran sobre sí mismos, sin llegar al punto de aislarse unos de los otros. Así, la obra construye un marco de referencia múltiple, pero estructurado bien estructurado.

La música se transforma en movimientos del cuerpo, los cuerpos y su superficie física constituyen ahora una plataforma de interpretación sonora. Como si los pies, las cabezas y las piernas propias y ajenas fueran ahora un tambor percutido con distintos materiales y en distintos puntos que ofrecen gran variedad de sonidos. Las voces, los instrumentos, los cuerpos que suenan, danzan –y también hablan-, están prolijamente coordinados y sincronizados. Logran poner en diálogo cada uno de los núcleos escénicos de los que hablábamos, a pesar de cada uno gozar de una independencia que les permite clausurar su sentido sobre sí mismos. Por esto hablo de núcleos escénicos y no de momentos escénicos, pues no hay sucesión temporal ni causal entre ellos, no sino un diálogo que permite la estructuración casi orquestal que tiene la obra.

Danza, canto, teatro, música, performance se dan cita para conseguir el diálogo del que hablamos. Si bien cada núcleo escénico funciona con autonomía, mediante la interpretación de los y las actrices, se logra una conexión formal entre ellos, que permite la independencia del contenido de cada uno. En otras palabras, es la estructura del juego corporal y sonoro aquello que proporciona algo así como una plataforma común entre los núcleos. Sobre ella se consigue una estructura armónica dentro de la profusa multiplicidad de relatos que ofrece la obra. Por ejemplo, tenemos un núcleo escénico que nos divierte con la cultura yanqui instalada en la médula de un país como Chile -cruzado violentamente por el neoliberalismo-. Hay diálogos y canciones en inglés referentes a la cultura pop que satirizan el ícono de las Divas. En otro núcleo, se satura la escena con música que raya constantemente con el ruido, se vulgariza grotescamente el amor romántico y se esboza una burla a ese amor nutrido de visiones melosas y comprometidas, conservadoras. Entre ellos, y los demás núcleos, hay una conexión formal, algo así como un código común para la interpretación, que les permite dialogar a pesar de ser distintos sus contenidos, sus sentidos. Ese código es la exploración corporal y sus distintas dimensiones escénicas, música, danza, teatro, que manan de cuerpos que interactúan a ratos coreográficamente para conseguir una estructura común donde la dinámica es el juego de pregunta y respuesta, el diálogo.

Por último les dejo hecha la invitación para la próxima temporada de Concierto. Esta tendrá lugar durante el 2014, para entonces se presentará bajo la categoría Teatro Sonoro de la programación del GAM. Las fechas todavía no están confirmadas, quedamos atentos.

Por Rodrigo Rojas

El Ciudadano

FICHA TECNICA

Dirección: Ana Luz Ormazábal

Asistente de dirección: Matías Carvajal

Elenco: Juan Anania, Jorge Carreño, Diana Carvajal, Hugo Castillo, Camila González, Francisca Riquelme, Camila Rojas, Macarena Rozic, Nicole Sazo

Diseño Integral: Toro

Diseño gráfico: Ultrapop –Toro

Trailer: Patricio Soto-Aguilar

Producción: Daniela Orrego