La esporotricosis es una infección causada por el hongo Sporothrix brasiliensis que principalmente afecta a gatos y otros mamíferos, pero que puede transmitirse a humanos mediante acciones tan simples como un rasguño o mordedura.
El misterioso hongo puede generar lesiones ulcerosas en la piel o consecuencias incluso más serias en personas inmunosuprimidas-al invadir el sistema linfático y afectar los ojos, la nariz e incluso los pulmones- por lo que tras se detectado en Chile, se ha despertado las alarmas dentro de la comunidad científica.
La directora del Laboratorio de Microbiología Clínica y Microbioma de la Universidad Andrés Bello, Pamela Thomson, fue quien a finales de en 2022 se percató de la presencia del organismo que fue encontrado felinos domésticos en la región de Magallanes, y en algunos perros, en el caso de la Región Metropolitana.
Estas muestras provenían directamente de gatos que fueron atendidos en la clínica veterinaria Timaukel, ubicada en Punta Arenas. Se trataba de pacientes con lesiones en la piel de aspecto ulceroso y sanguinolento, localizadas principalmente en su rostro y cuerpo.
«Dada la necesidad de identificar la especie involucrada, las muestras fueron derivadas y procesadas en nuestro laboratorio», indica la Dra. Pamela Thomson, tras lo cual los resultados levantaron formalmente la alarma: las muestras indicaban con precisión que se trataba del temido hongo zoonótico Sporothrix brasiliensis, de fácil transmisión a seres humanos y animales.
Lo que llamó la atención es que esta especie estaba registrada principalmente en Brasil, por lo que es primera vez que se detectaba en Chile. La especia también se ha diseminado a otros países de Sudamérica como Argentina y Uruguay.
En concreto, a fecha se han confirmado 11 casos -10 en gatos y sólo uno en perros-, a los que se suman otros 15 sospechosos provenientes de las regiones Metropolitana y Magallanes. Sin embargo, estos últimos aún están a la espera de su identificación molecular.
¿Qué es el hongo Sporothrix brasiliensis?
El hongo Sporothrix brasiliensis era prácticamente un desconocido hasta mediados de la década de 1990. Desde entonces, se ha convertido en un serio problema de salud pública en Brasil. Los primeros casos de infección se detectaron en Río de Janeiro, donde los investigadores descubrieron la transmisión de gatos callejeros a personas. Las infecciones se extendieron deprisa a otros estados brasileños. El hongo también circula en Argentina, Paraguay, Bolivia, Colombia y Panamá. En Argentina, los casos de esporotricosis felina se cuadruplicaron en menos de una década desde 2011, según informa Fundación IO.
Los hongos del género Sporothrix, que se encuentran en el suelo y en algunas plantas, ayudan a descomponer la materia orgánica en la naturaleza. El contexto de desequilibrio ambiental combinado con la proximidad a los animales favoreció el contacto con el hongo, que comenzó a infectar a las personas. Por alguna razón, el hongo se ha adaptado a los gatos. En ellos el patógeno provoca una enfermedad, que causa heridas en la cara, a menudo alrededor de la nariz, y en las patas. Una hipótesis que se baraja sobre la propagación del patógeno tiene que ver con las ratas. Algunas investigaciones indican que estos roedores también pueden portar el hongo.
Estos animales se desplazan fácilmente de un lugar a otro en cargamentos de alimentos por tierra o mar. En la nueva ubicación, los gatos que viven allí cazan a las ratas y estos felinos se infectan.
El Sporothrix brasiliensis puede propagarse directamente de un animal infectado a una persona o a otros animales y enfermarlos de esporotricosis.
¿Cómo se transmite y cuál es el tratamiento?
Para contraer la infección, sólo basta con que el hongo ingrese a la piel a través de cortes, raspaduras o pinchazos. Por tal motivo, las personas pueden contraer la enfermedad a través de la mordedura o el rasguño de un gato infectado.
De hecho, en humanos es más común que dicha transmisión sea mediante las manos o los brazos.
También se ha demostrado que los felinos con lesiones producidas por este hongo pueden transmitirlo mediante secreciones nasales, oculares o estornudos.
La doctora Thomson indicó que “la mayor incidencia de esta enfermedad ocurre en felinos machos no castrados con libre acceso al exterior y, por lo general, su hábito de arañar la vegetación facilita la dispersión del hongo en el ambiente”.
Este hongo es más peligroso que otros que están extendidos por el mundo, también de la familia Sporothrix, ya que puede causar una enfermedad más grave que se caracteriza por infecciones de la piel que a su vez puede propagarse por los ganglios linfáticos e incluso provocar infecciones diseminadas que afectan los huesos, pulmones o el sistema nervioso central. Además, el tratamiento tampoco es sencillo: los antimicóticos disponibles pueden no ser eficaces al principio, precisando terapias prolongadas de meses.
La Dra. Pamela Thomson explica que, en pacientes felinos sin tratamiento, los signos clínicos se van intensificando. «Las lesiones se extienden por todo el cuerpo, pueden destruir el tabique nasal, afectar el sistema respiratorio y los nódulos linfáticos. Los felinos pierden peso en forma acentuada, se decaen, pudiendo incluso morir».
Por su parte, la esporotricosis humana puede presentarse de dos formas: una forma cutánea y una extracutánea,
Las formas cutáneas pueden causar:
- Nódulos o abscesos subcutáneos
- Lesiones ulcerosas
- Aumento de tamaño de los ganglios linfáticos
- Reacciones de hipersensibilidad
Las formas extracutáneas y diseminadas pueden causar:
- Lesiones oculares
- Infecciones respiratorias
- Cavitación pulmonar
- Invasión ósea
- Encefalitis y meningitis
La mejor manera de diagnosticar la esporotricosis es por medio del cultivo de muestras clínicas. Los métodos moleculares, como la reacción en cadena de la polimerasa (RCP, o PCR, por sus siglas en inglés) pueden usarse para determinar la especie responsable de la infección. La citología e inmunohistoquímica también se pueden usar para el diagnóstico preliminar.
La esporotricosis generalmente se trata con itraconazol oral. Algunas veces se utiliza una solución supersaturada de yoduro de potasio, posaconazol, terbinafina y fluconazol. La anfotericina B podría ser necesaria como terapia inicial en los casos graves de esta enfermedad. Con frecuencia, es necesario el tratamiento prolongado de 3 a 6 meses o más, según el tipo de infección y la respuesta a la terapia. Se puede considerar la criocirugía en el caso de pacientes con lesiones cutáneas queratósicas gruesas o de pacientes que estén embarazadas.
Diagnóstico de nuevos casos
La aparición de los casos en Chiile fue informada al Centers for Disease Control and Prevention (CDC), la agencia norteamericana de control y prevención de enfermedades.
«Ellos nos contactaron para ser parte del grupo LATAM de esporotricosis y desde entonces, el Dr. Carlos González (director de la Escuela de Medicina Veterinaria UNAB) y yo nos reunimos cada mes con «CDC-LATAM esporotricosis» para interiorizarnos respecto de lo que sucede con este hongo en Latinoamérica», indicó la académica.
La Dra. Thomson destacó quiu el trabajo del MCM-UNAB junto al laboratorio de histopatología CITOVET, que dirige González, continúa con el diagnóstico de nuevos casos que se han presentado en otras regiones del país.
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