Las abejas podrían ser «detectores vivientes» de contaminación en el ambiente

Son pequeñas, pero en masa podrían ayudarnos a entender problemas tan graves como la resistencia antimicrobiana.

Las abejas podrían ser «detectores vivientes» de contaminación en el ambiente

Autor: Gerardo Sifuentes

Las abejas, esos insectos que todos conocemos por su labor en la polinización, podrían tener un papel aún más importante en nuestro mundo. Según una investigación realizada por científicos de la Universidad Macquarie, Australia, estas podrían convertirse en «biomonitores», es decir, en seres vivos capaces de ayudarnos a detectar señales químicas en el ambiente, y en este caso en particular podrían saber qué tan lejos se ha propagado la resistencia antimicrobiana (RAM) en nuestro entorno.

¿Qué problema representa la resistencia antimicrobiana?

Cada año, al menos 700,000 personas mueren debido a enfermedades resistentes a los medicamentos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que para el 2050, cerca de 10 millones de personas podrían morir por esta causa. Pero, hasta ahora, no teníamos muchas herramientas para rastrear cómo se está propagando esta resistencia en el medio ambiente.

En la investigación se analizaron a las abejas melíferas (abeja europea, Apis mellifera) para esta tarea especial. Estos pequeños insectos interactúan con el suelo, el polvo, el aire, el agua y el polen que los rodean mientras buscan alimento, por lo que podrían servir como excelentes «detectores ambientales», y un indicador realmente bueno de la contaminación que podría representar un riesgo para las personas. Además, las abejas solo viven alrededor de cuatro semanas, así que lo que veamos en una abeja nos dirá qué está presente en el ambiente en «tiempo real».

¿Cómo realizaron el experimento?

Se examinaron 18 colmenas de apicultores aficionados en diferentes áreas del área metropolitana de Greater Sydney, en la capital de Australia. Los investigadores analizaron ocho abejas de cada colmena para ver qué había en sus sistemas digestivos.

Específicamente, se buscaron elementos genéticos llamados «integrones de Clase 1», que son importantes para la resistencia a los antibióticos. También se trató de identificar metales tóxicos como el plomo. Sorprendentemente, más del 80% de las abejas examinadas en todas las colmenas resultaron positivas para uno o más objetivos de resistencia antimicrobiana.

Pero lo más sorprendente para los investigadores fue que la resistencia antimicrobiana estaba presente en todas las áreas, sin importar si eran zonas residenciales, industriales o naturales. Se esperaba encontrar más resistencia en áreas densamente pobladas, pero en su lugar, se encontraron distribuidas en un área muy amplia, con concentraciones más altas alrededor de cuerpos de agua como represas y lagos.

«Creemos que la presencia de cuerpos de agua locales que recogen aguas del drenaje es una fuente crítica de contaminación por RAM», explica Kara Fry, investigadora adjunta de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Macquarie y responsable de la investigación. «Todo lo que desciende por los drenajes de la cuenca se queda en ese sistema».

¿Qué conclusiones obtuvieron?

Este descubrimiento no solo podría ayudarnos a entender dónde se necesitan acciones de limpieza ambiental, sino que también nos hace reflexionar sobre nuestro comportamiento como consumidores de medicamentos: La resistencia antimicrobiana se debe principalmente al uso desmedido de antibióticos, por lo que se ha recomendado sean utilizados solo cuando sean necesarios y seguir las indicaciones médicas, además de desechar apropiadamente los medicamentos no utilizados en la farmacia.

Las abejas y otros polinizadores, como las mariposas, los murciélagos y los colibríes, están, cada vez más, amenazados por los efectos de la actividad humana. Son fundamentales para la salud de los ecosistemas y la seguridad alimentaria, ayudan a mantener la biodiversidad y garantizar la producción de alimentos nutritivos. Sin embargo, el monocultivo intensivo y el uso indebido de plaguicidas plantean graves amenazas para los polinizadores al reducir su acceso a alimentos y sitios de nido, además de exponerlos a sustancias químicas perjudiciales y debilitar sus sistemas inmunológicos.
 

El estudio «Seguimiento de las fuentes y la prevalencia de integrones de clase 1, resistencia a los antimicrobianos y oligoelementos utilizando abejas melíferas europeas» se publicó en la revista de revisión por pares Environmental Science and Technology el 7 de julio de 2023.

Con información de: lighthouse.mq.edu.au y pubs.acs.org

Foto: Internet

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