En declaraciones a las cadenas de televisión francesas TF1 y France 2, el Presidente de Francia Emmanuel Macron ha señalado que Francia retirará a su embajador y pondrá fin a «toda cooperación militar» con Níger tras un golpe de Estado: «Francia ha decidido retirar a su embajador. En las próximas horas nuestro embajador y varios diplomáticos volverán a Francia», ha dicho el presidente francés.
Añadió que la cooperación militar «había terminado» y que la base militar y las tropas francesas se marcharán en «los próximos meses» del país africano, retrocediendo frente a declaraciones anteriores donde rechazaba el conceder estos retiros a la junta militar insurrecta que hoy controla el país.
Todo esto en una cadena de sucesos que han puesto un fuerte cuestionamiento a la presencia francesa en la llamada «Francáfrica», la extensa región de África puesta bajo la colonización francesa, y que a pesar de los procesos de independencia de estos estados en especial en la segunda mitad del siglo XX, ha permanecido de diversas formas.
En el caso de Níger, una junta militar calificada como «de transición» tomó el control del país el pasado 26 de julio, destituyendo al Presidente Mohamed Bazoum, cercano a los gobiernos occidentales. Desde entonces, la Junta Militar de Transición ha contado con multitudinarias manifestaciones de apoyo popular, convocatorias masivas para reclutarse como milicianos ante una eventual acción militar extranjera contra el país (una amenaza latente de parte de los gobiernos occidentales de la ECOWAS – CEDEAO), y una permanente protesta frente a las bases militares extranjeras occidentales y la Embajada francesa.
En un ícono que muestra la animadversión popular hacia la presencia occidental en su país, en las manifestaciones se ha visto de manera frecuente banderas de Rusia y también mensajes favorables a los países puestos como enemigos por occidente, como China.
La decisión actual de Macron llega tras meses de animadversión y protestas contra la presencia francesa en el país, con manifestaciones periódicas en la capital, Niamey, tanto contra la sede de la Embajada francesa, como en la base militar que Francia tiene en la misma capital de Níger. La medida supone un duro golpe para las operaciones antiterroristas de Francia en el Sahel y para la influencia de Francia en la región, pero Macron afirmó que Francia «no será rehén de los golpistas».
De todos modos, Emmanuel Macron declaró que seguía considerando a Bazoum, actualmente depuesto y detenido por la junta militar, como la «única autoridad legítima» del país y que le había informado de su decisión, calificando como «rehén».
«Este golpe de Estado se cebó con él porque estaba llevando a cabo reformas valientes y porque había un ajuste de cuentas en gran medida étnico y mucha cobardía política«, declaró.
Los líderes militares de Níger le comunicaron al embajador francés Sylvain Itte que tenía que abandonar el país tras derrocar a Bazoum el 26 de julio.
Sin embargo, en agosto se le dio un ultimátum de 48 horas para que abandonara el país, y el gobierno francés se negó a cumplirlo y a reconocer la legitimidad del régimen militar.
La declaración de Macron también se produce horas después de que la Junta Militar de Transición de Níger prohibiera a los «aviones franceses» sobrevolar el país. La organización de seguridad aérea, ASECNA, declaró que el espacio aéreo de Níger estaba abierto a todos los vuelos comerciales nacionales e internacionales, excepto a los aviones franceses o fletados por Francia, incluidos los de la compañía Air France.
El espacio aéreo permanecería cerrado para «todos los vuelos militares, operativos y otros vuelos especiales», a menos que recibieran autorización previa, decía el mensaje. Air France se limitó a decir a la agencia de noticias AFP que «no sobrevolaba el espacio aéreo de Níger».
Fuentes, Sputnik Mundo y BBC.
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