Por Pablo Ruiz E.
A finales del 2013 muchos vimos las noticias sin entender en profundidad lo que estaba sucediendo en Ucrania, ni las repercusiones que tendría para su población, en los días y años venideros, cuando la televisión mostró al pasar las protestas que se desarrollaban contra el gobierno del presidente Víctor Yanukovich.
En enero y febrero de 2014 siguieron las movilizaciones, en la ciudad de Kiev, en Ucrania, las que eran encabezadas por un sector nacionalista que demandaba que su país debía unirse a la Unión Europea y romper sus lazos históricos con la Federación de Rusia. Otro sector de ciudadanos defendía al gobierno de Yanukovich que entonces mantenía buenas relaciones con el país vecino.
En Chile, el 22 de febrero de 2014, el portal EMOL tituló que el “Presidente de Ucrania “no acepta” la decisión del Parlamento de destituirlo de su cargo”.
“Los acontecimientos que vio nuestro país y todo el mundo son un ejemplo de golpe de Estado. Intentan amedrentarme para que presente voluntariamente mi dimisión. Pero no tengo intención de dimitir”, aseguró Yanukovich.
El 22 de febrero de 2014, sin embargo, el presidente Víctor Yanukovich fue depuesto por el Parlamento ucraniano y se instaló un Gobierno provisional.
En TeleSur un artículo de la periodista argentina Telma Luzzani, fechado el 10 de marzo de 2014, bajo el título “Golpe blando en Ucrania”, indicaba sobre el golpe en Kiev que “todo el proceso duró apenas tres meses. En ese tiempo, las manifestaciones de clases medias y universitarios que empezaron a protestar el 20 de noviembre (2013) porque el presidente Víctor Yanukovich no firmaba un Acuerdo de Asociación de Libre Comercio con Europa se convirtieron en pelotones de vándalos: ocuparon ministerios y edificios públicos; incendiaron sedes del partido gobernante, fábricas y sindicatos (en algunos casos con gente adentro), e incluso, el 20 de febrero, hubo un grupo que rodeó la residencia de Yanukovich y quiso lincharlo junto a su familia”.
La periodista argentina continuó señalando que “Estados Unidos –como en Libia, Siria, Venezuela– fue clave en la escalada de las protestas que pasaron del caos al golpe de Estado. La conversación que mantuvo la funcionaria del Departamento de Estado, Victoria Nuland, con el embajador norteamericano en Kiev, en diciembre de 2013, no deja dudas. Nuland coordinó las actividades de los grupos radicalizados, intervino en la formación del gobierno interino opositor y remató la charla con un sincero: “¡Y que Europa se joda!”.
El mismo mes, diciembre de 2013, una nota firmada por la Agencia EFE, indicaba que “La secretaria adjunta para Asuntos Europeos y Eurasiáticos del Departamento de Estado de EEUU, Victoria Nuland, repartió pasteles a la policía y manifestantes en las calles de Kiev durante las protestas de la oposición ucraniana”.
La Marea de España, en un artículo del 21 marzo de 2014 y titulado “Ucrania: el secuestro de una soberanía”, dice que “los ucranianos se sienten atrapados en un juego geopolítico entre la Unión Europea, los Estados Unidos y Rusia” y que “para muchos analistas, ya no cabe duda de que los acontecimientos que la mayor parte de los medios de comunicación internacionales ha presentado como una revuelta popular espontánea es en realidad una especie de golpe de Estado programado desde hace tiempo”.
Con el subtítulo “Estrategia Soft Power” agregan que, “de hecho, la portavoz del Departamento de Estado de EEUU, Victoria Nuland, no ha ocultado que durante los últimos 20 años, Washington ha invertido más de 5.000 millones de dólares en Ucrania para su “democratización”.
Abel Riu, en el artículo citado, comenta que “La Unión Europea no ha vacilado en aliarse con una extrema derecha que ha expresado claramente en sede parlamentaria su odio antisemita, en apoyar a oligarcas corruptos y en abuchear de un día al otro a un futuro socio [Yanukovich] por su negativa a aceptar las condiciones del acuerdo de asociación [con la Unión Europea]. La crisis en Ucrania ha destapado más que nunca el doble juego de la política exterior de la UE y de EEUU; todo vale con tal de conseguir los objetivos geopolíticos de arrancar Ucrania de la esfera de influencia rusa”.
No era la primera vez que detrás de los acontecimientos en Ucrania estaba involucrado EEUU. El 2004 ya se había dado una “revolución naranja” la que consistió en una serie de protestas y acontecimientos políticos que tuvieron lugar en Ucrania, desde finales de noviembre de 2004, y que concluyeron con la investidura del candidato que apoyaba EEUU, Víctor Yúschenko, como presidente de Ucrania el 23 enero de 2005.
En un artículo de 2005 de Jean-Marie Chauvier, “Las múltiples piezas del tablero ucraniano”, publicado por Le Monde Diplomatique, el periodista escribió que “La revolución naranja venía preparándose de tiempo atrás” señalando que ya antes, inclusive, “la Administración de Bush habría gastado 65 millones de dólares en favor de Víctor Yúshenko. El puntapié inicial de la revolución fue dado el 17 de febrero de 2002 en Kiev. La prestigiosa fundación de Soros prestó su marco a la ex secretaria de Estado [de Estados Unidos] Madeleine Albright, que invitó a los representantes de las 280 ONG de Ucrania a cuestionar el poder establecido y vigilar el desarrollo de las elecciones parlamentarias de marzo. La tecnología de la revolución de la rosa pasó la prueba en Georgia”.
La persecución, los nazis y la rusofobia 2014 – 2022
En 2014 la salida de Víctor Yanukovich producida como consecuencia de las protestas y del golpe de Estado no terminó con la violencia en Ucrania. Las nuevas autoridades desataron, bajo el pretexto de la lucha antiterrorista, la represión contra la población de lengua rusa que vivía fundamentalmente en el este del país.
En abril de 2014, el portal de Radio Universidad de Chile publicó un artículo revelador, de Pablo Jofré Leal, con el título “El objetivo en Ucrania: Cercar a Rusia”.
En su epígrafe dice que “la situación en las regiones del sudeste ucraniano, principalmente en Donetsk y Járkov muestra que EEUU avala las incursiones militares del gobierno golpista de Kiev y busca, al mismo tiempo, el apoyo europeo para consensuar una política de cerco contra el gobierno de Vladimir Putin”.
Señala que Joe Biden, vicepresidente de EEUU, viajó entonces a Ucrania “ofreciendo 50 millones de dólares en ayuda económica, ocho millones para ayudar a rearmar el ejército ucraniano y permitir que con su voto el FMI otorgue el sostén económico para evitar el default de la economía ucraniana”.
“Por su parte -sigue el artículo- el embajador ruso en la ONU, Vitali Churkin, señaló en entrevista televisiva que “han sido los estadounidenses los que han promovido el escenario más radical en Ucrania, ya que no querían ningún compromiso entre Víctor Yanukóvich y la oposición. Y a diferencia de lo que piensa la Sra. Nuland, el derrocamiento de un régimen legítimo tiene poco que ver con el triunfo de la democracia”.
Meses después, en septiembre de 2014, la agencia Reuters publicó una noticia esperanzadora: “Ucrania y rebeldes prorrusos acuerdan cese al fuego” y señaló que es “el primer paso para poner fin a un conflicto en el este ucraniano que provocó la peor disputa entre Moscú y Occidente desde el fin de la Guerra Fría”.
Estos serían los famosos Acuerdos de Minsk, firmados por representantes de Ucrania, la Federación de Rusia y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) pero que lamentablemente no se cumplieron. El gobierno ucraniano continuó intentando tomar por la fuerza las zonas rebeldes, Donetsk y Lugansk, a las que se les había prometido y concedido un estatuto especial de autonomía.
Al año siguiente, el 12 de mayo del lejano 2015, la Embajada de la Federación de Rusia en Chile envió por correo a la Comisión Ética Contra la Tortura el informe del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia “Neo-Nazismo – el desafío peligroso a los derechos humanos, a la democracia y a la primacía del derecho”.
El documento hace un recorrido de lo que significó el nazismo para todo el mundo, la presencia de grupos neonazis en diferentes países, y las medidas que han tomado algunos Estados.
El informe, señala que “pretende llamar la atención de la comunidad internacional sobre la tendencia a la neo-nazificación y al olvido de las terribles lecciones de la Segunda Guerra Mundial que está cobrando impulso en varios países del mundo”.
Indica que “El modelo neonazi representa una amenaza incluso hoy en día: genera un odio y una xenofobia sin precedentes, feos eslóganes misántropos y, lo peor de todo, conduce al asesinato de personas”.
Señala, con respecto a lo que tratamos en este artículo, que “el auge del neonazismo y el nacionalismo radical en Ucrania ha alcanzado, recientemente, en particular tras el golpe de Estado inconstitucional, de febrero de 2014, un nivel sin precedentes. En el país se ha registrado toda la gama de manifestaciones y signos del neonazismo, incluida la rehabilitación y glorificación constante, a nivel estatal, de los cómplices nazis de la Segunda Guerra Mundial, la política de falsificación de su historia, la rápida legitimación de los nacionalistas radicales y su entrada en las estructuras de poder del Estado, las purgas y las operaciones militares punitivas contra las personas etiquetadas de llevar a cabo “actividades anti-ucranianas”.
En un artículo publicado este 2023 en Infogate, Sergei N. Koshkin, embajador de Rusia en Chile, escribió que “El nazismo se glorifica en Ucrania a nivel de Estado” y entregó un par de ejemplos. “En 2015 fueron nombrados «luchadores por la independencia de Ucrania en el siglo XX» los combatientes de las unidades militares pronazi de la Segunda Guerra Mundial – la Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN) y el Ejército Insurgente Ucraniano (UPA), así como sus líderes Stepán Bandera y Román Shujévich. El último sirvió en los destacamentos armados del Tercer Reich”.
He citado una serie de hechos y acciones, y finalmente este informe del gobierno ruso, para intentar entender y explicar qué pasó en Ucrania, por qué tanta violencia y represión, de 2013 a febrero de 2022, y que ha cobrado, tan sólo en ese periodo, 14 mil vidas.
Cuando los medios de comunicación hegemónicos intentan convencernos de que todo estaba bien entre Ucrania y Rusia, antes del 24 de febrero de 2022, y dicen que luego Rusia “inició una guerra de agresión no provocada contra su pacífica vecina Ucrania”, simplemente mienten.
Detrás de esta guerra, como hemos visto, están los EEUU y la Unión Europea, está la OTAN, están también las contradicciones de un país que tiene apenas 30 años de independencia (de 1991 al 2022), y que tiene en su seno un importante porcentaje de ciudadanos que se sienten culturalmente parte de Rusia, por sangre, por parentesco, por una historia larga, y que en vez de haber sido acogidos por el Estado ucraniano, fueron perseguidos, asesinados, prohibido su lenguaje, cuando el Estado tomó características nacionalistas y no cumplió los Acuerdos de Minsk que hubieran ayudado a solucionar los conflictos internos que hay en Ucrania.
También hay otros factores: la expansión de la OTAN hacia las fronteras de Rusia; la posibilidad de que Ucrania dispusiera de armamento nuclear; las propuestas de “garantías de seguridad”, que Rusia envió a EEUU y la OTAN, en diciembre de 2021, y que fueron ignoradas; entre otros.
Quienes estamos fuera de este conflicto, necesitamos entender todas las razones y contradicciones que generaron esta guerra y, por sobre todo, debemos abogar para que todas las partes involucradas negocien, haya un alto al fuego, y llegue la paz.
Ucrania: La persecución de las minorías
El golpe de Estado de 2014, promovido por los EEUU, dejó dividida a Ucrania. La respuesta del nuevo gobierno ucraniano fue la persecución, bajo el argumento “antiterrorista”, contra la población del Donbás la que se rebeló y no reconoció a las nuevas autoridades. Los Acuerdos de Minsk fueron un intento de contener dicho enfrentamiento, pero las autoridades ucranianas siguieron el asedio a los rebeldes. A los años siguientes, vino la prohibición del uso del lenguaje ruso.
En el Encuentro de Mujeres contra la OTAN, la profesora Nadia Yefymyshch, nacida en la URSS, y quien fue, desde el año 2018 al 2021, vicepresidente del Consejo de Minorías Nacionales de Ucrania, relató la situación de las minorías rusas.
En su intervención dijo que, en Ucrania, “en 2018, hubo una escandalosa ley sobre educación. En ese proceso las minorías no fueron incluidas y tampoco fueron consultadas para hacer esta nueva ley de educación. En esta ley se instruyó que desde la educación infantil, desde las guarderías, hasta las universidades, sólo se podría enseñar en ucraniano y no en otra lengua de las minorías”.
La referida Ley dejaría de lado la posibilidad de usar la lengua rusa, pero después “también incluyó a la lengua polaca y a la lengua rumana y, entonces, todo el país se vería obligado a hablar sólo en ucraniano en escuelas, en las oficinas, en el trabajo, en las instituciones”.
“Nosotros, que representamos a las minorías, pedimos ayuda a la Comunidad Europea sobre nuestra situación, que estaba siendo perseguida, dañada, y la respuesta de Europa fue: “sí, se acabó con eso”. Ellos hablaron con el gobierno, pero no pasó nada en la práctica en Ucrania, salvo que los activistas no podían hablar en público y tendrían que quedar en silencio si querían seguir bien”.
Nadia Yefymyshch indica que “una de las causas” del conflicto es la persecución a las minorías rusas. Lamenta que se haya iniciado el conflicto militar y cree que todos deben trabajar e impulsar un proceso de paz que ayude a terminar con la guerra y buscar soluciones pacíficas.
Finalmente, podemos agregar que la política orientada a restringir los derechos de la población rusoparlante en Ucrania, a la enseñanza en la lengua materna y de la ucranización forzada, ha sido una de las causas claves del conflicto interno ucraniano, que ya acarreó miles de víctimas (entre 2013-2021), que ha dividido el país, y que impiden una solución pacífica del conflicto.
Cronología: Algunos hechos relevantes del Conflicto Rusia-Ucrania (2013-2022)
21 de noviembre de 2013: Se inician protestas en la ciudad de Kiev en respuesta a la decisión del Gobierno del presidente Víctor Yanukóvich de suspender la llamada integración europea de Ucrania. Esta medida fue tomada “para fortalecer las relaciones con Rusia y los países de la Comunidad de Estados Independientes (CEI)”.
1 de diciembre de 2013: En Kiev, las protestas tienen lugar en la Plaza de la Independencia, que da nombre al movimiento, ‘Maïdan’ que significa plaza. Los opositores son proeuropeos.
2 de diciembre de 2013: Los manifestantes levantan barricadas y un campamento de tiendas de campaña en la Plaza de la Independencia. Unos días después, las protestas se ampliaron: aparecieron piquetes en varias calles de Kiev y los manifestantes tomaron edificios administrativos. Un monumento a Lenin fue demolido en la plaza de Besarabia.
11 de diciembre de 2013: Acompañada por el embajador de EEUU en Ucrania, Geoffrey Pyatt, la secretaria de Estado adjunta Victoria Nuland llegó a la plaza de la Independencia, en el centro de Kiev, también conocida como Maidán, con una bolsa de galletas y pan y fue recibida por los partidarios de la integración europea con aplausos y gritos ‘God bless you’ (‘que Dios la bendiga’).
7 de febrero 2014: Se filtra un audio donde aparece la secretaria de Estado, Victoria Nuland, conversando con el embajador de Estados Unidos en Ucrania, Geoffrey Pyatte, evaluando la composición del próximo Gobierno de Ucrania.
22 de febrero de 2014: El presidente Víctor Yanukóvich fue depuesto por el Parlamento y abandonó Kiev dando paso a un Gobierno provisional. Vladimir Putin denuncia que hubo un golpe de Estado en Ucrania.
16 de marzo de 2014: Se realiza un referéndum en Crimea donde el 96,77% de los votantes se han pronunciado, con todas las papeletas escrutadas, por la incorporación de este territorio a Rusia, según informó la Comisión Electoral. Recordemos que, en febrero de 1954, Kruschev, presidente de la U.R.S.S., había cedido Crimea a los ucranianos.
6 de abril de 2014: El gobierno interino de Ucrania inició un operativo armado “antiterrorista” contra los grupos separatistas rusófonos del este de Ucrania tras la anexión de Crimea.
26 de abril 2014: Ucrania cerró las esclusas del Canal de Crimea del Norte, deteniendo el suministro de agua del río Dniéper a la península.
2 de mayo de 2014: Se enfrentan partidarios y opositores del Euromaidán en el centro de la ciudad de Odesa. Durante los enfrentamientos, los nacionalistas ucranianos empujaron a los activistas anti-Maidán hacia la Casa de los Sindicatos; el edificio fue incendiado por los ultranacionalistas. Según las cifras oficiales, ese día murieron 48 personas, la mayoría de ellas fueron quemadas vivas, mientras que quienes pudieron escapar fueron asesinados por los nacionalistas.
11 de mayo de 2014: Un 89,7% de los electores que han votado en el referéndum de la región de Donetsk se ha pronunciado a favor de la independencia de Ucrania.
25 de mayo de 2014: Se hacen elecciones y Petro Poroshenko es elegido presidente de Ucrania, en primera vuelta, con el 56% de los votos. Rusos y occidentales reconocen los resultados. Se anuncia que se está trabajando en un plan de paz y declaración de un alto al fuego en las zonas de combate.
6 de junio de 2014: François Hollande, Angela Merkel, Vladimir Putin y Petro Poroshenko se reúnen en Normandía, Francia, con motivo del septuagésimo aniversario del desembarco aliado. Se trata del primer encuentro entre el presidente ruso y su homólogo ucraniano desde que estalló el conflicto en el este de Ucrania. Es el inicio del ‘formato Normandía’, una serie de reuniones cuatripartitas en las que participan Francia, Alemania, Rusia y Ucrania.
5 de septiembre de 2014: En reuniones celebradas en Minsk, Bielorrusia, el Grupo de Contacto Trilateral, integrado por representantes de Ucrania, la Federación de Rusia y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), firmaron el Protocolo o Acuerdo de Minsk, donde, entre otros puntos, se comprometen a lograr un alto al fuego y la promulgación de una Ley en Ucrania que de la posibilidad de un gobierno autónomo local en las zonas de las provincias de Donetsk y Lugansk.
12 de febrero de 2015: Se establece en Minsk un nuevo acuerdo de alto el fuego, el retiro de todo el armamento pesado de ambos bandos, una hoja de ruta para llevar a cabo elecciones locales, la amnistía de los dirigentes involucrados en el conflicto y una reforma constitucional en Ucrania con la adopción de una nueva Carta Magna para fines de 2015.
10 de diciembre de 2019: Euronews titula: “Acuerdo entre Putin y Zelenski para retomar el proceso de paz en el este de Ucrania”. El acuerdo incluye el compromiso de trabajar para que un alto el fuego «total» sea efectivo en el Donbás antes de finales de este año y llevar a cabo un intercambio completo de sus respectivos prisioneros. El medio señala que “Desde que estalló en 2014, la guerra en el este de Ucrania ha dejado 13.000 muertos, una guerra que enfrenta al Ejército ucraniano con los separatistas prorrusos de las provincias de Donetsk y Lugansk”.
2 de abril de 2021: Aumenta la tensión en la frontera de Ucrania por la presencia de tropas rusas. El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, acusó a Moscú por estar reclutando tropas rusas en la frontera este del país. Rusia denuncia a Ucrania por haber lanzado una guerra contra la población que habla en ruso, mayoritaria en la zona conocida como Donbás, mientras que Kiev sostiene que Moscú ocupa militarmente ese territorio, en el que se han autoproclamado dos «repúblicas populares», la de Donetsk y la de Lugansk, que piden la independencia de Ucrania.
16 de noviembre de 2021: Ucrania ha llevado hasta Bruselas, su inquietud por el incremento de tropas rusas en la frontera. Al mismo tiempo, Polonia ha llevado 15.000 soldados hasta la frontera bielorrusa. Pero lo que más preocupa son los movimientos de tropas rusas en la frontera con Ucrania. Estados Unidos ha alertado a sus aliados europeos sobre el incremento de su presencia militar.
1 de diciembre de 2021: El presidente de Rusia, Vladímir Putin, propuso negociaciones con EEUU y la OTAN tras el objetivo de que la Alianza no se amplíe hacia el este. El presidente de Rusia aseguró que la presencia de tropas de la OTAN cerca de las fronteras rusas representa una amenaza para su seguridad. El objetivo de Rusia es lograr “garantías jurídicas” de que la Alianza Atlántica no va a crecer cerca de las fronteras de Rusia, porque “Occidente no cumple sus compromisos”, dijo Putin.
17 diciembre de 2021: La subsecretaria de Estado para Asuntos Europeos y Euroasiáticos de EEUU, Karen Donfried, recibió dos “proyectos de tratados” del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso en sendos documentos: un borrador de “Tratado entre los EEUU y la Federación de Rusia sobre garantías de seguridad” y otro de “Acuerdo sobre medidas para garantizar la seguridad de la Federación de Rusia y los Estados miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte”.
26 de enero de 2022: El diario El Mundo de España titula “EEUU rechaza las exigencias rusas en Ucrania y la OTAN se prepara «para lo peor»».
21 de febrero de 2022: El Presidente de la Federación de Rusia firmó un decreto en el que se reconoce la «independencia y soberanía» de las zonas de las provincias ucranianas de Donetsk y Luhansk.
24 de febrero de 2022: El presidente de la Federación de Rusia anunció una operación militar en Ucrania, y las fuerzas armadas rusas iniciaron un ataque contra Ucrania. La OTAN y Estados Unidos rechazan esta decisión y comprometen enviar armas y apoyar a Ucrania.
29 de marzo de 2022: Se realiza la primera jornada de negociaciones de paz entre la delegación rusa y la ucraniana en la ciudad de Estambul, en Turquía.
3 de junio de 2022: Turquía y la ONU logran negociar un acuerdo con Rusia y Ucrania para desbloquear las exportaciones de grano de Ucrania.
28 junio de 2022: El Parlamento de Ucrania prohíbe la literatura y música de Rusia.
4 de octubre de 2022: El presidente Volodímir Zelenski firma un decreto en el que declara la imposibilidad de negociar con Vladímir Putin presidente de Rusia.
11 de noviembre de 2022: Los diputados de la Asamblea Legislativa de Kiev decidieron excluir por completo el idioma ruso de los programas docentes de las instituciones capitalinas de educación preescolar y media general, medida que calificaron como «cuestión de seguridad nacional». Según un estudio del Centro ucranio Razumkov, el ucraniano es el idioma preferido por el 53% de la población, mientras que el 44,5% restante prefiere comunicarse en ruso.
13 de diciembre de 2022: El medio chileno Interferencia titula que “Merkel reconoce que Acuerdos de Minsk sirvieron para que Ucrania ganará tiempo frente a Rusia”. “Y ese país usó ese tiempo para volverse más fuerte, como se puede ver hoy”, admitió la entonces canciller alemana.
Por Pablo Ruiz E.
Pablo Ruiz es periodista y pertenece al Observatorio para el Cierre de la Escuela de las Américas en Chile. Estos artículos sobre la guerra entre Rusia y Ucrania fueron publicados en la revista El Derecho de Vivir en Paz N° 20 la que puede encontrar en www.derechoalapaz.org