Por Pablo Ruiz*
Se han cumplido 10 años de la revelación que la ex presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y la ex la jefa del gobierno alemán, Ángela Merkel, estaban siendo espiadas por la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense (NSA, según la sigla en inglés).
Fue tanta la molestia entonces que la presidenta Rousseff, en la 68ª Asamblea General de la ONU, en 2013, denunció que “Brasil fue blanco de intrusión y espionaje, y se interceptaron indiscriminadamente datos personales de ciudadanos, empresas e instituciones de alto valor económico y estratégico. Semejante injerencia en los asuntos de otros países es una afrenta a las relaciones internacionales, sobre todo si son países amigos”.
En 2015, WikiLeaks reveló también que la NSA de Estados Unidos había espiado a los presidentes de Francia, Jacques Chirac, Nicolas Sarkozy y Francois Hollande, entre 2006 y 2012, según los datos de los documentos filtrados.
En 2021, se conoció que los servicios secretos de Dinamarca ayudaron a la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos a espiar a funcionarios europeos.
La última filtración conocida, en abril de este año, sugiere que también EEUU ha estado vigilando los acontecimientos y revueltas en Israel y que, aparentemente, ha tenido acceso a los movimientos del servicio de inteligencia exterior israelí, Mosad, al que en un documento clasificado como “top secret”, de acuerdo al diario El País, acusan “de alentar las protestas contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu”.
También, de acuerdo a The New York Times, los documentos del Pentágono filtrados “revelan a qué grado Estados Unidos ha penetrado en los servicios de seguridad e inteligencia rusos, lo que ha permitido que Washington pueda advertirle a Ucrania sobre los ataques planeados y conocer la fuerza de la maquinaria bélica de Moscú”.
Por lo mismo, no sorprendió que la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, señalara que el ataque de Ucrania contra la sede de la Flota del Mar Negro, en Sebastopol, el pasado día 22 de septiembre, se llevó a cabo “en estrecha coordinación con la inteligencia británica y estadounidense”.
En esto, cabe recordar también que el presidente Joe Biden, sobre el conflicto en Ucrania, tenía sobre la mesa de opciones, de acuerdo a NBC News, la posibilidad de realizar ciberataques masivos diseñados para alterar las capacidades de Rusia.
“Los guerreros cibernéticos militares y de inteligencia estadounidenses están proponiendo el uso de armas cibernéticas estadounidenses en una escala nunca antes contemplada”, contra Rusia, dijeron las fuentes a NBC News.
Es claro que amigos y enemigos, países y personas, son objeto de vigilancia por parte de las agencias de inteligencia estadounidense. En este contexto, donde la guerra híbrida está a la orden del día, ningún país o autoridad o persona, debería creer que sus comunicaciones son ajenas al espionaje y monitoreo de los Estados Unidos. El espionaje y el trabajo de la inteligencia estadounidense es vital para dañar abierta o encubiertamente a nuestras naciones cuando les sea necesario.
Estados Unidos, el país que más gasta en defensa, que tiene enormes recursos, que tiene la imprenta para hacer “dólares”, y el ejército de empleados, militares y civiles, más grande del mundo, el Departamento de Defensa y otros, está “preocupado” de cada uno de nuestros países. Es claro, no quieren que ningún país, amigo o enemigo, sea verdaderamente independiente: dependiente es mucho mejor.
El ciberespacio y las nuevas tecnologías de comunicación se han convertido hace rato, por un lado, en un mercado y, por otro, en un campo de batalla.
Las grandes corporaciones estadounidenses, al mismo tiempo que nos ofrecen lo que ellos saben lo que nos gusta, con publicidad, van diseminando información política, mentiras, y propaganda en contra de ideas, propuestas, gobiernos y países, que no están dominados por los Estados Unidos.
Más de alguna vez, seguramente, usted ha visto un video de su artista favorito en YouTube o se pasea por los Shorts o por Facebook, y tantos otros sitios, si bien, por un lado, aparece publicidad de lo que usted ha dicho o escrito que le gusta o necesita, por otro lado, también le aparecerá “inocentemente” noticias e información que buscan formatear y moldear sus opiniones en beneficio de los intereses y narrativas de las grandes corporaciones y de los Estados Unidos.
Ahí tenemos toda la lista enorme de mentiras sobre el conflicto en Irak, Siria, Libia, Palestina y, ahora, sobre el conflicto en Rusia y Ucrania. Malos y buenos, como siempre. El negocio, la avaricia, el complejo industrial militar de EEUU, detrás.
Es sorprendente, sin duda, los enormes avances de la tecnología. Televisores y móviles “inteligentes” capaces de ser activados a distancia y donde, día a día, van recopilando billones de datos o información de cada una y uno de nosotros. El gran hermano, que no quiere que nada cambie, USA todo para mantener el “statu quo”, poder y privilegios.
Por Pablo Ruiz
Periodista y parte del Observatorio para el Cierre de la Escuela de las Américas en Chile.