El uso de fósforo blanco por parte de Israel en sus recientes operaciones militares en Gaza y el Líbano pone a los civiles en riesgo de sufrir lesiones graves y de larga duración, afirmó la organización internacional Human Rights Watch (HRW) al publicar un documento de preguntas y respuestas sobre este tipo de bomba incendiaria.
Recordemos que HRW verificó varios videos tomados en el Líbano y Gaza, el 10 y 11 de octubre de 2023 respectivamente, que muestran múltiples ráfagas de fósforo blanco disparadas con artillería sobre el puerto de la ciudad de Gaza y dos localidades rurales a lo largo de la frontera entre Israel y el Líbano. Además, entrevistó a dos personas que describieron un ataque en Gaza.
En ese sentido, la organización recalcó que el fósforo blanco «tiene un importante efecto incendiario que puede quemar gravemente a personas y destruir estructuras, campos y otros objetos civiles».
Por ello, indicaron en su documento, el uso de este elemento en Gaza, una de las zonas más densamente pobladas del mundo, «magnifica el riesgo para los civiles y viola la prohibición del derecho internacional humanitario de poner a la población civil en riesgos innecesarios».
«Cada vez que se utiliza fósforo blanco en zonas civiles pobladas, se plantea un alto riesgo de quemaduras insoportables y sufrimiento de por vida. Cuando estalla en áreas urbanas, puede quemar casas y causar daños atroces a los civiles», afirmó Lama Fakih, director de Human Rights Watch para Oriente Medio y el Norte de África.
¿Cómo opera el fósforo blanco?
El fósforo blanco se enciende cuando se expone al oxígeno atmosférico y continúa ardiendo hasta que se le priva de oxígeno o se agota. Su reacción química puede generar un calor intenso, de alrededor de 815°C, además de luz y humo.
Al entrar en contacto con las personas, el fósforo blanco puede quemar el cuerpo térmica y químicamente hasta los huesos, ya que es muy soluble en grasas y, por lo tanto, en la carne humana.
Asimismo, los fragmentos de fósforo blanco pueden exacerbar las heridas incluso después del tratamiento y pueden ingresar al torrente sanguíneo y causar una insuficiencia orgánica múltiple.
También, las heridas ya vendadas pueden volver a encenderse cuando se retiran los vendajes y se vuelven a exponer al oxígeno. Incluso las quemaduras relativamente menores suelen ser mortales.
Para los sobrevivientes, las cicatrices extensas tensan el tejido muscular y crean discapacidades físicas. Además, el trauma del ataque, el doloroso tratamiento que sigue y las cicatrices que cambian la apariencia de la persona, provocan un enorme daño psicológico.
«El uso de fósforo blanco en zonas densamente pobladas de Gaza viola el requisito del derecho internacional humanitario de tomar todas las precauciones posibles para evitar lesiones y pérdidas de vidas civiles», afirmó Human Rights Watch.
Esta preocupación se amplifica dada la técnica, evidenciada en los videos, de los proyectiles de fósforo blanco que estallan en el aire: su explosión esparce 116 cuñas de fieltro ardientes impregnadas de la sustancia, sobre un área de entre 125 y 250 metros de diámetro, dependiendo de la altitud de la explosión, exponiendo así a más civiles y estructuras civiles a posibles daños que una explosión terrestre localizada.
Está prohibido, pero Israel igual lo usa
Finalmente, desde HRW recordaron que los ataques con armas incendiarias lanzadas desde el aire en zonas civiles están prohibidos en virtud del Protocolo III de la Convención sobre Armas Convencionales (CAC).
«Si bien el protocolo contiene restricciones más débiles para las armas incendiarias lanzadas desde tierra, todos los tipos de armas incendiarias producen lesiones horribles. El Protocolo III se aplica sólo a armas que están ‘diseñadas principalmente’ para provocar incendios o quemaduras y, por lo tanto, algunos países creen que excluye ciertas municiones multipropósito con efectos incendiarios, en particular aquellas que contienen fósforo blanco», plantearon desde la ONG.
En esa línea, aseguraron que Human Rights Watch «y muchos Estados llevan bastante tiempo pidiendo cerrar estas lagunas en el Protocolo III. Estos ataques deberían dar impulso a los llamados de al menos dos docenas de países para que la reunión de los Estados partes de la CAC reserve tiempo para discutir la idoneidad del Protocolo III».
La próxima reunión de esta Convención está prevista para noviembre de 2023 en la sede de las Naciones Unidas en Ginebra, Suiza.
Lee el documento completo de HRW (en inglés) AQUÍ
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