El 31 de octubre es la noche de Halloween, festividad en la víspera de la celebración cristiana occidental de Todos los Santos, que es conocida mundialmente pues se remonta a las antiguas civilizaciones, particularmente a Roma y el mundo Celta en el hemisferio norte.
Paulo Donoso, historiador de la Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), explica que en ambas culturas europeas las ceremonias simbólicas para entrar en contacto con el inframundo o el «mundo de los muertos» era parte de su cotidianidad.
«Los romanos daban un valor muy grande a sus antepasados, eran divinizados y se conectaban con ellos a través de una piedra que unía a los dos mundos durante un ritual donde generaban esta conexión, para que los espíritus salieran de noche y recorrieran las ciudades», plantea el académico.
En ese contexto es que los romanos los honorificaban vistiendo atuendos especiales: «Hace 2.500 años ellos rendían tributo usando trajes alusivos con máscaras distintivas y elementos propios. Aquella ceremonia se realizaba en un día particular que coincidía en estas fechas», agregó el historiador.
En paralelo, la comunidad Celta instauraba sus propios homenajes a seres admirados que, según la comunidad, se encontraban en otra dimensión.
Esto era invalidado por los grupos cristianos que se oponían a estas costumbres y así se dio espacio a la fiesta de Todos los Santos.
En tanto, la palabra Halloween procede de la expresión «All Hallow Eve» (víspera de Todos los Santos), la cual en Chile se celebra hace relativamente poco tiempo.
«La festividad tiene más de 2.500 años de antigüedad y llega al país recién en el Siglo 20, marcada por las costumbres estadounidenses en torno a un valor comercial que genera ingresos económicos en el mercado. Este concepto se empieza a conocer a mitad de los años 50 en contexto del ‘boom’ de las relaciones entre EEUU y Chile», finalizó el profesor Paulo Donoso.
Sigue leyendo: