El sábado 4 de noviembre en el local del Sindicato de Telefonistas en la ciudad de Puebla, centenares de militantes de Morena y simpatizantes de la 4T nos reunimos para expresar lo que es un sentir generalizado en todos los que estamos luchando por un cambio de régimen y revolución de las conciencias: que haya una agenda progresista tanto a nivel estatal como a nivel nacional y que sean personajes representativos de nuestro movimiento y no personajes oportunistas en busca de candidaturas quienes impulsen esas agendas. Reitero que este es un sentir generalizado como lo revelan las muestras de descontento en un evento de Morena y sus aliados en San Luis Potosí que estuvo a punto de terminar en enfrentamientos violentos. Como también lo revelan las muestras de repudio que entre las bases de Morena en la Ciudad de México ha tenido la posible candidatura de Omar García Harfuch a la jefatura de gobierno en dicha ciudad. A estas alturas casi es posible decir que, si el grupo hegemónico en Morena decide lanzar a García Harfuch en la capital del país, cometerá un error estratégico que podría redundar en ese lugar en un estancamiento electoral de la coalición Juntos Hacemos Historia.
Lo expresado desde el presídium del evento del sábado 4 de noviembre y desde las intervenciones realizadas por los asistentes al mismo manifiesta el cansancio e indignación de las bases de Morena y de los simpatizantes de la 4T de tener que estar apoyando candidaturas de personajes que no están identificados con los principios que han animado la larga lucha que culminó con el triunfo de 2018. Lo que observamos en 2018, lo volvimos a observar en 2021, lo estemos observando de manera todavía más acusada en el camino hacia las elecciones de 2024. No son pocos los políticos y políticas de PAN, PRI e inclusivo del casi muerto PRD que están migrando a nuestras filas.
En Morena debemos estar dispuestos a aceptar a todos los hombres y mujeres de buena fe que proviniendo de otros partidos se integran a nuestro movimiento y lo hacen con pleno convencimiento de que en nuestro país es necesario un cambio de régimen y de una revolución de las conciencias. Pero también tenemos que estar alertas con respecto al arribo a nuestro partido-movimiento de personajes que durante años y hasta hace muy poco tiempo, nos han denostado a nosotros, a la Cuarta Transformación y a nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador. Esos personajes arriban a nuestro movimiento con motivaciones oportunistas y con el propósito de montarse en las ascendientes preferencias electorales de Morena para obtener candidaturas y seguir reciclándose en la política.
Somos conscientes de que tenemos un gran desafío con respecto a las elecciones de 2024. Ese desafío es lograr la mayoría calificada. Esa mayoría calificada, ese lograr los dos tercios en las cámaras de senadores y diputados, es una tarea estratégica para nuestro movimiento. Solamente así podremos evadir el bloqueo al que someten a nuestro movimiento y a la Cuarta Transformación desde el Poder Judicial y las instituciones electorales. Solamente con un espíritu unitario, evitando desmembramientos y sectarismos podremos lograr la ambiciosa tarea de construir un segundo piso para la 4T. Se trata de acumular el suficiente poder político en las instituciones del Estado y con el apoyo desde la sociedad civil, para poder lograr la reforma judicial, la reforma energética, la reforma electoral y con ello poder lograr lo que hemos llamado el segundo piso de la Cuarta Transformación. Para ello debemos ser receptivos a las alianzas, pero al mismo tiempo estar conscientes de que la defensa real de nuestras causas depende en gran medida de quiénes representarán a nuestro movimiento.
Para poder hacer competitivos a los morenistas de primera hora, a ciudadanos y ciudadanas honestos que no provienen de la clase política, es necesaria la voluntad política de nuestras dirigencias. En lugar de eso lo que observamos es una política pragmática que tiende a privilegiar a integrantes de la clase política tradicional porque tienen recursos y son conocidos desde cuando eran priistas o panistas. Hace unos días la Convención Nacional Morenista emitió un comunicado sometiendo a crítica las convocatorias emitidas el 27 de octubre para el Proceso de Selección de Candidaturas de Morena para diputaciones federales y al Senado de la República. En efecto, en esas convocatorias se ignora el artículo 44 del Estatuto de Morena vigente que mandata la realización de Asambleas Distritales Electorales o Asambleas Estatales Electorales para decidir quiénes serán los y las aspirantes a participar en las encuestas de opinión o en su caso, quienes participarán en la insaculación o sorteo para ocupar diputaciones plurinominales. En lugar de este procedimiento democrático se está dejando estas decisiones de manera exclusiva a una Comisión Nacional de Elecciones integrada por cinco personas.
Sea quien sea el próximo gobernador o gobernadora de Puebla debería comprometerse con un programa realmente progresista. Alejandro Armenta, Ignacio Mier o Claudia Rivera, los más probables candidatos y candidata a la gubernatura en Puebla, tendrán que dar muestras inequívocas de que están comprometidos con hacer que en la entidad finalmente llegue la Cuarta Transformación. La señal más clara de que su compromiso con la 4T no es declarativo, será su posicionamiento con respecto a una nueva ley estatal del agua, que derogue lo aprobado el 12 de septiembre de 2013 y devuelva al Municipio sus responsabilidades y funciones con respecto a la gestión del vital líquido.
Muchas otras medidas componen la agenda política y social progresista para Puebla, pero la remunicipalización del agua es la postura insignia que nos dará la pauta de si tendremos un gobierno de la 4T o el reciclamiento prianista con otro nombre.
El 10 de noviembre sabremos quién será el candidato/a de la 4T a la gubernatura, aunque formalmente lleve otro nombre. Ese día quien sea el elegido/a tendrá la oportunidad de expresar explícitamente su postura con respecto a que hacer con el agua. Y podremos saber si finalmente observamos un cambio o tendremos más de lo mismo.
Foto: Archivo El Ciudadano México
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